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la fuerza del cariño en medio de la crisis

Catherine Fulop y el reencuentro con una de sus seis hermanas después de siete años

La familia de la actriz es por demás numerosa y está diseminada entre Caracas, Miami y Buenos Aires. Y están en contacto diario debido a la situación social que vive Venezuela.

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Reencuentro. Catherine, su hermana Maribel y su sobrina Valerie se volvieron a ver en Argentina. | C.F.

En la semana Catherine Fulop subió un video a Instagram donde mostró la llegada de su hermana Maribel a Argentina. Ella vino de sorpresa para visitar a su hija Valerie, sobrina de la actriz, quien vive en el país hace cinco años. “Esto es lo que vivimos los venezolanos por estos tiempos. Despedidas y encuentros. Estos veinte años de régimen han logrado desmembrar a las familias de mi país a todo nivel”, escribió Fulop en sus redes sociales y PERFIL dialogó con ella sobre el reencuentro y cómo vive el resto de su familiares.

—¿Hace cuánto no veías a tu hermana?

—Fueron siete años. Cuando la vi el cuerpo me temblaba y no podía creer que haya pasado tanto tiempo. Por un lado feliz de poder tenerla cerca por un tiempo pero por otro sentir lo injusto que es.

—¿Cómo hizo ella para venir a la Argentina?

—Es complicado porque a ellos cada vez les es más difícil por la hiperinflación que se vive. El bolívar cada vez vale menos y para viajar se necesitan dólares. Ellos vienen con muy poco dinero pero su esposo la sorprendió comprándole un pasaje porque mi sobrina lleva casi cinco años en Argentina y nadie de la familia había podido venir a visitarla.

—¿Por qué vino tu sobrina?

—Después de una revuelta donde matan a muchos estudiantes ella decide irse. Su pasión es ser bailarina y quiso venir a estudiar y despejarse. Por suerte consiguió una escuela donde empezó como estudiante y ahora ya trabaja, da clases y está en la parte administrativa. Son como su familia y estoy muy agradecida con ellos y por todo lo que le pasó. Acá la gente ha sido muy buena con los venezolanos y eso no lo vamos a olvidar.

—¿Cómo empieza a separarse tu familia?

—Se desmiembra por culpa del régimen que está en Venezuela. Todo inicia con mi sobrino, que en ese momento era estudiante. En una de las primeras marchas que se realizan, él queda detenido y mi hermano comienza a ver el peligro. Ya se corría la voz de lo que se venía, sobre todo del adoctrinamiento y la falta de comida. Entonces mi hermano lo convence para irse. Después se va otra sobrina y una más que se llama Yeye y que vino para acá antes que Valerie. Fue de esa manera que todos empezaron a emigrar sintiendo que no tenían futuro.

—¿Y los que quedan en Venezuela?

—En realidad es sobre todo la gente joven la que decide irse y uno por consecuencia intenta convencer al resto. En mi caso mi mamá está allá y no quiere irse. Es muy difícil sacar a una persona mayor de su país. También tengo hermanos ahí y la verdad que se les hace muy difícil conseguir comida. Hay momentos en que no hay arroz y no lo consiguen durante meses. Y cuando se sabe que va a llegar, en los supermercados hay colas de cuatro o cinco horas para conseguir un kilo. Me contó mi hermana Maribel que por ejemplo la nafta es gratis. Van a la estación de servicio, llenan el tanque y el que atiende no les cobra. El Estado ya ni se fija en eso. Por otro lado, ella hace años que no se compra ropa porque el dinero que gana le alcanza solo para comprar la comida.

—¿Cómo se comunican?

—Mayormente por WhatsApp. En este momento Venezuela se encuentra pasando por un drama porque gran parte del país está sin luz así que solemos hablar por ese medio. Por suerte mi mamá aprendió a usarlo y es maravilloso porque hacemos videollamadas y eso te acerca un montón. A veces uno no se da cuenta de que llevamos tantos años sin vernos. Espero para mi familia que Venezuela salga de esto para tener la libertad que tanto deseamos. Espero poder viajar a visitar a mi mamá como corresponde y que ella no esté tan sola pensando en sus hijos y nietos. Eso le trae mucha tristeza a la gente grande que también sale a marchar por una Venezuela libre.

Catherine explicó que no suele dar notas para no exponerse y que utiliza sus redes sociales para mostrar su postura sobre lo que sucede en su país. Además de ella habló con PERFIL su sobrina Valerie, quien no sabía que su madre viajaba a verla. “Estoy muy feliz y el sentimiento es inexplicable. Cuando la vi sentí como si fuese un sueño”, cuenta sobre el momento.

—¿Cómo están pasando estos días?

—La verdad que con mucha felicidad porque ella no ha podido visitarme desde que vine acá así que me gusta que pueda ver todo lo que estoy logrando. Ella se va a quedar hasta principios de abril y todavía no tengo muchos planes pensados pero quiere hacer varias cosas. Ir a algún zoológico, caminar por la calle Florida e ir al Cementerio de la Recoleta. Seguro la llevo a los bosques de Palermo que es uno de mis lugares favoritos.

—¿Cuándo te fuiste de Venezuela?

—Hace cinco años. Tenía 20 y mi familia se lo tomó bien porque pensamos que serían unos años mientras terminaba mis estudios. En el medio las cosas cambiaron mucho pero a la distancia mi familia sigue siendo un pilar para mí. Están en Caracas, que es de donde somos, y trato de estar mucho en contacto con mis hermanas porque las extraño mucho. También a mis sobrinos que son los más pequeños de la familia y a veces les cuesta acordarse de quién soy. Eso me pega bastante y por eso trato de estar mucho en contacto.

—¿Y tus amigos?

—Tengo muy pocos que todavía están allí. La mayoría emigraron a España, Chile y Ecuador. Los que están allá se las ingenian para estar lo mejor posible. Se les complica un poco pero intentan estar bien dentro de tanto caos. Para el joven venezolano es muy fuerte emigrar. No es nada fácil empezar de cero en otro país. Estoy muy feliz en Argentina porque me pude desarrollar dentro de la danza. Es muy importante tener a mis tías y a mis primas. Para mí eso es un plus enorme porque siempre están apoyándome y acompañándome a las presentaciones. Tengo mucha suerte de tenerlos. También a la gente de la escuela de danza, que se ha convertido en mi familia adoptiva y donde paso casi todo el día. A ellos también les estoy muy agradecida.