El brazo ejecutor de los crímenes de Augusto Pinochet en la Argentina le abrió las puertas de su departamento a su asesino. Enrique Arancibia Clavel, ex espía de la dictadura chilena y pieza clave del Plan Cóndor en Buenos Aires, recibió 11 puñaladas de alguien a quien conocía.
Según fuentes policiales que investigan el caso, "el homicida era del entorno de la víctima" e ingresó sin esfuerzo a su departamento de Tribunales. Se llevó 30 mil pesos que Arancibia tenía bien escondidos. Aunque la Fiscalía aún "no descarta" un móvil político, todo apunta a un crimen pasional o a un ajuste de cuentas.