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Letizia, una nueva reina plebeya en la monarquía

Su estilo mundano y a veces poco protocolar ha sido motivo de críticas. Ahora, ya ubicada en el trono, prevén que su presencia humanice a la corona española.

Letizia, sobria en la ceremonia de asunción. Algunos medios españoles ya insinuaron que serán menos críticos con ella.
| AFP

Las ciudades medievales sucumbieron, pero las monarquías supieron subsistir en el mundo moderno. Claro está, les exigió –y aún exige– aires renovados. Y en eso tuvo mucho que ver el ingreso de nuevos integrantes no surgidos ni de la monarquía propiamente dicha ni del círculo social que la rodea, sino de personas plebeyas, término que alguna vez tuvo una carga peyorativa. La multiplicación de uniones entre integrantes de las respectivas coronas con personas sin abolengo monárquico se volvió un hecho que ya no sorprende. Tampoco que, como en este caso, las “plebeyas” accedan al escalafón máximo, lleven una corona y se conviertan en reinas.

La primera fue Máxima en Holanda; ya mucho se ha escrito sobre cómo su presencia “rejuveneció” la imagen que el pueblo holandés tenía de la corona. Y en poco tiempo la seguirán Mette-Marit en Noruega o Kate Middleton, quien –se vislumbra– podría replicar el “efecto Máxima” en Inglaterra; ya demostró que está en condiciones de hacerlo en la primera gira que unos meses atrás realizó por Australia y Nueva Zelanda. El jueves último fue Letizia Ortiz quien comenzó una nueva etapa al convertirse en reina consorte.

Nieta de un taxista, criada en una familia de clase media republicana, estudió en escuelas y universidades públicas y trabajó como periodista en varios medios gráficos y televisivos. Ejerciendo esta tarea fue que conoció al entonces príncipe Felipe. Conocida su relación con el heredero al trono español, pasó con éxito el escrutinio público y de los medios, no exento de críticas. Letizia no sólo es hoy la primera reina española que ha trabajado, sino la primera divorciada, e incluso la “primera operada”. Los medios españoles dicen que lleva varias cirugías estéticas: la única reconocida es la de nariz, con el argumento de que se trató de una cirugía reparadora por tabique desviado.

Cambio de actitud. En la prensa española, las críticas sobre ella se centraban en su carácter aun cuando su actividad como princesa, dicen, merecería un aprobado con loas. Se escribía que era fría y distante, y además hacían foco sobre sus rasgos anoréxicos. Llegaron a criticarla luego de que, en una ocasión, discutiera en público con el príncipe Felipe en la calle y con testigos.

“Tiene que andar con mucho más cuidado precisamente porque tiene la sensación de que la están observando mucho y de que cualquier cosa que haga, por pequeña que sea, puede ser criticada”, afirmó José Apezarena, autor de Felipe y Letizia. La conquista del trono, cuando se anunció que Juan Carlos abdicaría. Y agregó que su proclamación como reina flexibilizaría la actitud a veces demasiado crítica de los medios para con una princesa “que toma su título como un trabajo” con horarios y separado de su vida privada. “No es lo mismo ser princesa que ser reina”, dijo Apezarena. “La van a ver con otros ojos y seguramente con un poco más de comprensión. Estamos construyendo una nueva etapa, y en este momento la participación de Letizia es más importante porque hay muchas cosas que diseñar”.

De hecho, la periodista del diario El Mundo Cote Villar dijo que quienes conocen a la nueva reina están “encantados”. De todos modos, El Comercio escribió: “Pese al toque de modernidad que Letizia ha imprimido dentro y fuera de palacio –en la intimidad consigue llevar a Felipe a su terreno, como ir al cine o incluso salir a caminar a medianoche–, aún se ve temerosa de dar un paso en falso y está demasiado pendiente de lo que dicen de ella”. Pero Villar insistió: “Cuando se casó no sabía dónde se metía. No era tan consciente de todo lo que implicaba. Estos diez años le han servido para aprender que el cargo que va a ocupar supone una gran renuncia y una gran responsabilidad. Y lo está demostrando. (...) Después del anuncio de la abdicación, los medios españoles ya nos hemos puesto mucho más cariñosos con ella”.

En una España complicada socialmente, la performance de Letizia se espera con expectativa porque sus “colegas reales”–Máxima y Kate– demuestran cuán provechosas son para la corona.