PROTAGONISTAS
Tras su renuncia

“Me dijeron loco y egocéntrico, pero busco la felicidad”

El periodista cuenta por primera vez por qué dejó TN y El Trece después de 16 años. “Me bajó el ángel”, dice. Y explica que llegó a esa decisión con mucha terapia.

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Futuro. Rifle seguirá en la radio y en marzo estima volver a la TV. | piemonte

“Hay que sonreír al menos cinco minutos al día”, repite con el rostro rígido mientras cada tanto pareciera que se empieza a escuchar a él mismo, se acuerda,  y por contraste lanza una sonrisa de esas que no se fuerzan sino que brotan. La frase la escuchó en una película. “Vos pensás: cinco minutos de 24 horas no son nada, pero cuando lo querés poner en práctica te das cuenta que es un montón!”, explica. “Lo que pasa es que uno tiene tantas cosas en la cabeza que se olvida de disfrutar. Hoy, en cambio, mis amigos me dicen que me ven más alegre: feliz”, resume. Ese es el modo que Juan Manuel “Rifle” Varela encuentra para explicar su presente a casi un mes de haber renunciado a TN y El Trece luego de 16 años en la pantalla. “Es como cuando dejás la casa de tus viejos. Sí, ahí siempre va a haber un techo, una comida y te hacen la cama; pero hay horarios. Y yo ya tenía ganas de irme a vivir solo y dejar la ropa tirada. Hoy tengo otras necesidades”, explica.

—¿Cómo es bajarse de la cresta de la ola?
—Hace varios años que me vienen diciendo: “Estás en el mejor momento”. Pero qué sé yo, tal vez es más adelante “el mejor momento”. O tal vez, al lado está pasando una ola aún más alta. ¿Cuándo es el mejor momento? Eso capaz es la zanahoria que te ponen en este medio. La verdad es que sentía que no era feliz donde estaba trabajando.

—¿Cuándo hiciste ese click?
—El año pasado. Estaba en el estudio de Telenoche, microfoneado, trajeado, maquillado, peinado, sentado en una banqueta esperando el aire y... “me bajó el ángel”, como dicen los artistas cuando se inspiran.  Me acuerdo la escena al detalle, miré hacia adelante y me dije: “Se terminó acá, ya está”. Enseguida le escribí a una amiga actriz y le conté que sentía que había llegado a mi techo en el canal, que ya no iba a crecer más y le recordé que me había recomendado a una psicóloga para focalizar qué me podía venir bien en ese momento. Ella me respondió: “Está bueno que te enteres: hace dos años que tocaste el techo ahí”. Y empecé a trabajarlo psicológicamente.

—¿Fue muy difícil?
—Sí. Fue una decisión muy trabajada porque enseguida empezó la historia de cómo vas a dejar Telenoche, el mejor noticiero de la historia argentina; y En síntesis, el noticiero con el que la gente más se identifica; cómo vas a dejar TN que viajás por todos lados. Y después empieza a jugar el tema del bolsillo y la cabeza. Pero aún peor el “cómo vas a dejar el lugar al que todos quieren llegar”. Cuando yo era chico volvía rápido del colegio para ver TN deportivo. Pero ése ya no era mi lugar. Y me fui a mi manera, sin nada. No pensé ni con la razón ni con el bolsillo, pensé con el corazón.

—¿Cómo reaccionaron los demás ante tu decisión?
—No me creían. Pensaban que me estaba callando y que tenía otro trabajo. Hoy se dan cuenta que solo busco ser feliz con lo que hago. Bebe Contepomi me dijo: “No sé si tenés mucho huevo o estás loco”. Otros me felicitaron por animarme a hacer lo que ellos no. Y la mayoría pensó que me había agarrado la chiripiorca, me trataron de loco egocéntrico que no le da importancia al lugar en el que estaba. Pero hace un año que vengo analizando la decisión y los posibles escenarios. Tengo una gran tranquilidad interna. —¿Y cómo te sentís hoy?
—No es que soy Sai Baba, –tira entre risas–, pero estoy mucho mejor.  Mis amigos me dicen que me cambió la cara y que estoy más alegre. Ahora disfruto mucho más de las cosas que hago y no estoy cronometrado.

—¿Hubo alguna persona que te ayudó a definir esto?
—En Brasil 2014, después de la transmisión, Nelson Castro me dijo: “Pibe; vos tenés que imaginarte una carrera fuera del periodismo deportivo. Quizás no es ahora, pero tu cabeza tiene que pensar en otra clase”. Y en la despedida que me hizo al aire lo jodí con eso de que me iba por su culpa. Le tengo un gran aprecio. Yo vivía en una voragine, no me tomaba vacaciones. Y mi ex novia Agostina (Scioli) hizo mucho hincapié en eso, y me hizo ver que la vida no es solo laburar. Me obligó a tomarme días y en eso me ayudó mucho. Me enseñó a ver la vida de otra manera.

—¿Volvés a la televisión?
—Me fui para volver, pero de la manera que a mí me haga feliz, que me mejore profesionalmente, que me deje jugar y crear. Sentía que hacía una regla de tres simple: iba a una nota y sabía, pegó acá y acá, hago tres imágenes, me sonrío, tiro un abrazo y listo: éxito. Y yo empezaba a necesitar otras cosas y donde estaba no se daban.

—¿Tuviste propuestas de otros canales?
—Por suerte el teléfono sonó. Y si bien fue una muy buena oferta de un canal líder, no estaba con ganas para arrancar ya. No estoy listo, no tengo nafta mental aún. Necesito parar, ir a ver a mis sobrinos en Turquía, a mi ahijado en Rosario... disfrutar de verlos crecer.

—¿Y entonces cuándo volvés a la televisión?
—A más tardar en marzo. Voy a estar trabajando con contenidos propios de deporte, también con otros por fuera. Y voy a hacer una dupla con alguien, solo puedo decir que es mujer, y que van a ser 12 capítulos, no es ficción. Y va a salir en un canal de cable.

 —¿Qué opinás de la sorpresiva salida de Santo Biasatti de “Telenoche”?
—Creo que fue lo correcto; él tenía una presencia que fue desapareciendo. No hablé con él personalmente, pero creo que vamos a ver a un Santo diferente. No te digo que se va a poner un short y musculosa, pero en 2018 va a ser otro.