POLITICA

Sobreviviente de Once: "Sueño con el tren de la muerte todas las noches"

Estefanía Ferreyra tiene 29 años y volvió al lugar de la tragedia después de un año. Pidió justicia: "No podía venir pero hoy tenía que estar acá", relató a Perfil.com.

Estefanía Ferreyra, una de las sobrevivientes, junto a su mamá Nair, en el primer aniversario de la tragedia de Once.
| Perfil.com

Acompañada de su mamá Nair y con lágrimas en los ojos, Estefanía Ferreyra, una de las sobrevivientes del fatídico tren Sarmiento que dejó 51 muertos, regresó a la estación después de un año, al mismo lugar donde se encontró cara a cara con la muerte. Viajaba en el segundo vagón y todavía no recuerda cómo salió por sus propios medios.

"El único momento lúcido que  tuve fue cuando pensé 'estoy viva'. Apenas salí ya se hablaba de que había fallecido una mujer en el primer vagón. No me imaginé la magnitud de la situación en ese momento", cuenta Estefanía.

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La joven de 29 años, se dio cuenta de que algo andaba mal cuando el Sarmiento comenzó a ingresar en Once: "Iba a una velocidad mucho más rápida de lo normal. Pensé que quizás iba a entrar abajo, pero cuando no lo hizo, temí lo peor". Y agrega: "Apenas sentí el impacto atiné a abrazarme a un chico que estaba adelante mio. Después la gente empezó a gritar 'salgan, salgan'".

 

Desde aquel día, la vida de Estefanía no volvió a ser igual. "Fue un año realmente terrible porque no me pude reincorporar a ninguna de las actividades que hacía".  Todavía no pudo volver a trabajar y no se junta a tomar mates o salir con amigos. "A todos los lugares adonde voy, tengo que ir acompañada de mi mamá. No puedo estar sola". "Sueño con el tren todas las noches, lo llamo el tren de la muerte", añadió.

 

Cuando Perfil.com le preguntó si volvió a viajar en el Sarmiento, Estefanía asegura que sí, pero que lo hizo porque sintió la "necesidad" enfrentarse otra vez al tren. "Creí que lo iba a superar pero fue muy traumático, más cuando te das cuenta que no cambió nada", relató.

 

Durante 11 meses no pudo volver a la estación de Once para asistir a alguna manifestación, o para hablar con alguno de los sobrevivientes o familiares de la víctimas. Sin embargo, en enero de este año sintió la necesidad de acercarse: "Me encontré con uno de los familiares en el  hospital Rivadavia y me acompañó para que empiece a ir a los encuentros. Eso me dio la fuerza para estar hoy acá". "Lo único que me queda es pedir justicia por todas las víctimas y por todos los que vamos a llevar esta mochila para siempre", añadió.

 

(*) Especial para Perfil.com