PROTAGONISTAS
una dupla creativa made in argentina

Sebastián Ortega y Pablo Culell van por un nuevo récord televisivo

Hace 18 años trabajan juntos y son responsables de muchos proyectos exitosos. Este domingo podrían ganar su quinto Martín Fierro de Oro.

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En rodaje. Culell y Ortega en el set de filmación de El marginal 3, en la cárcel de Caseros. Esa temporada todavía no salió al aire. | underground

La lista es extensa. Graduados, Los exitosos Pells, Lalola, El marginal, Un gallo para Esculapio, El ángel, Cien días para enamorarse y los títulos podrían extenderse aún más. Todas esas historias televisivas y cinematográficas aparecen en la pestaña “Productos” de la página oficial de Underground, empresa que desde 2006 genera contenidos nacionales que, en muchas ocasiones, luego se venden y reproducen en el exterior. Todos cuentan historias distintas a través de personajes diferentes, pero comparten el mismo origen. “Lo que hacemos mucho es preguntarnos qué tenemos ganas de contar; por lo general, nosotros no hacemos nada que no nos gustaría ver”. dice Pablo Culell, director de producción y contenidos, en la dupla creativa que forma con Sebastián Ortega.

Son compañeros, colegas y amigos desde hace 18 años. Primero en Ideas del Sur  (cuando eran socios de Marcelo Tinelli) y más tarde en Underground. Con el tiempo se establecieron como una productora exitosa de contenidos tanto en Argentina como en América Latina con trabajos que cautivaron a millones de espectadores y lo siguen haciendo. Ambos hablaron con PERFIL antes de los Martín Fierro 2019, en los que fueron la productora más nominada –compiten por 16 estatuillas–, y contaron que si bien son distintos, se complementan y aprendieron a priorizar siempre las historias que deciden contar antes que a ellos mismos. “Pablo suele entusiasmarse mucho con algunas (no todas) ideas que empiezan siendo eso, y en la mayoría de los casos, luego se transforman en proyectos contundentes”, dice Ortega a PERFIL.

—¿Cómo se dividen las tareas en Underground?

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Culell: Sebastián es el director artístico y yo soy el director de producción y contenidos. Digamos que soy su mano derecha. En el trabajo creativo y de producción que hacemos juntos las ideas son de Sebastián; él baja las líneas principales y toma las decisiones definitivas. Todo lo pivotea conmigo y yo me ocupo de bajar a tierra esas ideas. Obviamente que llegó un momento entre los dos que después de tantos años de interactuar tanto ya no hay barreras entre qué hace él y qué hago yo. Pero digamos que él está más en todo lo que es lo artístico y su desarrollo, pasando por la palabra definitiva en todo lo que es conformación de elenco, libros y demás.

Ortega: Es muy bueno el ping-pong entre nosotros porque a partir de esas charlas surgen un montón de ideas y Pablo suele orientarme bastante en cuanto a todos los componentes que se pueden sumar y la forma en que después decidimos encararlos y contarlos. Tiene claramente una habilidad y un talento muy grande para ayudarme a poder concretar y llevar a cabo estos proyectos.

—¿Y en todo esto tienen una rutina de trabajo?

C: No hay una forma determinada porque lo creativo justamente baja cuando tiene que bajar. Sí nos reunimos todos los días y tenemos oficinas una al lado de la otra. Así que estamos casi todo el tiempo trabajando juntos. Cuando a Sebastián se le ocurre una idea me llama a cualquier hora o me deja un whatsapp o yo lo llamo para empezar a hablar. Después nos reunimos mientras almorzamos o en reuniones en concreto y ahí me empieza a decir lo que le pasó o sintió.

—¿Y en lo administrativo o en el día a día?

C: A veces, voy yo a los rodajes, y otras va él. Yo voy más a reuniones tal vez que tienen que ver con lo comercial, con la parte administrativa, de marketing o de prensa y siempre con los gerentes de la consultora que se ocupan de esas tareas específicas. Seba no se mete tanto en eso; si no es algo relativo a lo artístico o algo muy institucional difícilmente forme parte de eso. Lo delega en mí o en su equipo.

—Céline Dion contó que gracias a que su marido se encargó de todo lo externo a lo artístico, ella pudo concentrarse en cantar y dar lo mejor de sí. ¿Les pasa un poco eso?

O: No sé cómo funcionaba la sociedad que tenían ellos, pero sí puedo decir que en nuestro caso nos complementamos muy bien. Primero porque creo que Pablo sabe hacer un muy buen análisis de mis propuestas. Sabe sumarle ingredientes sumamentes fuertes y de mucho peso dramático y narrativo. Y creo que tiene una facilidad para entender bien lo que yo quiero. Es una sociedad creativa en la que cumplimos dos roles muy complementarios ya que yo estoy más encima de la parte creativa y visual, y Pablo, si bien participa también de esto, logra organizar todo para que esto sea viable.

—¿Se pelean entre ustedes?

C: Siempre fue una relación muy franca y sincera. Debemos haber discutido muchas veces, alguna de manera fuerte, pero por lo general por cuestiones laborales que al rato pasan y se ordenan. No recuerdo que nos hayamos peleado y discutido y nos hayamos dejado de hablar por unos días. Yo soy de ofenderme más que él. La verdad que me tiene mucha paciencia Seba. Yo parezco una persona con una templanza increíble para el afuera, que la tengo, pero soy muy ansioso también y a veces me encapricho. Y él también (risas). Pero si tengo que analizar es más la paciencia que me tuvo que tener él. no al revés. Nuestras personalidades o gustos no siempre son similares y hasta son muy diferentes. Pero en esencia, somos parecidos en cuanto a los valores, la amistad, la familia y lo que pensamos de la vida.

O: Yo creo que soy yo el que se calienta primero (risas). Pablo tiene otro temperamento, es mucho más calmo y yo soy mucho más explosivo en ese momento, pero soy una persona que sabe pedir disculpas. La verdad es que tenemos una muy buena comunicación y relación y las pocas discusiones que hemos tenido se han resuelto rápidamente.

—¿Y cómo llevan la cuestión del ego entre ustedes?

O: Entre nosotros no hay egos. Somos de defender mucho nuestros proyectos, pero nunca hizo falta que ninguno le marque la cancha al otro. Sabemos muy bien desde el comienzo qué lugar ocupa cada uno. Sabemos escucharnos y siempre tomar muy en cuenta las opiniones y comentarios del otro.

C: Todos tenemos ego, pero la verdad es que entre nosotros dos si algo existió siempre fue el respetuo mutuo. Y de parte de Sebastián, que en definitiva es el jefe, la generosidad hacia mí. Me dio un lugar muy importante en su empresa, su carrera, en el dúo artístico y en su vida como amigo. Nunca nos metemos en un lugar que sentimos que al otro le puede llegar a molestar de manera prepotente o sin pedir permiso. Yo tampoco soy así. No soy avasallante ni me meto donde no me corresponde. Así que más allá de los egos que todos tenemos y más en este medio, creo que entre nosotros ante todo hay un gran respeto mutuo y cariño.

—¿Alguna vez necesitaron “coach”, psicólogos o especialistas para ayudarlos?

O: Acudir a un coach, no. Sí compañeros de equipo porque éste es un trabajo de equipo que si bien nace de charlas que tenemos con Pablo y que hasta que vemos que tenemos algo fértil no lo compartimos con nadie, después se empiezan a sumar un montón de profesionales.

C: Entendemos que tenemos que tener gente preparada y capacitada en cada área. Ninguno se hace solo; éste es un trabajo en equipo. Por supuesto que hay un capitán y un ayudante del capitán, pero uno necesita de todos para que el barco llegue a destino.

—Después de tantos éxitos, ¿les pasa todavía tener incertidumbres sobre sus proyectos?

C: Nosotros somos productores de riesgo. Entonces, hay muchas cosas que sabemos que tal vez, puede que no funcionen de manera inmediata y luego se transformen en grandes éxitos. Pero no lo medimos así, sino por las ganas de hacerlo, de creer en eso y ponerlo todo. Desde los programas que peor nos ha ido hasta los megaéxitos siempre le pusimos todo y creímos en ese producto. Justamente el riesgo creo que es algo que nos identificó tanto en la narrativa, en lo visual, en la manera de armar los elencos, etc.

—¿Y cómo manejan la competencia con otros proyectos televisivos?

O: El ambiente artístico en sí es un ámbito muy competitivo y a nosotros nos gusta ganar. Pero cuando digo ganar no digo solo por lo premios, tener la mayor concurrencia, vender la mayor cantidad de entradas o el rating más alto. Sino que me refiero a la calidad de los proyectos, a la opinión del público y de la crítica.  Ahí claramente se refleja porque uno de nuestros objetivos es que nuestros productos puedan viajar y ser reproducidos en otras partes del mundo. Es algo que tenemos muy en cuenta desde el comienzo del desarrollo. Y creo que el hecho de haber vivido muchos años afuera y haber convivido con gente de distintos países con distintas formas de vivir han enriquecido el panorama y las ideas en cuanto a buscar historias que sean universales.

—¿Qué les genera los Martín Fierro de mañana?

O: Es una caricia después de que el trabajo ya culminó. Sobre todo en el caso de los Martín Fierro que se entregan seis meses o un año después de que el programa terminó de salir al aire. Creo que es un reconocimiento del trayecto que se recorre y nos pone contentos el hecho de estar nominados tanto nosotros como el equipo, los actores, la dirección, el arte, un montón de gente que trabaja con nosotros.

C: Los premios si vienen, son maravillosos, un mimo al ego y un reconocimiento de la industria de aquellos que lo otorgan. Pero si no vienen no pasa nada. Uno no es ni mejor ni peor por un premio. Ojalá este domingo nos llevemos premios porque siempre es lindo para nosotros y para quienes trabajan en la productora. Queremos mucho a Cien días para enamorarse.(N. de la R.: con esta tira y con El marginal 2 reúnen 16 nominaciones). Es un programa que nos llena de orgullo desde todo punto de vista. Más allá de haber sido un gran entretenimiento para todo el público, fue un programa que de algún modo, abrió debates y generó conciencia social sobre determinados temas que visibilizó. Ojalá que Cien días... y El marginal 2, que fue una maravilla de producción y un programa muy amado por sus fanáticos, ganen muchos premios. Y si no, está todo bien igual.

—¿Pablo, cómo definirías a Sebastián?

C: Como una persona absolutamente creativa. Es una de las personas que más admiro en este medio y en mi vida. Por su creatividad, rigurosidad en el trabajo y visión más allá de lo que uno puede ver. Es muy franco a la hora de decir lo que piensa y siente. Y un gran amigo. Así que la verdad que si bien tenemos diferencias y como todo el mundo tiene sus defectos, que uno puede charlar y estar en disenso, es mucho más todo lo positivo que tiene y que me ha brindado en estos años como compañero y amigo.

—¿Y vos a Pablo?

O: Es una persona muy honesta y auténtica si no, creo que no podríamos haber resistido tanto tiempo trabajando juntos. Es muy paciente y talentoso. Además es muy culto. Pablo ha sido muy buen alumno, yo no (risas). A mí me costaba mucho concentrarme en el colegio. Creo que Pablo tiene esa particularidad donde puede reparar en detalles que son muy importantes para que estos proyectos se lleven a cabo. Me siento muy dichoso y privilegiado de haberlo conocido y tener la oportunidad de haber formado un equipo con él. Creo que hubiese sido muy difícil para mí haber hecho la cantidad de cosas que hicimos, si no hubiese sido por el trabajo de este equipo que componemos hace ya casi dos décadas.