POLITICA
Esta semana Kirchner se encontr con Nalbandian

¿Te sacás una fotito conmigo?

Todos los presidentes sucumbieron a fotografiarse con deportistas triunfadores. Kichner no es la excepción. ¿Quién se beneficia con estos encuentros?

default
default | Cedoc
A Néstor Kirchner este año le jugó una mala pasada. En 2006, con varios mundiales por jugar, pudo haber llenado la Casa Rosada de deportistas, que se pasearían por Balcarce 50 con sus trofeos y medallas, triunfantes, en medio del exitismo popular. Pero no siempre los números cierran, hecho tan significativo para un presidente tan obsesionado con la economía.

La tentación de cada hombre del deporte argentino por visitar a los presidentes ha sido casi siempre irresistible. Quizá la época más dorada para esta costumbre, se haya centrado en las dos primeras presidencias de Juan Domingo Perón. Desde Juan Manuel Fangio hasta José María Gatica y Pascual Pérez (“... gran campeón del mundo, hoy mi patria toda tu hazaña festeja, corazón y nervio llenos de destreza dejaste sentada por guapo mi tierra...”, reza el tango) fueron varios los que visitaban seguido a Perón, que ponía como prioritaria la propaganda de los éxitos deportivos.

También están aquellos que han visitado despachos oficiales ante criminales dictadores: Diego Maradona y Guillermo Vilas deberían quemar la foto con Videla.

Menem no se privó de nada: jugó al fútbol, al golf, al básquet y hasta fue piloto de autos. Se fotografió con todos los deportistas importantes del país y del mundo y a alguno lo llevó de la mano a una gobernación. También salió al balcón a disfrutar un subcampeonato del mundo. Raúl Alfonsín cedió la Rosada para festejar el título en México 86, con el decoro de quedarse en un segundo plano.

Los deportistas son la gran tentación del poder. El poder es la gran tentación de muchos deportistas. Alguna vez, el basquetbolista José “Pepe” Sánchez demostró que se puede ser diferente: en 2002, después del Mundial de Indianápolis donde la Argentina logró el subcampeonato, se negó a ser recibido por Eduardo Duhalde: “No fue elegido por el pueblo”, argumentó su faltazo a la Casa de Gobierno.

Un compañero de Sánchez, Emanuel Ginóbili, estuvo varias veces reunido con Kirchner. El último año hubo regalo incluido: la camiseta de San Antonio Spurs con la que el bahiense ganó dos anillos de NBA. Ese día, esperaban afuera un numeroso grupo de niños que habían marchado hasta Plaza de Mayo para explicarle al Presidente que el hambre es un crimen. Pero se quedaron afuera.

Esta semana, David Nalbandian estuvo con Kirchner en la Casa de Gobierno. Más que para que la foto aparezca al otro día en los diarios, no existen motivos del encuentro. Se desconocía hasta ahora la pasión de Kirchner por el tenis.

No existen datos certeros hasta ahora de que algún reconocido deportista haya llegado hasta la Casa de Gobierno para pedir políticas tendientes a mejorar las condiciones de entrenamiento de los amateurs, quienes sólo tendrán protagonismo mediático en dos años cuando se disputen los Juegos Olímpicos. Como Germán Chiaraviglio, campeón mundial de salto con garrocha en Atenas, que tiene la posibilidad de entrenar en Italia. ¿Cuántos como él? Tampoco nadie utilizó alguna vez el privilegio de llegar nada menos que al Presidente de la Nación para reclamarle por mejoras sociales.

Siempre es la foto, nada más. Y mirando hacia otro lado.