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Adios a la ‘dueña’ de la fiat

La muerte de Marella Agnelli abre incógnitas sobre la herencia

Un nuevo capítulo comienza en la familia más famosa de Italia. Hay en disputa una fortuna en propiedades, acciones y arte.

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Elegido. John Elkann fue el nieto al que Marella puso en el directorio de Fiat. | cedoc

“Italia perdió una figura ilustre que acompañó la historia de Turín del siglo XX con gracia y elegancia”. Con esas palabras el gobernador de Piamonte, Sergio Chiamparino, despidió a Marella Agnelli, viuda de Gianni Agnelli, Marella Agnelli, viuda del famoso magnate de la Fiat, el avvocato Gianni Agnelli. El matrimonio simbolizó la “realeza” para una Italia que desestimó esa casta al optar por el sistema republicano en 1947.

Marella, quien tenía 91 y había nacido en Florencia, era hija de un aristócrata napolitano, Filippo Caracciolo di Castagneto, y de la norteamericana Margaret Clarke. Estudió en París, hizo fotografías para publicaciones de Condé Nast, y el famoso fotógrafo Richard Avedon hizo de ella una imagen de moda icónica cuando en 1953 la retrató en blanco y negro y en una pose que hizo que por su alargado cuello se la apodara “el cisne”. Ese año se casa con Gianni Agnelli, apellido que ya era sinónimo de una de las marcas emblema del poderío industrial italiano, Fiat. La pareja tuvo dos hijos, Edoardo, quien se suicidó en 2000, y Margherita. A pesar de la fama de playboy de Gianni –se dice que incluso fue amante de Jackie Kennedy–, nunca se separaron. “Que un marido sea fiel no quiere decir que sea un buen marido”, dijo incluso Marella en alguna entrevista.

La grieta. En 2003 muere primero su hijo Edoardo y luego su marido. Y al poco tiempo estalló una guerra por la herencia que enfrentó a Marella con su hija Margherita. Esta última quería que su segundo marido tomara el control de Fiat ya que había demostrado su expertise manejando los intereses de la firma en Europa del Este. Y Marella se inclinó por John Elkann, su nieto mayor e hijo de Margherita. Esa decisión creó una grieta: Marella y John por un lado, la hija por el otro. Y también un acuerdo económico: Margherita recibió 109 millones de euros, inmuebles en Roma y Turín, y un yate a cambio de renunciar a las acciones del grupo. Se firmó, pero en ella quedó la duda de que la fortuna de su padre era mayor a la que figuraba en los papeles. Así que hubo sucesivos litigios judiciales que perdió. Lo mismo que la relación con su madre. También afectó la relación con John, Lapo y Ginevra Elkann, hijos de su primer matrimonio.

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Tensión. Con la muerte de Marella el 23 de febrero, se teme que su hija reinicie sus reclamos. El 25, en el entierro en Turín, se ubicaron por un lado los hermanos Elkann y el padre de estos, y Marella con su marido y cuatro de los cinco hijos que tuvieron. “Ultimamente ella había intentado volver a tener contacto con su madre, que estaba muy enferma”, escribió la periodista italiana Gigi Moncalvo, especialista en los Agnelli. “Esos intentos chocaron con el muro infranqueable que John construyó a su alrededor para mantener a su madre lejos de su abuela”.

Pero Margherita es heredera universal de su madre y de una fortuna que los medios europeos estimaron 15 mil millones de euros, propiedades, una colección de arte valorada en más de 200 millones de euros, y las acciones en las empresas de la familia, que incluyen incluso porcentajes en la Juventus, el poderoso equipo del calcio. Y quizá el acceso a un patrimonio aún mayor del mencionado.