Tuvo una agitada semana social que culminó el viernes al mediodía cuando fue, sola, a la inauguración de una planta de fabricación de artefactos para el hogar. Por eso, ayer, la página oficial de la corona holandesa –que detalla la agenda de todas las presentaciones de sus integrantes con antelación– solamente publicó la frase: “Su Majestad la Reina Máxima celebra el 17 de mayo de 2014 su 43º cumpleaños”. Sin foto; al menos al cierre de esta edición.
Igual sobriedad mediática tuvieron los principales medios holandeses, salvo los sitios de la prensa internacional dedicados a la realeza, aprovecharon este cumpleaños para realizar un despliegue fotográfico de Máxima y, en general, priorizaron las imágenes donde se la ve como una monarca propiamente dicha, es decir, con ropa de gala, corona y accesorios de alta joyería. Sólo incluyeron algunas junto a su marido y sus hijas.
Y es que la reina de Holanda hace tres semanas que le saca ventaja a sus colegas monárquicas con sus apariciones en los medios. El 27 del mes pasado, las fotos familiares, en una actividad pública y al aire libre que marcó el primer cumpleaños de su marido como rey quedó plasmada en páginas de revistas de todo el mundo; la semana pasada, en ocasión de lucir un vestido de noche que su suegra ya había usado hace una década, también la ubicó en esas publicaciones. Finalmente el pasado miércoles, generó un efecto similar cuando en la gala anual que Holanda brinda al cuerpo diplomático extranjero en el Palacio Real, ingresó del brazo de su marido con un vestido de fiesta rojo que, siendo princesa, ya había usado el 30 de abril de 2006 en ocasión del festejo por los 60 años del rey Gustavo de Suecia.
Ese diseño tampoco pasó desapercibido en Argentina y los sitios de moda nacionales detallaron que “el strapless colorado” era de Benito Fernández y que había formado parte de una exhibición que la corona holandesa realizó con piezas seleccionadas del vestuario de Máxima antes de su ascenso al trono.
Los sitios internacionales completaron la descripción informando que la tiara de rubíes y diamantes que completó el look del miércoles último ya había sido usada por ella el 19 de octubre de 2012 en la cena que los monarcas de Luxemburgo dieron la noche previa a la boda de los príncipes Estefanía y Guillermo.
No hay indicios de que la corona de Orange haya decidido un achique de gastos que obligue a la reina a este tipo de “sacrificios” fashion. La repetición de los vestidos que ella parece considerar favoritos es una característica que confirma el perfil moderno de Máxima, ese que le dio en encuestas recientes la confirmación de que en Holanda, su popularidad se mantiene intacta luego de haberse cumplido poco más de un año de la coronación de su marido como rey.
