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el argentino que trabajo con el padre del hombre araña

“Stan Lee humanizó a los superhéroes”

Fabián Nicieza tiene 56 años y desde 1985 está en Marvel. Allí conoció al famoso creativo que murió el lunes 12. Y habló con PERFIL sobre cómo fue trabajar junto al mito del cómic.

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Mito. Nació en 1922 y a los 20 debutó como guionista de cómics. En 1961 creó Los Cuatro Fantásticos y El Hombre Araña, su favorito. | DPA

Hace más de cincuenta años que Stan Lee es considerado uno de los emblemas del cómic. Entre sus obras más famosas están Spiderman y Los Cuatro Fantásticos. A través de sus historias cambió la forma de ver a los superhéroes y por eso su muerte –el pasado lunes a los 95 años– generó tristeza en los fanáticos. PERFIL se comunicó con Fabián Nicieza, el argentino que co-creó a Deadpool, reconocido personaje de Marvel, y que tuvo estrecha relación con Lee. “Era todo lo que esperaba que fuera y más”, dice.

—¿Cuál es tu primer recuerdo de Stan Lee?

—Es a los 6 años cuando leía Los Cuatro Fantásticos. Era todo emoción, poder y diversión. Luego, mi hermano Mariano y yo descubrimos a Spiderman y a los 7 años entendí que el mismo nombre estaba en los créditos de ambos cómics. Los dos libros eran diferentes en tono y estilo pero incluso a esa temprana edad me di cuenta de que ese tipo, Stan Lee, era bastante bueno.

—¿Qué significó su trabajo para vos?

—Las lecciones aprendidas fueron de los temas y la moral que había en las historias. Por ejemplo, la forma en que Peter Parker superaba sus desafíos. También el tono y el estilo que Stan aplicaba al enfoque editorial de los cómics. Sabía cómo hacerte sentir que formabas parte de un club especial. Ser un lector de Marvel te hacía sentir como si fueras parte de un todo mayor.

—¿Cómo lo conociste?

—Lo vi brevemente en una convención en 1975 pero en realidad lo “conocí” por teléfono dos semanas después de eso cuando empecé a trabajar para Marvel en 1985. Ofrecí mis servicios al editor de Marvel Age Magazine y la primera tarea que me dio fue entrevistar a Stan para un número especial. Sin presión. Y él fue genial en el teléfono y era muy fácil hablar con él. Luego, a lo largo de los años, entre eventos de licencias, convenciones, reuniones de distribuidores y de negocios lo veía varias veces al año en diferentes entornos. El más extraño fue cuando cené con Stan, el editor en jefe Tom DeFalco y el editor Mike Hobson en 1992. Justo fue el día de los disturbios de Los Angeles y tuvimos que prometerle a su esposa Joan (quien murió en 2017) que lo mantendríamos seguro y nos aseguraríamos de llevarlo a su casa antes de que la Guardia Nacional bloqueara las carreteras.

—¿Cómo era él?

—En la mayoría de las situaciones Stan actuaba el papel de “hombre de negocios”, el cual interpretó muy bien. Era lo que se esperaba de él y, creo, era lo que él esperaba de sí mismo. Pero también había momentos en que no estaba en ese rol y te dabas cuenta de cuánto trabajo tomaba ser “Stan Lee”. Era amable, amaba entretener a la gente y creo que amaba la vida.

—Según vos, ¿qué buscaba él en un cómic?

—Creo que quería verte contar una historia que entretuviera pero que también tratara de iluminar. Amaba el drama trágico y el conflicto pero también los momentos más livianos, de humor y humanidad. En última instancia creo que ese es su legado: humanizó a los superhéroes, permitiéndoles tener debilidades  y mostrando que no siempre tienen razón. Stan siempre comparó a los personajes de Marvel como el equivalente de las historias de la mitología y eso es exactamente en lo que se han convertido.

—¿Alguna vez hablaste de Deadpool con él?

—No en los 90, cuando apareció el personaje por primera vez. No sé si él estaba familiarizado con Deadpool en ese momento. Pero en una llamada telefónica el año pasado, mientras trabajaba con él en dos proyectos, dijo que le hubiera gustado haberlo creado porque de esa manera podría recibir los cheques.

—¿Cómo fue trabajar con él?

—Tuve la suerte de trabajar directamente con él en dos proyectos en 2017. Uno fue la adaptación de God Woke, basado en un poema de Stan, que mi hermano Mariano publicó, y el otro fue uno llamado Cosmic Crusaders. Aunque a su edad había algunos días en que estaba más comprometido que otros –algo comprensible–, en los días en que estaba “encendido” simplemente era Stan. Ofrecía excelentes notas editoriales, intercambiaba ideas y sugería varias nuevas líneas de diálogo que eran infinitamente mejores de lo que había escrito yo. Lo que importaba era volver a verlo y agradecerle una vez más porque sabía que a su edad, cada día era una bendición para nosotros.

—¿Tenés alguna anécdota especial con él?

—Por un breve momento a principios de los 90, usó el apodo de Fabulous Fabe cuando lo veía o hablábamos por teléfono. Un día le pregunté si me estaba confundiendo con su antiguo asistente, Flo Steinberg, que aún trabajaba en Marvel y que también había sido llamado Fabulous Flo. El dijo: “No, Flo era mucho más bonito que tú” y como de costumbre, Stan tenía razón.