PROTAGONISTAS
millones y bajo perfil

Adele: la antidiva que bate récords de venta mundial

La estrella que le teme a la fama regresa después de cuatro años de silencio con “25”, el exitoso disco que compuso después de ser mamá.

feliz. La cantante bajó más de 30 kg por una cuestión de salud.
| Gentileza Smartdrink
Como si no vendiera millones de copias en un momento en que nadie compra discos, como si no se la ubicase entre íconos históricos de la música como Aretha Franklin o Beyonce. “Siempre pienso que todo esto es parte de una cámara oculta y me van a mandar de vuelta a Tottenham”. Como si Adele no fuese Adele. Así se siente la gran última reina del pop, la antidiva que  dice “gracias, no quiero el trono”.  
No es que la cantante y compositora (que se encuentra en pleno regreso, con nuevo disco) no confíe en su talento. Simplemente, no se tienta con las dulces mieles del estrellato, esas mismas que terminaron por despedazar a grandes como Amy Winehouse. El trabajo es sólo un hobbie para Adele Adkins; su vida está en su marido, su hijo, sus amigos, en su madre.
Hobbie o no, la londinense vende cifras de otros tiempos: su segundo álbum, 21 (2011), fue el primero desde Thriller, de Michael Jackson, en liderar la lista de los más vendidos durante dos años seguidos; lleva vendidos más de 30 millones de copias a nivel global. Así, a los 22 años, ya tenía diez Grammy, un Globo de Oro, un Oscar y una fortuna de varios millones. Y después de comerse el mundo, en aquel momento hizo lo último que se esperaría de una estrella en ascenso: quedar embarazada.  
Más allá de todo, está claro que a esta artista le importan las ventas y el reconocimiento. Por decisión personal de ella, 25 no fue lanzado en Spotify o ninguna otra plataforma de música online. La estrategia funcionó a la perfección, ya que a una semana de su lanzamiento, bate récords de ventas en todo el mundo. Por eso, usa a su favor su marca registrada, el bajo perfil, y muestra al mundo ese personaje. No usa ella misma las redes sociales –su mánager se lo prohibió después de que tuiteara tras haberse tomado unas copas de más–, se las ingenia con excelencia para esconderse de los fotógrafos y brinda contadas entrevistas, como la que recientemente dio a Rolling Stone, que la tiene en la tapa, en un primer plano, despojada de su característico delineado negro, sus pestañas falsas y su alto peinado. “La gente cree que yo odio ser famosa, y no lo hago. Realmente estoy asustada. Creo que es realmente tóxico y pienso que es fácil ser arrastrada por la fama”, aseguró Adele, que el 5 de mayo del año que viene cumplirá 28 años.
A pesar del resguardo, desde que está promocionando su regreso se han ido revelando   fragmentos de su presente y su pasado, que acercan al público y a la prensa a resolver el enigma sobre quién es Adele.  Sabemos que es hija de una madre soltera, que su padre la abandonó cuando tenía 2 años y que estudió Artes en la Universidad. Por esa época, un amigo suyo subió un demo de tres canciones a MySpace, una página web para subir música independiente, donde la escuchó el sello XL Recordings y le ofreció un contrato para sacar 19, su álbum debut, donde comenzaba la tradición de llamar a sus discos con la edad que tenía al componerlos.
Sabemos también que Adele es fan de Lana del Rey, que se considera feminista, que es sensible y muy graciosa. También que su gran ídolo y figura paterna fue su abuelo, médico, gracias al cual la cantante quiso ser médica durante mucho tiempo, “para salvar corazones”. De quien casi no habla es de su pareja, Simon Konecki, con quien tuvo a Angelo, de 3 años, pero sí reconoció que no están casados ni sienten la necesidad de hacerlo