PROTAGONISTAS
el seductor del mundial

Lavezzi: la contrafigura carismática de Leo Messi

El delantero logró que más de 270 mil argentinas se unieran para pedir que, ante Suiza, juegue con el torso desnudo.

“¡Siempre es así, con todos!”, dice a PERFIL Yanina Screpante, su novia, cuando es consultada por la broma que le hizo a Sabella.
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Es el último en dormirse, dicen. Junto a su compañero de cuarto, Angel Di María, se queda conversando de cama a cama, desde donde salen los chistes que, al otro día, serán comentados en la práctica de la Selección. Y así se lo ve a Ezequiel Lavezzi, al lado de Lionel Messi trotando. Y riendo. Y él no se anda con pequeñeces: ya sea refrescando la cara al DT de Argentina en medio de un partido mundialista, o rompiendo el protocolo del Vaticano al sentarse en el sillón del papa Francisco, Pocho siempre sabe  cómo llamar la atención.

La lesión que tuvo Sergio “Kun” Agüero en el último partido frente a Nigeria, fue el punto de partida para que Lavezzi ingrese a los 37 minutos del primer tiempo y se convierta en una de las figuras del equipo. Pero su carisma trasciende lo futbolístico. Veinte minutos antes del final del encuentro, mientras el partido estaba detenido, Pocho pasó frente a Alejandro Sabella y le tiró un chorro de agua en su cara. Además de poner en una situación poco usual al DT argentino, el jugador hizo furor en las redes sociales con el trending topic #UnChorroParaPachorra. La lavezzimanía llegó a la platea femenina, a tal punto que se abrió una cuenta de Facebook, pidiendo que juegue sin camiseta: en 48 horas el grupo sumó más de 270 mil seguidoras.

Pero éste, parece, es un comportamiento habitual en el delantero. “¡Siempre es así, con todos!”, dice a PERFIL Yanina Screpante, su novia. Ella ha sido testigo de  varios hechos públicos similares. Como cuando en el Paris Saint-Germain, el equipo donde juega en Europa, le tocó la nariz en un festejo de un gol, a su compañero, el sueco Zlatan Ibrahimovic, a quien no le gustó nada el chiste. Al presidente del club, le rascó la cabeza en otro festejo. Hay más: tras un partido del PSG, cuando el plantel salía de la cancha, Pocho apuntó a un fotógrafo y se agachó en el campo de juego para tirarlo. “Es común en  Ezequiel estas cosas, siempre fue medio personaje. Lo del agua a Sabella no me extrañó. Nos reíamos desde la platea. Lo hizo de buena onda y no como muchos lo tomaron”, dice a PERFIL Alberto, su padre desde el predio del Mineiro, en Belo Horizonte.

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“Es un zarpado, desde chiquito vive haciendo jodas. Es como un niño”, apunta Diego, su hermano. Con respecto a la figura de sex symbol, agrega entre risas: “Acá ya estamos enterados del revuelo en la Argentina. Con mi viejo y algunos de sus compañeros de la Seleeción no paramos de gastarlo”.

Pero Lavezzi no se convirtió de la noche a la mañana en lo que hoy es. Hace ocho años, su imagen era otra: pelo largo, un cuerpo menos torneado y despojado de tanto tatuaje. En el último tiempo, se cortó el pelo y dejó crecer el jopo y fue “estampando” su ya escultural cuerpo. Desde hace tres años, es común verlo vacacionar en Punta del Este junto a Screpante, con quien está en pareja desde hace más de cuatro años.  

En 2013 jugó por primera vez a ser modelo cuando  fue elegido para una campaña –junto a Calu Rivero– por Etiqueta Negra, la marca que lookea formalmente a la Selección desde el Mundial de 2010. “Es un tipo súper atractivo, el típico macho criollo. Además la atracción la genera no sólo con su look, sino con su personalidad. Cuando estuve junto a él y los jugadores, te dabas cuenta enseguida cómo transmite un positivismo que contagia a todos”, dice Federico Alvarez Castillo, dueño de la firma.

“Sin dudas, es el que tiene una ambición estética más marcada de todos, por lo menos es el más rocker”, apunta Oscar Fernández, director creativo de Roho, estilista de rockeros argentinos. “Su corte de pelo está bien, es urbano y actual. De todas formas llama la atención lo cuidado que están los peinados del resto de los jugadores en el Mundial. Te das cuenta que han llevado peluqueros. No sé cómo será el caso del Pocho pero se nota que es un tipo que le gusta cuidar su look. El fútbol está cambiando”.

Un cuerpo estampado con 18 tatuajes

Un revólver a la altura de la cintura, dos máscaras, el nombre de su hijo y el de su mamá; una virgen de Lourdes, y la de Luján; un Jesús; la cara de Maradona cabeceando una pelota; el escudo de Rosario Central y cinco símbolos chinos con las iniciales de sus seres queridos en el brazo. Su cuerpo parece un muestrario de tatuajes. En total tiene 18. “Empecé a tatuarme de chico. El primero me lo hice cuando tenía 12 años y a partir de entonces no pude parar. Era un indio, que ya me lo tapé. Hoy, antes de hacérmelos, le busco más justificativos. Antes podía hacerme cualquier cosa que me gustaba en el momento”, confesó hace tiempo Ezequiel Lavezzi.

Uno de los responsables de varios de esos tatuajes es Claudio Wagener –alias Chatrán– quien tiene su local en la galería Bond Street. “Al Pocho lo conocí cuando él estaba en San Lorenzo, vino porque otros jugadores me recomendaron. La primera vez no sabía qué hacerse y yo justo estaba con un book en el que había un revólver dibujado y se lo tatuó. Cuando se lo terminé le pedí que festeje un gol ‘a los tiros’, ¡y lo hizo! Al día siguiente se me apareció muy temprano en el local diciéndome que lo habían llamado para declarar por incitación a la violencia. Me quería matar, nos reímos un rato largo”, contó el tatuador a PERFIL.