PROTAGONISTAS
Debate por el aborto

Carla Peterson: "Cuando fui a Diputados, las mamás del colegio me felicitaron"

La actriz dice que ya se habló todo, y que no la perturba la agresión en las redes.

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Presente. Peterson dice que ya se discutió todo y que ahora es momento de que salga la ley. | Aballay

Todo esto me cambió la vida para mejor”, dice. El “todo esto” de Carla Peterson engloba un sinfín de experiencias vividas en los últimos meses, un camino que tomó –repetirá una y otra vez–, cuando otras ya se habían encargado de hacerlo; y una exposición que jamás imaginó. Como tampoco imaginó el apoyo conjunto del resto del colectivo de actrices que decidieron meterse a fondo en la misma causa: la ley de despenalización del aborto.

Faltan tres días para que se lleve a cabo la votación en el Senado, y Peterson hace un alto en las maratónicas grabaciones de 100 días para enamorarse para conversar con PERFIL. No le ha sido fácil esto de exponer sus ideas, sobre todo a la hora de recibir en las redes los mensajes del sector ultra de los autodenominados “pro vida”, que señalan como asesinos a quienes están a favor de la ley. Esta semana se vio envuelta en una polémica cuando, tras acumular varios mensajes con insultos, escribió en su cuenta de Twitter: “Si sos Pro Vida aborto clandestino, no me sigas en las redes. Evitame el trabajo de tener que bloquearte”.

Luego de grabar todo el día, Peterson tomó su teléfono y se topó con todos esos mensajes de la red donde hablaban de su intolerancia “¡¿Qué pasóóó?! ¿Intolerante? ¿Por qué se está hablando de estas pavadas y no de lo importante?”, dice, repitiendo sus propias palabras al momento de encontrarse con la noticia hecha polémica en los portales y redes. “Para mí, la gente que defiende el aborto clandestino y encima insulta... Qué querés que te diga, lo aclaré después”, explica la actriz.

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Del otro lado de la línea, con esa voz grave que la caracteriza, Peterson baja la velocidad de las palabras y vuelve a ese cambio para bien al que se refería en el comienzo de la charla: “Soy una agradecida de estar viendo este momento histórico y de que nosotros decidimos que sea histórico. Hacía mucho que no pasaba algo así, y digo que soy afortunada porque aposté a algo que pensé que iba a ser importante sin saber exactamente adónde me llevaba”.

—¿Y adónde ves que te llevó?

—A estar dentro de un movimiento que funcionó. Cada vez somos más. Yo no sabía de qué se trataba todo esto, sí sabía que era algo que tenía que cambiar. Tampoco sabía del trabajo preciso que estaban haciendo muchas mujeres desde hace años.

—¿Cansa un poco todo este proceso?

—Sí, estoy bastante cansada, requiere mucho esfuerzo. Necesitaría que terminemos esta discusión ya porque ya se ha dicho todo, ha quedado todo a la luz. Esto va a seguir y cada vez vamos a ser más. El año que viene, por darte solo un ejemplo, votan, creo, un 30% más de jóvenes, ¡y esos jóvenes ya piensan de otra forma!

—Respecto de los mensajes con insultos que compartiste en las redes, ¿te afectan?

—Son las redes, no me importan para nada. Lo que pasa es que vi tantos insultos que dije “No me sigan más”. Pero no perdamos más el tiempo en eso. Me parece bien que haya gente que tenga una postura distinta a la mía. Ahora, que la gente se esconda detrás de las redes y sea irrespetuosa me parece mal. No quiero poner que son millones los insultos porque no son millones, nosotros somos millones que salimos a las calles. Eso es lo que me pasa, tenemos que informarnos, como lo hicimos nosotras y transmitimos lo que aprendimos. Hay que sacar cuáles son las verdades y cuáles son las mentiras. Porque de golpe escuchás barbaridades, como lo del profiláctico...¡Perdemos el tiempo!, son cosas que no aportan.

—¿Qué dejó este debate?

—Algo muy interesante que dejó a la vista son nuestras falencias, lo peor nuestro. Y también poder escuchar los casos, que por suerte hay, de gente muy valiosa dando esta pelea. Yo llegué como al final, como te decía, cuando el camino ya lo habían armado. La ruta ya está armada, ahora es caminar y caminar y caminar... y hacer puentes y hablar con la gente, porque es muy importante lo que ya pasó. Porque está clarísima la importancia de la ley.

—¿Qué creés que va a pasar el miércoles?

—No lo sé. Las personas que van a decidir nuestras libertades y derechos espero que no especulen. Porque la mayoría de los senadores que están ahí tiene otras pretensiones, como los cargos políticos.

—¿Y qué papel juega la Iglesia en todo esto?

—Lo que pido es que acompañen, como pasa en otros países del mundo. Todas las religiones, todas las iglesias acompañan a las mujeres a transitar ese momento en vez de castigarlas. Eso es lo que estamos pidiendo al Estado, que nos acompañe, que nos dé un hospital, los profesionales y las medicinas. Y la educación. Encuadrarlo, eso es una ley.

—¿Y en la calle qué te dice la gente?

—Muy buena onda la gente, se te acerca con el pañuelo. Es muy fuerte cada vez que me pasa. Hay que contagiar cosas buenas, no malas. Como el contagio con el pañuelo, vamos a ser millones. La otra vez quedó demostrado, éramos millones... Yo no vi una ola celeste. No la vi.

—¿Y tu marido [Martín Lousteau] de qué forma te apoya en esta lucha?

—Está orgulloso de mí. Lo dice todo el tiempo. Pero esto es algo que él piensa desde hace muchos años. Un día le comenté que había tomado la decisión de apoyar esta causa y me ayudó explicándome cómo es este proceso de las leyes. Los vi trabajar a él y a muchos diputados de otros partidos. Creo que es lo mejor que nos está dejando esto.

—Un poco tal vez lo que te pasa a vos con Nancy Dupláa, que son amigas y están unidas en la causa aun sin tener la misma línea ideológica.

—Sí, lo de Nancy es claro; yo no tengo una línea política determinada. Esto es una necesidad que nos atraviesa a todos. Yo a Nancy la quiero y la admiro, me parece una persona maravillosa. Las dos estamos de acuerdo con las mismas cosas.

—En la tira, tu papel transita embates con los padres del colegio. ¿Qué te dicen las madres de los compañeros de tu hijo?

—Las mamás del grupo del colegio son maravillosas. El día que fui a Diputados recibí mucho cariño, incluso de las que no estaban a favor.