PROTAGONISTAS
silencio total

"No voy a hablar de nada", dijo Liliana Seguí, la madre de Leonardo Fariña

Como cuando su hijo se hizo mediático en 2011, ella intenta mantener el bajo perfil que caracterizó a la familia del enigmático marido de la modelo.

Tranquila. El jueves por la tarde, Liliana camina rumbo a una librería para hacer una recarga de su celular. Y al ingresar en su domicilio, en silencio ante PERFIL.
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Ya pasaron por algo similar a  esto hace casi exactamente dos años, cuando en abril de 2011, su hijo se casó con una de los íconos sexuales de la Argentina. Por entonces, todo el mundo quería saber quién era ese joven delgado de 25 años, de aspecto algo gitano, que usaba rodete, trajes que parecían hechos a medida y sobre todo que se movía en  autos de alta gama y gastaba dinero –y mucho– y en efectivo. Leonardo Fariña apareció  en escena como el hombre que en tres meses conquistó a Karina Jelinek y la convirtió en su esposa en tiempo record.

A la sencilla boda civil que se realizó en el Registro Civil de Palermo el miércoles 27 de abril de 2011, le siguió un oficio “religioso” montado en el Tattersall con Bernardo Stamateas como pastor del corazón, con intercambio de alianzas, de las frases que todos los que pasan por el altar se dicen y con suelta de globos negros como ritual para ahuyentar las “malas ondas”. Luego vendría una fiesta, también en el mismo lugar, que costaría unos 380 mil dólares que fueron pagados por una empresa en concepto de regalías, según explicó esta semana el propio Fariña. Bárbara Diez organizó el festejo donde muchos invitados participaron porque alguien los había invitado: “alguien”, es decir, amigos de amigos de Karina o del propio consorte.

Pero en ninguna de las dos ceremonias estuvieron los padres del novio y alentó aún más las incógnitas alrededor de Fariña. Sin necesidad de poner en marcha un operativo blindaje, ni Jorge Manuel Fariña ni Liliana Ester Seguí pasaron a convertirse en seres mediáticos.

Las guardias que sobre ellos se montaron en ese entonces quedaron sin efecto después de un tiempo y los intentos de los medios por conseguir alguna declaración acerca de lu nueva nuera fueron infructuosos. Los progenitores de Fariña, que están separados, pudieron vivir con la misma tranquilidad que llevaron hasta antes de que su hijo llenara páginas de revistas con su gran casamiento. Similar actitud se extendió hacia otros integrantes de su familia, incluso los pocos compañeros de colegio y de facultad de este contador platense lo detallaban como un estudiante normal.

En poco tiempo, todo volvió a la normalidad para esta familia que, aunque separados, nunca se movieron de La Plata. La espectacularidad que esta nueva pareja mediática ofrecía era mucho más interesante que cualquier pasado en un barrio de clase media bonaerense. Como una excelente alumna de Mariana Nannis, Wanda Nara y mujeres similares, Karina Jelinek convenció a su marido de abrir el piso que ocupaban en avenida Libertador y posar juntos y por separado en todos los ambientes de la propiedad. A eso le siguieron viajes a Miami, vacaciones en Punta del Este. y un vestuario con diseños de firma y accesorios de igual categoría.

Pero el domingo 14 de abril, a exactamente once días antes de la celebración del segundo aniversario de casados, el mundo privado de Leonardo Fariña vuelve a estar en el centro de la escena. Si en 2011 sus padres eran buscados por un hecho que, aunque veloz como un cometa implicaba una situación de amor y felicidad, esta vez, la situación es totalmente opuesta. Primero,el joven contador  habló de  traslados de grandes sumas de dinero provenientes de Lázaro Baez,  un empresario ligado al ex presidente Kirchner, lavado de dinero y traiciones; 24 horas después, un reportaje donde se desdecía de todo lo expresado.

Otra vez, Liliana Seguí y Jorge Fariña se convierten involuntariamente en una pieza interesante para descubrir no sólo quien es en realidad Fariña, sino qué opinan de las actividades comerciales de su hijo, y cómo se sienten al verlo convertido en parte de una novela de intrigas que involucran al Gobierno. Y nuevamente ellos se han mantenido en silencio e intentado seguir con su vida normal; sin hablar sobre su hijo.