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Semana santa

Fort estrenó en Miami otro Rolls-Royce y se lo mostró a Daniel Vila

<p>Ambos empresarios coincidieron en EE.UU., donde descansan hasta el martes. El dueño de América estaba con Pamela David y sus tres hijos; el &lsquo;chocolatero&rsquo;, con su flamante bólido azul de edición limitada.</p>

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Ya no sueña con el “buenas noches, América”: las negociaciones tanto con su canal –que lleva el mismo nombre– como con los demás está estancada, y El Trece aún tiene la figurita más codiciada del álbum y no la cederá tan fácilmente. Por eso, sin un acuerdo que cerrar y nada que negociar con Marcelo Tinelli, muy a su pesar el empresario Daniel Vila fue a pasar Semana Santa a Miami junto con su familia. “A Marcelo lo conozco desde hace muchos años. Cuando se produjo el tema de la renovación del contrato con Canal 13, lo llamé y tuvimos un par de reuniones para ver cuán posible era que viniera. Marcelo tiene una estructura cara, pero no está cerrada la negociación; él tiene la última palabra. De parte nuestra tiene las puertas abiertas y el deseo de que venga”, decía Vila a este diario hace apenas un mes, mucho antes de que esta semana Jorge Rial publicara en su cuenta de Twitter que para que Tinelli deje El Trece deberá pagar una suma millonaria de no darse a su favor una cláusula contractual.

Pero en una Miami invadida por argentinos –famosos y simples ciudadanos–, el empresario ocupó todo el tiempo para disfrutar de su nueva familia: Pamela David y la pequeña hija de ambos, Lola, de siete meses, y también de Felipe –el hijo que ella tuvo con Bruno Labaqué– y María Luisa, la menor de las hijas que el empresario tuvo en su último matrimonio. También a la distancia, Pamela redescubrió que fue acertada su decisión de alejarse un tiempo de la pantalla y dejar su espacio como conductora de Desayuno americano a Ernestina Pais. En un primer momento ella generó alguna “polémica positiva” para dar publicidad al reemplazo al expresar: “Igual Ernestina sabe que está un ratito, un rato, de eso se habló. (...) Yo no la elegí, de todos los nombres que fueron pasando para mí todos estaban bien. (...) A mí me hubiera gustado que todo siguiera igual. Era mi deseo, pero no mi decisión”. Hoy esos comentarios parecen formar parte del pasado, ya que se la vio radiante llevando de paseo a los tres pequeños y junto a su pareja.

Además, aunque la cabellera rubia no es la que más le gusta a Vila –para él Pamela es “la morocha argentina”, según dijo a PERFIL–, se la vio con una figura envidiable en un ceñido y discreto vestido negro en su paseo por Bal Harbour. Fue en ese centro comercial tan visitado por argentinos donde ella, sus hijos y Vila se encontraron con Ricardo Fort.

Imposible fue ver al empresario chocolatero, que descendió de su nueva adquisición, un Rolls-Royce Phantom de color azul. “Hice un canje; llevé mis dos Rolls-Royce viejos y me llevé éste de edición limitada, que tiene la diosa insignia de cristal iluminado, pintura especial, un trabajo artesanal en la madera; y además me dieron un Mercedes Benz SL 63 AMG”, relató orgulloso Fort sus recientes adquisiciones.

Y aunque en un momento él y Pamela David tuvieron un entredicho público, eso no se percibió durante la charla que ellos y Daniel Vila mantuvieron antes de seguir con sus respectivos planes en el centro comercial.

 

“García Ferré era como un tío para mí”

Si bien no pudo estar presente en el último adiós, Ricardo Fort recordó a Manuel García Ferré para PERFIL. “Para nosotros era Manolo. Era amigo de mi padre, como un hermano para él, casi un miembro más de la familia. Nos tenía mucho cariño y nosotros a él. Era como un maestro. Creo que es una pérdida lamentable; era una maravilla de persona y de artista. Un genio, un ser humano excepcional. Para mí era como el Walt Disney argentino. Siempre tenía ideas nuevas en la cabeza. Mi personaje favorito era Oaki. De hecho, toda mi familia me llamaba así porque tenía una personalidad parecida. Era el quilombero, el que sacaba las pistolas y decía ‘mucho lío cosha golda’. Y mi papá era el señor Goldsilver. Me acuerdo de ir a la fábrica y nadar en una pileta llena de muñecos con sus personajes. Era el sueño del pibe. Realmente he compartido muchos momentos maravillosos con él. Era un tipo a quien que te sentabas a escuchar y te contaba historias increíbles. Era súper alegre, siempre positivo, creativo. Siempre nos daba consejos, nos hablaba… era como el Libro Gordo de Petete.”