Redrado y la historia sin fin: otra vez regresó con Luciana Salazar

“La política es una serie de oportunidades fotográficas. (...) Todo es una cuestión de presencia. La presencia reemplaza a la sustancia, la política se transforma en un juego de la impresión que causa”. Este fue uno de los conceptos que el filósofo Zygmunt Bauman brindó en un reportaje que PERFIL publicó el pasado domingo 9 de agosto para explicar lo que, a su entender, sucedía en general en la sociedad política mundial.
Y como los ejemplos parecen abundar, la manifestación gráfica –o más bien fotográfica– de estas “oportunidades” hace mucho más entendible y aplicable a la cotidianidad el enunciado del filósofo.
Esta semana, quien colaboró para esto fue Martín Redrado. Otra vez, su universo afectivo lo ubicó en el centro de la escena de ese teatro que él parece desdeñar pero que es el único donde logra esa “oportunidad fotográfica” que le otorga una masividad que como economista no consigue para que, incluso, la agrupación política de turno lo considere para el cargo que él cree merecer.

Después de una relación que según él era de una manera, y según Amalia Granata era de otra, Redrado apuntó por tercera vez a Luciana Salazar. En este juego de idas y vueltas, ella también saca su parte, es decir, su “oportunidad fotográfica” de estar, de tener ese oxígeno que necesita: una cámara que la enfoque para seguir el juego que mejor le sale. Y en caso de que esta tercera oportunidad derive en un nuevo fracaso con el economista, acceder a una tapa de revista según el tono que utilice para referirse a él: mayor voltaje, mayor espacio.
Por su parte, quien por ahora sorprende por el tono de sus declaraciones es Amalia Granata. Habituada al manejo televisivo y a qué y cómo dar sus opiniones, se comportó de manera práctica. Al enterarse del retorno de Redrado con Salazar puso fin a eso que ella llamó una relación de ocho meses. Y en lugar de exponer intimidades o hacer comentarios como los que Salazar hizo en su momento, en un reportaje a Noticias rescató los momentos vividos, las charlas interesantes que mantenía con él, el buen trato que tuvo con los dos hijos adolescentes del economista, e incluso que le deseaba lo mejor.

Tres personajes mediáticos, tres “oportunidades fotográficas”. Ellas no reniegan de esta situación que las lleva a estar en los programas de tevé llamados frívolos o en páginas de revistas del corazón. Por su parte, Redrado expresa su incomodidad cuando lo convocan a esos ámbitos, aunque  es donde más popularidad consigue.