Todo empezó con una foto en Libia

La detención de Rodolfo Almirón el 28 de diciembre en España, luego de una investigación de los periodistas del diario El Mundo Félix Martínez y Nando García, que dieron con él en Torrent, Valencia, nos llevó a investigar quiénes fueron los aliados del ex policía en la organización Triple A, creada por el ex ministro de Bienestar Social, José López Rega.

El ex comisario Juan Ramón Morales figura como uno de los principales jefes operativos de la Alianza Anticomunista en varias investigaciones, como La fuga del Brujo, de Juan Gasparini, y López Rega, de Marcelo Larraqui, y fue suegro de Almirón, antes de que éste contrajera matrimonio por segunda vez. Fue denunciado por ocho crímenes políticos en la misma causa que permitió la detención de Almirón, después de ser reabierta a fines de diciembre por el juez federal Norberto Oyarbide.

Sólo faltaba dar con su paradero. No había rastros de Morales desde 1978, cuando prestó declaración informativa ante la Justicia por su vínculo con la Triple A. Algunas fuentes periodísticas creían que había muerto en España. Otras jamás volvieron a escuchar sobre él. Todas las personas consultadas sabían quién era pero nadie recordaba su rostro, ni ex líderes montoneros, ni ex funcionarios del último gobierno de Perón, y sólo teníamos una fotografía de archivo. Esa imagen tomada en Libia, en diciembre de 1974, atentó contra el bajo perfil que Morales siempre cultivó. Fue cuando viajó como custodio de Lopecito a concretar negocios petroleros con Muhammar Kadafi.

Fuentes que prefieren no ser identificadas aportaron un número telefónico y una dirección: Carranza al 2300, pleno barrio de Palermo. Costaba creer que después de la detención de Almirón, Morales sería fácil de encontrar. Podría haber escapado, desaparecido. Un primer intento de guardia periodística fue en vano. Su supuesto departamento da a la calle. Pero ese viernes 29 de diciembre con 36º centígrados, no pudimos dar con él. Nadie con su descripción salió a la calle o se asomó al balcón.

Habíamos intentado entrevistarlo por teléfono. Morales confirmó su identidad pero no quiso recordar viejos tiempos. La última semana fue el segundo y último intento. Lo esperábamos a 50 metros de su casa junto al fotógrafo Sergio Piemonte cuando un anciano en piyamas salió a tomar aire fresco a su balcón. Morales sabía que le estaban tomando fotografías. Inmediatamente, se levantó de la silla y entró en su departamento.

El viernes nos comunicamos con Oyarbide para chequear que Morales era el hombre buscado por la Justicia. Esas mismas fuentes que dieron con su dirección, que previamente verificamos con bases de datos e informes crediticios, lo reconocieron en la foto. Fuentes periodísticas de España nos aseguraron que la esposa de Almirón había confirmado que Morales estaba en Buenos Aires. Y no sólo eso: “Morales lo llamó a Almirón para saludarlo en Navidad”, agregaron. El sábado por la noche, PERFIL notificó sobre el hallazgo de Morales al juez Oyarbide y a la Policía Federal, quienes informaron a Interpol para que Morales sea detenido.