SALUD

Los nuevos hábitos tecnológicos afectan al cuerpo y las emociones

Por día, recibimos tres veces más información que hace veinte años. Las enfermedades ligadas a este progreso.

Internet, el nuevo blanco de las dictaduras. Pero su bloqueo no puede sostenerse en el tiempo.
| Cedoc

Así como un martillo puede servir para construir una mesa pero también para golpear a una persona, toda tecnología esconde una doble funcionalidad. En el contexto actual, a medida que los artefactos e invenciones parecen llegar para simplificar la vida y hacernos más libres, manifestaciones cada vez más corrientes comienzan a indicar lo contrario. Internet, el gran avance tecnológico de los últimos tiempos, pone en evidencia esta problemática.

Cuatro décadas después de su surgimiento, 2.080 millones de personas están conectadas a la Web en el mundo entero. Y mientras el tráfico de información es constante, cabe preguntarse por la naturaleza de esta herramienta. Si bien se trata de un espacio descentralizado que posibilita la libertad de acción, Marcelo J. García, coordinador del Departamento de Comunicación de la Sociedad Internacional para el Desarrollo, remarca que “Internet es técnicamente un espacio público más poderoso que la plaza clásica: es amplia, infinita e ideal para el debate de ideas. Sin embargo, la lógica que predomina en su expansión es comercial, con lo cual quien quiere acceder debe pagar entrada. En ese sentido, es por momentos más un parque de diversiones que un foro público”.
 

Los trastornos. Los efectos colaterales que empieza a haber en torno a la ubicuidad de la red son varios. La psiquiatría comenzó a entender su uso excesivo como un trastorno mental de tipo adictivo que puede afectar sobre todo a personas con necesidades emocionales especiales y a jóvenes y adolescentes. Entre sus efectos, señalan la pérdida del control, la modificación del estado de ánimo y la polarización atencional.

A medida que se desarrollan los smartphones, los televisores HD y las tabletas digitales, todos con conexión, el tiempo de las personas comienza a estar cada vez más vinculado a sus aparatos. Según el ente regulador británico de las telecomunicaciones, en los países europeos se consumen alrededor de siete horas diarias de contenidos desde cualquiera de estos dispositivos, lo que significa el 45% del tiempo que una persona pasa despierta.

La nota completa, en la edición impresa del diario PERFIL.