SALUD
Diario Perfil

El chupete, un gran aliado contra la muerte súbita infantil

Aunque existe polémica al respecto, su uso podría reducir los riesgos de un mal que ataca sin avisar. La oposición de UNICEF.

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| CEDOC
El uso del chupete durante el sueño y a partir del primer mes de vida podría disminuir el riesgo del síndrome de muerte súbita en los lactantes (SMSL), una problemática poco conocida que en el país se cobra la vida de 400 bebés al año y que esta semana generó alarma colectiva tras el fallecimiento del sexto hijo de Maru Botana, Facundo, de apenas seis meses.

“Se define como la muerte repentina e inesperada de un niño menor de un año que permanece inexplicable incluso después de una profunda investigación”, señaló Manuel Rocca Rivarola, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Austral y especialista en el tema.

Si bien las causas que producen la muerte súbita siguen siendo un enigma médico y nadie sabe cómo evitarlas, hay consenso científico en torno a distintas medidas para disminuir el riesgo de que ocurra, como acostar al bebé boca arriba al dormir, evitar la exposición del niño al humo del cigarrillo y amamantarlo cada vez que lo pida (ver gráfico). A estos consejos se les suman nuevos estudios epidemiológicos que demostraron que el chupete protege al niño del SMSL.

Debate. Aunque aún persisten entre médicos y padres ciertas creencias y temores relacionados con el chupete, cada vez hay más investigaciones que reivindican su uso. Un trabajo realizado por investigadores estadounidenses y publicado en diciembre de 2005 por la revista British Medical Journal concluyó que los bebés que duermen con chupete reducen un 90% el riesgo de sufrir muerte súbita, ya que el chupete ayudaría a mantener libre las vías respiratorias de los niños durante la noche.

“Además evita que el niño gire hacia la posición boca abajo y hace que se despierte más fácilmente, que tenga un sueño más superficial”, explicó Alejandro Jenik, jefe de la Sección de Recién Nacidos del Servicio de Neonatología del Hospital Italiano de Buenos Aires y director del sitio SIDS Argentina (www.sids.org.ar).

En 2006, la Academia Americana de Pediatría incluyó el uso del chupete a partir del primer mes de vida entre las indicaciones para evitar el SMSL. Pero esta medida generó gran controversia entre los defensores de la lactancia materna. Tanto la OMS como Unicef aconsejan no dar chupetes ni mamaderas a los niños que están siendo amamantados, ya que “el chupete podría llevar a la confusión con el pezón y así contribuir con un destete precoz”.

De hecho, la Asociación Latinoamericana de Pediatría y la Sociedad Argentina de Pediatría todavía no incluyeron la recomendación del uso del chupete entre los factores de protección contra el SMSL.

Sin embargo, un estudio liderado por el mismo Jenik en cinco hospitales del país y del que participaron 970 bebés concluyó que “ofrecer el chupete a los quince días de vida no modifica la lactancia exclusiva al tercer mes, ni aumenta el riesgo de destete a los tres meses”.

Causas. El síndrome de muerte súbita en el lactante es la principal causa de muerte de bebés entre un mes y un año de edad, a pesar de que su incidencia disminuyó más del 50% desde 1994 cuando se lanzó la campaña “Bebés boca arriba”, impulsada por la Academia Americana de Pediatría y el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano de los EE.UU. “Todavía falta mucho para comprender los mecanismos responsables de la muerte súbita”, manifestó Rivarola. Para el especialista, intervienen múltiples causas, como factores anatómicos, hereditarios y medioambientales que reducen la capacidad del bebé de despertar del sueño ante una situación de hipoxia (falta de oxigenación).

“Las últimas investigaciones dan cuenta de una anormalidad a nivel del tronco encefálico que afecta la producción de serotonina, una sustancia química del cerebro que contribuye a la comunicación entre las neuronas. La serotonina regula los estados de ánimo, pero también facilita diferentes funciones vitales como la respiración, la frecuencia cardiaca, la presión arterial y los despertares”, puntualizó Jenik.



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