POLITICA
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Sandra Mendoza: "No me gusta que me señalen como la ex"

La diputada tuvo hijas con el jefe de Gabinete Capitanich. Se define como una militante a quien le gusta meter “las patas en el barro”. Fotos.

Amy y la V. Sandra Mendoza se reconoce peronista y kirchnerista y lleva a Winehouse en el pecho.
| Cedoc Perfil

Confesó que le da “asco” el clientelismo, dice ser “un soldado de la Presidenta”, pero “no una obsecuente” y aseguró que no le gustaría “ser gobernada por un economista”, como su ex. Es chaqueña, deja claro que es “orgullosamente peronista”, se llama Sandra Marcela Mendoza (50), fue la esposa del actual jefe de Gabinete Jorge Capitanich (49), con quien mantiene la afinidad política que forjaron como pareja.

Ambos protagonizaron un polémico conflicto familiar que terminó en escándalo, divorcio, el distanciamiento con sus hijas y el alejamiento temporario de la actividad partidaria.

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“Volví a hacer política  junto a Néstor, a Cristina y con la ayuda de Alicia Kirchner” dijo Mendoza. Tiene ojos brillantes y una mirada profunda, de esas que inducen a pensar que se reserva algunas verdades, aunque ella insiste: “yo no le miento a nadie”. Se define como católica apostólica romana y como una militante a quien le gusta meter “las patas en el barro”.

“No me gusta que me señalen como la ex”, escribió en las redes sociales , en un mensaje dirigido a la prensa. Y agregó: “ni que fuera mi amo”, en referencia a Capitanich.

El diálogo con Sandra Mendoza se realizó después de la jura de su segundo mandato como diputada nacional, lo hizo “por los nietos, por las Abuelas de Plaza de Mayo, por las Madres, por los derechos de los humildes”.

Casi todo su bloque, Frente para la Victoria, se había retirado, quedaban sólo unos pocos que se saludaban con sus familiares y amigos, cuando ella apareció sola, caminando despacio por el extenso pasillo interno que va desde el recinto hasta la puerta de salida de la presidencia de la Cámara baja, en el primer piso.

—Usted tenía apenas 19 años cuando conoció  a Jorge Capitanich.
—El me conoció políticamente a mí. Tenemos recorrido un camino de militancia y nos une el compañerismo de toda la vida.
—La Presidenta lo eligió para ocupar un cargo relevante en el gobierno nacional. ¿Es el hombre indicado?
—No creo en el Mesías, sólo creo en Dios.
—¿La sorprendió la designación? 
—No. Lo supe antes. Me lo dijo Coqui.
—¿Qué opina sobre Capitanich como político y como persona?
—Nada, es una decisión de la Presidenta. Respeto las decisiones de mi líder y jefa política que es Cristina Fernández de Kirchner. Capitanich es una persona que trabaja mucho y sabe gestionar.

Los Mendoza “somos gente humilde” insiste en varios momentos del reportaje. No puede ocultar que se trata de un apellido que representa a una familia acostumbrada al poder y con una extensa trayectoria en el peronismo chaqueño. Sandra es hija de Guillermo Mendoza, un reconocido dirigente justicialista, quien, además, fue miembro del Supremo Tribunal de Justicia de esa provincia. Piedra fundamental para el futuro político de Jorge Capitanich.  

La diputada nacional, ahora reelecta, fue protagonista de una serie de escándalos en su provincia mientras convivía con Capitanich. La relación que comenzó en la adolescencia, terminó después de una serie de denuncias, acusaciones y sospechas.

Sandra Mendoza enfrentó a su marido –entonces gobernador del Chaco– y esto le costó el duro revés de no poder ver a sus hijas. La jueza de Menores y Familia Nº 6 de Resistencia, Laura Parmetler, le dio la tenencia provisoria de las adolescentes al entonces gobernador. Sandra Mendoza prefirió no entrar en detalles, eligió no hablar de ese momento, sólo rescata el valor de su madre Tita Fernández, que la acompaña y apoya, todos los días. 

Fue una etapa donde “no estaba bien, me habían diagnosticado cáncer de mama. Enfrenté un tratamiento con quimioterapia y rayos, que es lo más espantoso que he vivido. Hoy estoy bárbara. Salvo la diabetes. Soy insulinodependiente” cuenta. “No olvido todo lo que sufrí”. 

Vuelve a hablar de política y marca su territorio: “Estuve en las listas porque me puso la Presidenta, no me puso Capitanich”, aclara.

Representa en el parlamento nacional a uno de los distritos con mayor índice de pobreza y de indigencia del país. Defiende la gestión kirchnerista: “el 90 por ciento de las obras que se han realizado en mi provincia desde que asumió Néstor (Kirchner) salieron del presupuesto nacional. Tengo un gran afecto a la mirada de federalismo que impusieron Néstor y Cristina”.

Sandra Mendoza después de la sesión preparatoria en la Cámara de Diputados tiene una sonrisa joven, transmite una imagen que no es la de una “muñeca brava”. No quiere revelar quién le envió el ramo de flores que recibió en el recinto después de su jura, “un amigo” respondió a secas.
Ese día junto a la diputada de la Coalición Cívica Elisa Carrió, abrazadas en el centro del salón, miraron a la segunda bandeja. Mendoza levantó la mano y dibujó con sus dedos la señal de la “V”. 

-Se vio desde el palco de periodistas, cuando Carrió le dijo “es para Capitanich que lo mira por TV”…
—(Ríe) Fue una humorada de Lilita. Es una persona que me ayudó mucho en un momento muy difícil para mí. 
—Se siente la responsable de la carrera de Capitanich.
—No… no, tengo mucha humildad. De mis cosas privadas y de lo que yo pienso no hablo. Los Mendoza somos personas que ayudamos y enseñamos lo que podamos saber.
 —Eso quiere decir  que tiene discípulos muy buenos.
—Tuve maestros muy buenos. Deolindo Felipe Bittel, Ferdinando Pedrini, a mi padre, a mis profesores de medicina. Nunca el alumno supera al maestro. Lo que detesto de la vida es a  los caretones o caretonas, no los tolero. Ni a aquellos que con una pequeña cuota de poder se creen más de lo que son. El justicialismo es humildad