POLITICA
Un escandalo sin fin

Vidal cree que fue espiada por ex jefes policiales que trabajaban para la AFI

La gobernadora asegura que detrás de la vigilancia sobre ella hay una banda de ex comisarios, liderada por el ex jefe de la Bonaerense, Salcedo, y reciclada como “servicios”.

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Protagonistas. Una enojada Vidal le planteó a Macri que fue vigilada clandestinamente por servicios de la AFI. Arribas y Majdalani lo desmienten. | CEDOC.

En otro impactante giro destapado por el expediente D’Alessio, que desmenuza el juez federal de Dolores Alejo Ramos Padilla, la gobernadora María Eugenia Vidal tiene la certeza de que fue víctima de espionaje ilegal, ejecutado por un grupo de ex altos jefes policiales bonaerenses que trabajaron (¿y trabajan?) orgánica e inorgánicamente para la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).

Es que entre el abundante material físico, digital y telefónico que Ramos Padilla le secuestró al falso abogado Marcelo D’Alessio –detenido y procesado por extorsión, con vínculos aceitados en sectores de la Justicia, la política y algún periodista– figura una carpeta con información sobre movimientos personales y supuestos vínculos de Vidal.

Ante Ramos Padilla, D’Alessio dijo que reportaba a dos ex jerarcas policiales exonerados de la Bonaerense, Ricardo Bogoliuk y Aníbal Degastaldi, que se desempeñaban para la AFI y también están detenidos. Según trascendió, D’Alessio intentó sacar chapa en el juzgado de Dolores exigiendo que se avisara de su situación nada menos que a Mauricio Macri y a los jefes de la AFI: el amigo presidencial Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, su segunda.

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El origen. La aparición de estos informes sobre la Gobernadora y los nexos de D’Alessio con estos expolicías coronaron las dudas que vieron la luz en La Plata hace poco más de un año.

Tras la recepción que su gestión recibió de las fuerzas de seguridad a poco de asumir (fuga del triple crimen incluida y el comienzo de controles y depuraciones policiales), Vidal y su ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, acordaron con la Casa Rosada la apertura de pequeñas y secretas bases de inteligencia distribuidas en zonas calientes del Conurbano. Esas bases, armadas por la AFI y con asistencia del Ministerio de Seguridad nacional, buscarían aportar datos para desbaratar bandas delictivas, en especial las dedicadas al narcotráfico.

Intrigas internas, descubrimiento de maniobras oscuras y la detección de operaciones de espionaje (contra el propio Ritondo y Elisa Carrió, solo por citar las que se conocieron, pero hubo otras que se mantienen en reserva por ahora) hicieron que Vidal reclamara a la Casa Rosada que se levantaran esas bases, lo que ocurrió entre fines de 2017 e inicios de 2018.

El comisario mayor retirado Bogoliuk se desempeñó orgánicamente en la AFI, tal como admitió el organismo. Lo que no había trascendido hasta ahora es que estuvo a cargo de una de esas bases que se cerraron: Ezeiza. Abarcaba las localidades de Ciudad Evita, Ezeiza, González Catán, Monte Grande, Llavallol, Tristán Suárez y Esteban Echeverría.

Bogoliuk posee además una agencia de seguridad privada. Y es muy muy amigo de Degastaldi, el otro detenido y ex hombre fuerte policial en San Isidro, último destino antes de ser eyectado por presunto enriquecimiento ilícito. Con ese prontuario solo pudo incorporarse a la AFI como personal transitorio, por lo que no hay rastros de él en legajo alguno.

La conexión Salcedo. Pero Bogoliuk y Degastaldi no andaban solitos en estas aventuras ventiladas por D’Alessio. Según pudo saber PERFIL, estos dos ex policías devenidos en agentes de inteligencia tenían un superior que los coordinaba: Daniel Salcedo, ex comisario general y ex jefe de la Policía Bonaerense, también sumado a la AFI de Arribas-Majdalani.

Lucen ciertas coincidencias llamativas en este grupo humano. Bogoliuk estuvo en seguridad de la UFI-AMIA y fue una de las últimas personas con las que habló Alberto Nisman antes de que su cuerpo apareciera sin vida. Su hoy jefe Salcedo fue perito de parte a pedido de Sandra Arroyo Salgado, la ex del fiscal. Obviamente, Salcedo avaló la hipótesis del asesinato.

La más reciente aparición pública de Salcedo también resulta curiosa. Se presentó además como perito de parte, pero esta vez a pedido de la familia de Natacha Jaitt, en la causa en la que se investiga su muerte. Casualmente, entre los archivos digitales que Ramos Padilla capturó de D’Alessio había un documento denominado “Operación Jaitt”. ¿Salcedo actuará en ese caso para descubrir o encubrir?

Hay más. En esta suerte de “banda de comisarios-espías” aparecen otros personajes: el comisario general Vicente Melito, el comisario mayor Gustavo Carreiras (de la ex base La Matanza), el inspector José Luis Fiorentino (ex base San Martín) y el comisario Pedro García (ex base Quilmes). Y cerramos por el momento la lista con la comisario general Regina Zonta, estrechamente vinculada con Salcedo y que estuvo a cargo de la ex base de inteligencia Morón de la AFI, justo el área de desarrollo familiar de la gobernadora bonaerense. Debe ser otro suceso fortuito.

Indignación y queja. Vidal ya le transmitió su enojo a Macri, durante la recorrida que a solas con Rodríguez Larreta hicieron días atrás en las obras del Paseo del Bajo. Dicen que el Presidente rumió otra vez contra los servicios, a los que irónica y despectivamente llama “Brigada Cola”, por una telecomedia en los 90. Habrá que ver si la difusión pública de este caso (aunque Vidal no es la única espiada por esta red) dispara algo más que palabras mordaces.

Como no podía ser de otra manera, tanto Arribas como Majdalani niegan que la AFI que conducen tenga relación con estos hechos y hasta se culpan mutuamente. Acaso el amigo del Presidente pueda explicarlo mejor cuando se presente en la comisión bicameral de seguimiento de los organismos de inteligencia, donde el jueves 21 expuso Ramos Padilla. Tampoco sería ajeno a algunas de estas actividades de la AFI el inefable presidente de Boca y operador macrista Daniel Angelici.

Pese a su reserva, Vidal dio una señal pública y al oficialismo del que es una protagonista clave. Al revés que Macri y su ministro de Justicia, Germán Garavano, que pidieron al Consejo de la Magistratura el apartamiento de Ramos Padilla, ella apoyó al procurador Julio Conte Grand para que suspenda de inmediato y le inicie jury de destitución al fiscal Juan Bidone, que intercambiaba datos sensibles con D’Alessio y, sospechan, también con “la banda de los comisarios-espías”.

Esta nueva derivación del expediente D’Alessio, que no será la última, desnuda otra vez la deuda pendiente que la democracia tiene sobre el manejo de los servicios de inteligencia. Cambiemos tampoco ha podido o querido encarar esa delicada tarea, y de hecho ha ampliado las partidas secretas y discrecionales de la AFI. Así estamos.

Salcedo, el apuntado desde La Plata. PERFIL intentó contactarse por mail y teléfono con el comisario general retirado Daniel Salcedo, ex jefe de la Policía Bonaerense, para tener su versión de los hechos que se describen en esta edición. No hubo respuestas. Fuentes de su entorno indicaron que está en Ushuaia y lucía muy tenso en los últimos tiempos.

Salcedo llegó a la cúspide policial provincial durante la gestión de Daniel Scioli y, vaya una curiosidad, con Carlos Stornelli como ministro de Seguridad, cargo que ejerció con licencia en sus funciones de fiscal federal. Scioli y Stornelli pasaron a retiro a Salcedo tras otra de las recurrentes olas de inseguridad bonaerense.

Según fuentes confiables, la actual conducción de la AFI lo “recicló” como coordinador de las bases de inteligencia en el Conurbano, desde donde se montó una red de espionaje clandestino.