POLITICA

Su padre reapareció con un controvertido texto sobre la sucesión

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Uno de los más importantes fundadores de la organización guerrillera Montoneros, Mario Firmenich, reapareció en la escena política argentina en octubre de este año, de cara a las elecciones, con un diagnóstico de la situación social, política y económica del país. Lo publicó en el sitio web “resumen latinoamericano”, y contiene cuarenta puntos.
Firmenich, quien fuera indultado por el gobierno de Carlos Menem, está viviendo en España. Bajo la consigna “peronista”, “Quien quiera oír que oiga”, el ex jefe guerrillero resumió que en Argentina se vive un ambiente social “de odio político”, hay “exclusión social crónica” y un “narcotráfico creciente por la marginalidad social y la corrupción institucional”. Para Firmenich, el enriquecimiento ilícito de los políticos no genera representatividad “de los partidos políticos”.
“Quien gane será un presidente de minoría parlamentaria con liderazgo partidario débil en un sistema político sin estructuras”, explicó el ex jefe montonero. Sobre la economía dijo que hay un déficit fiscal alto, subsidios sociales sin financiación, y una recaudación fiscal injusta e ineficiente. Agregó que las tarifas de los servicios públicos están bajísimas, los salarios reales cayendo por una inflación del 25%, y una moneda nacional sobrevaluada. Criticó al Gobierno por modificar estadísticas sobre pobreza y economía. “Ignorar o maquillar los datos de la realidad no resuelve problemas estructurales”, advirtió. También alertó sobre un posible ajuste del próximo gobierno: “Sin estrategia nacional de desarrollo a largo plazo la política económica será un ajuste ortodoxo”, precisó. Y añadió: “Ajuste significa: devaluación. Supresión de subsidios. Aumento de tarifas de servicios. Aumento de impuestos”. Firmenich también se preguntó: “¿Cuál es el futuro con un gobierno de minoría y liderazgo partidario débil, realizando un ajuste socioeconómico ortodoxo?”. Para el líder de Montoneros, “sin proyecto nacional hay proyectos sectarios. El sectarismo genera revanchismo”.