El
Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), acusó al gobernador de la provincia de Buenos
Aires, Felipe Solá, por la muerte de 33 presos en la cárcel de Magdalena en octubre de
2005. La acusación se desprende de un informe de la organización sobre la situación de los derechos
humanos en la Argentina, que denuncia que
el penal funcionaba sin habilitación
y con el conocimiento “de las más altas esferas del gobierno
provincial”.
El documento sostiene que, en el pabellón 16, los 120 internos habitaban unos 600 metros
cuadrados en total (4 metros cuadrados por persona), que
representa menos de la mitad de lo establecido por los estándares internacionales.
Asimismo, el organismo describe que las
58 personas alojadas en el pabellón incendiado –el 16 B– compartían el
uso de
tres letrinas, mientras que el predio funcionaba sin haber concluido la obra
edilicia total.
En ese sentido, el CELS cita que, en el sumario administrativo interno de la cárcel,
distintos encargados del penal admitieron conocer la situación de las falencias edilicias del
penal. “Claudio Olivero, Jefe de la División de Seguridad Laboral de la Secretaría de Higiene
y Seguridad Laboral del Servicio Penitenciario Bonaerense, afirmó que al tiempo de la entrega
parcial de las obras,
los módulos recepcionados no se encontraban habitables”, afirma el
comunicado del organismo.
“Fundamentalmente porque no poseían disyuntores ni el certificado de la puesta a
tierra, ni la prueba hidráulica de desagüe, ni la aprobación de la red de incendios, ni agua
potable, tampoco la prueba de hermeticidad en la línea de gas”, explica Olivero en el sumario
administrativo interno del penal.
En tanto, el informe asegura que las declaraciones de los internos que sobrevivieron a la
tragedia y de los miembros del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) que se encontraban de
guardia el día del incendio, “surge con claridad que no pudo utilizarse el sistema
antiincendios del pabellón porque
la red hidrante carecía absolutamente de presión”.
Asimismo, el escrito remarca el conocimiento que las autoridades de la provincia tenían sobre
la situación y que “la decisión de alojar personas en esas condiciones
respondió a las presiones políticas existentes ante la emergencia carcelaria”.
Jorge Octavio Ruiz, Jefe del Departamento de Obras de la Dirección de Construcciones y
Mantenimiento, destacó que hubo “expresas directivas del gobernador de la provincia de Buenos
Aires para acelerar las fechas de entrega de los módulos de la Unidad 28 de Magdalena”.
En ese sentido, el documento detalla que Juan Carlos Joubert, Director de Construcciones y
Mantenimiento entre diciembre de 2002 y noviembre de 2003, narró supuestas presiones que se habrían
realizado para finalizar las obras rápidamente.
“Se construyeron los catorce módulos en distintas Unidades Penitenciarias, más aún
contra la presión de su finalización para ingresar los detenidos que se encontraban en las
comisarías con el fin de descomprimir las mismas. Constantemente éramos apurados para su
finalización”, sostuvo el funcionario en el escrito de su defensa.
El informe del CELS precisa que el pabellón que alojaba a los internos “es un claro
exponente de la política de construcción de módulos de bajo costos que lleva adelante el gobierno
de la provincia de Buenos Aires (...) Son ampliaciones edilicias que se efectúan para aumentar la
capacidad original de las unidades carcelarias, que no implican el incremento de servicios
adicionales (cocinas, talleres, etcétera)”.
El documento explica que el SPB sumó 1.984 plazas en módulos de bajo costo, donde los
internos son alojados “en condiciones deficientes: pabellones colectivos de más de cincuenta
personas, insuficiente cantidad de baños, inexistencia de espacios recreativos o salas para recibir
visitas”.
“Más allá de los módulos de ampliación, el SPB ha construido en los últimos años al
menos cuatro nuevas cárceles de bajo costo, que son las unidades 12 de Gorina, 19 de Saavedra, 38
de Sierra Chica y 39 de Ituzaingó”, continúa el informe, para poco después sentenciar:
“Resulta preocupante que las nuevas construcciones edilicias llevadas adelante para
solucionar el problema de la sobrepoblación carcelaria no respeten los estándares internacionales
mínimos para el alojamiento de detenidos”.
Fuente:
DyN