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del noa al congreso

Bettina Romero: el clon salteño de Juliana Awada que se lanzó a la política

Es hija del ex gobernador Juan Carlos Romero y reciente diputada electa en Salta por Cambiemos. Looks y gestos similares a los de la primera dama.

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Brava. Hija del ex gobernador asegura que ella tiene su propia impronta pese a que muchos la acusan de estar “acomodada”. | GRASSI

¿Sabés cocinar? Fue la pregunta. Entonces, en su mente pasaron dos pensamientos: “Si digo la verdad, pierdo votos. Pero la verdad es…”. Entonces de su boca salió un: “No, pero sé tejer a dos agujas”. La respuesta disparó risas, y la mostró tal cual es. Al día siguiente, Bettina Romero le mandó al periodista un frasco de vidrio vestido con lana hecho por ella misma. El gesto generó sorpresa en el canal local de Salta, al igual que su triunfo en las urnas como diputada por Cambiemos. A raíz del cual su imagen trascendió los cerros, y la comparación fue obvia. Tiene un aire a la primera dama, Juliana Awada. Aunque ella asegura, políticamente correcta, que exageran y que el punto común son “las ganas de tener sueños y proyectos, ser protagonistas cada una desde su lugar de mujer y la autenticidad”.

—¿Está claro que se parece a Awada, no?

—¡Nos lo dicen a las dos! Porque ella es amiga de mis primas, así que ella también lo escuchó. Pero la verdad es que cuando nos conocimos en persona en 2015 ¡las dos pensamos que no! Nos lo dicen porque somos flacas, altas y morochas. Pero exageran.  

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—¿Alguna vez la confundieron?

—Sí, caminando en campaña. Y yo me preocupé porque si yo soy candidata y me confunden ¡cómo gano las elecciones! Igual a mí Juliana me encanta como persona, tiene una gran calidad humana. Llegó a Cafayate siendo la novia de Macri, y volvió como primera dama, y no cambió nada. Me gusta cómo nos representa, me llena de orgullo.

—¿Cómo es entrar en política siendo mujer? Sobre todo en Salta, que es una provincia conservadora.

—Si bien es cierto que en Argentina se avanzó mucho, quizás en Salta sigue sorprendiendo que una mujer encabece la lista. Además, el mundo de la política no está acostumbrado a la mujer. Los periodistas, por ejemplo, me trataban distinto. Por eso también, desde nuestro espacio trabajamos mucho con nuestra agenda de mujeres. Aunque tengo que decir que a nivel social no lo noté tanto. De hecho, resulté la candidata más votada. Y mi competidora, que me siguió en votos, también es mujer.

—¿Qué le genera el machismo?

—No me frena, me motiva a seguir trabajando. Es muy gracioso, pero los hombres de mi espacio se la pasaban cuchicheando: “Bettina es brava”. Como algo negativo. Entonces, una amiga me regaló una remera con la inscripción “Brava” y les caí a un acto usándola. ¿Se entiende? No lo digan más atrás mío porque lo sé. Más allá del chiste, mi espacio acompaña a la mujer. Y Macri es de sumarnos.

—Es hija del ex gobernador Juan Carlos y nieta de otro, Roberto, ¿sintió prejuicios?

—Sí, por parte de aquellos que buscaron minimizarme. Pero la verdad es que sentí mucho cariño. La gente venía a verme con fotos de ellos. Y yo estoy haciendo mi propio camino al andar.

—¿Había chances de que se dedicara a otra cosa?

—De chiquita hacía ballet, pero para mis padres no tenía talento (entre risas). Creo que tenían razón. Lo mío iba por otro lado. Siempre supe que mi pasión pasaba por el servicio público.

—¿Cuál es el límite para la política?

—En época de campaña, ¡pocos! De hecho, en su momento hablé con mis hijitos. Alegra es la que más me reclama pero cuando me lo hace yo le digo que cuando ella sea doctora, que es lo que dice que hará, también va a salir a trabajar y sus hijos la van a entender. Es cierto que a una se le activa la culpa. Pero creo que tiene mucho valor que tu hija vea que te apasiona lo que hacés y que trabajás duro y fuerte para lograrlo y ahí está el ejemplo.

—¿Con su marido tiene algún pacto de no política?

—Ahora que llego más temprano, disfrutamos mucho de una buena cena. El cocina, obvio, y muy bien, yo hago las compras. El es enólogo, sabe mucho de vinos. Hasta tenemos una huerta en casa.

—¿Hay división de tareas?

—¡Sí! Somos una pareja normal. Nos repartimos las tareas hogareñas porque los dos trabajamos. Claro que también nos peleamos como cualquier pareja, pero hoy focalizamos en los puntos de unión. Yo soy brava, pero estamos en sintonía positiva.

—¿Se cuida?

—Me gusta mucho el trekking en circuitos salvajes desde donde ves la ciudad desde arriba, la naturaleza... Pero ya no tengo mucho tiempo, me van a eliminar del grupo de Whastapp.

—¿Hace dieta?

—¡No! Es genética. Y si dejo de comer, pierdo mi punto de conexión con mi marido.


El look Awada en el NOA

Las similitudes físicas y de look también acercan a Juliana Awada a la actriz y primera dama salteña, Isabel Macedo. A quien Romero dice conocer poco. “Compartí alguna que otra actividad institucional y nada más. A él se lo ve muy bien con ella. Siempre es más lindo compartir la vida con alguien. Si uno está feliz, se le nota. Los veo muy enamorados y me encantan las historias de amor”, dice. Respecto a su rol público en Salta, Romero aporta: “Bueno, ser la mujer de un gobernador no es un cargo público, la gente no te elige. Tiene que ver con el acompañamiento a nivel personal. Y para quien tiene gran nivel de responsabilidad ese punto es muy importante. Lo emocional equilibra y te da fuerzas”.