POLITICA
Botnia y sus consecuencias 2007-2011

Un problema que complica el horizonte y no se arregla con discursos

La pastera finlandesa calienta motores. Los Kirchner hablan poco del tema, pero saben que es una bomba que tarde o temprano los alcanzará con sus esquirlas. Néstor, porque no pudo frenarla, y Cristina (si gana) porque deberá lidiar con lo que pase.

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Cristina Fernández de Kirchner tiene dos razones poderosas para empezar a mirar el tema Botnia con mucha más atención de la que le dedicó en los últimos años: primero, la gente de la Mesopotamia también vota, y segundo, Botnia y sus consecuencias para el medio ambiente pueden ser una sombra cotidiana en su próximo mandato, si es que gana en octubre. Acordar con Uruguay para que la papelera siga adelante será tomado como una claudicación en Entre Ríos. Conseguir que los finlandeses den marcha atrás con su faraónico proyecto ya concluído (y listo para recaudar) no sólo es imposible, es ingenuo.

Ante esa realidad incontrastable que imponen tanto la campaña como la visión politica, Cristina se reunirá con un grupo de mujeres de las asambleas entrerrianas, convencida de que debe manejar con suma precisión un conflicto en el que no tiene a la mano soluciones.  La  premisa de los asambleístas es simple,  Botnia debe ser relocalizada. Para el gobierno uruguayo, atado al proyecto finlandés con compromisos imposibles de soslayar (y de costo ultramillonario si se desoyeran) no hay otro camino que persistir en "respetar la seguridad jurídica" y rogar que la pastera no haga un desastre ecológico. O a lo sumo, que tarde lo máximo posible en hacerlo.

Resulta, sin embargo, paradójico que las mujeres entrerrianas que vengan a la reunión en la Rosada, si es que finalmente el encuentro se realiza, confíen en poder aportar "pruebas palpables" sobre la espada de Damocles que significa Botnia para la zona,cuando esas cuestiones son conocidas hasta el cansancio por la administración de Néstor Kirchner. La única opción K en el asunto, entonces, es hoy escuchar y prometer. Desgraciadamente, el tema Botnia no se arregla con discursos.