SOCIEDAD
a ambos lados del mostrador

Adiós al ‘coso del cosito’: las ferreterías se reinventan por las compras femeninas

Según datos de la cámara ferretera, cuatro de cada diez clientes son mujeres. Eligen no sólo elementos para decoración: son cada vez más expertas y hacen los arreglos en sus casas.

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Conocedoras. Eugenia Castagnino consulta a Gabriel Ferro sobre las calidades de los martillos. | cuarterolo

Las funciones asociadas a cada género, se sabe, ya no están más divididas por la línea tajante de lo femenino y lo masculino. Las tareas domésticas empezaron a dividirse y, en muchos casos, las mujeres se convirtieron en las encargadas de mantener el hogar. Pero también, de la mano de la decoración y los tutoriales de DIY (o hágalo usted mismo, según sus siglas en inglés), cada vez más mujeres ponen manos a la obra y arman o reparan cosas para el hogar.

Y el lugar perfecto para dar rienda suelta a esas tareas –que, además, entre las fanáticas genera fascinación– son las ferreterías, que las reciben cada vez más: según datos de la Cámara de Ferreterías y Afines de la República Argentina (Cafara), las mujeres ya representan el 40% de la clientela, y la brecha entre ambos sexos se achica cada vez más.

“Me gusta arreglar las cosas sola para no depender de nadie, detesto estar esperando a que venga un proveedor y me resulta fácil, me doy maña”, dice la diseñadora gráfica Andrea Pellegrino (44), quien empezó a meterse en el mundo ferretero mientras veía cómo construían su casa en el barrio porteño de Caballito. Y cuenta que, en su grupo de amigas, siempre le piden consejos o directamente la llaman para que vaya a ayudarlas en sus departamentos.

Según datos de Cafara, las mujeres destinan entre tres y cuatro horas diarias para hacer arreglos de iluminación, plomería básica, jardinería, reparaciones en madera y metal, diseño y decoración. Y aquellas que trabajan lo hacen durante los fines de semana. “Si yo tengo tiempo libre, en mi casa te hago desde cambiar una lamparita, hacer un pizarrón para la cocina y hasta arreglar un caño roto”, cuenta Eugenia Castagnino (36). Y asegura: “Cuando aprendés a hacerlo, te das cuenta de que es una pavada”.

Desde la cámara ferretera explican que, con la incorporación del público femenino, también ha habido un crecimiento en las mujeres que están detrás del mostrador e, incluso, que manejan el sector (ver aparte), como explica Gabriela Goldaracena, gerenta de Cafara.

Ya son varias las ferreterías tradicionales que ampliaron su oferta con productos de bazar o artísticos. Es el caso de Mariana Ribero (33), quien junto a su hermano son los dueños de una ferretería en Córdoba desde hace 12 años. “El negocio lo puso mi papá y al principio pensaba que no era una actividad para mujeres. Con el tiempo empecé a buscar videos en internet para armar cosas, me terminó gustando y ahora aconsejo a los clientes que vienen”, cuenta Ribero. Y admite que al principio “el local era más masculino”, pero con el tiempo fueron agregando otros objetos, “desde imanes, pinceles de textura fina y hasta pinturas con óleo”.

“Hay algo entre la búsqueda de la solución a un problema cotidiano y un regodeo estético en las vidrieras de las nuevas ferreterías que atrae. Me quedo hipnotizada con la forma en que están expuestas las cosas, donde incluso se pueden encontrar perillas de cocina de todas las épocas”, cuenta Diana Sorkin (40), que frecuenta las ferreterías de su barrio, Palermo. “Las manualidades suelen asociarse a lo femenino, pero también tienen que ver con las ferreterías, porque las dos están conectadas con el hacer, al igual que cuando se cose un pantalón”, opina.

Manos a la obra. Para Goldaracena, hubo dos factores que influyeron en el crecimiento de la clientela femenina: las mujeres que viven solas y, además, las facilidades que trajo la web. “Hoy, las nuevas tecnologías permiten encontrar el paso a paso de todo, desde cómo revocar una pared hasta hacer un agujero con un taladro”, explica. Sin embargo, la consulta a los profesionales sigue ocupando un rol importante: “Si bien hay cosas muy simples que se pueden resolver con tutoriales, los arreglos más complejos siempre los consulto en la ferretería”, asegura Pellegrino.

No quedan dudas: el mundo de las ferreterías ya no es exclusivo para los varones, y las mujeres cada vez ganan más terreno. “Mis amigas son las que no le tienen miedo a armar máquinas, conectar cosas, usar taladros o trabajar en madera. No hay ninguna que no pueda arreglárselas sola”, concluye Sorkin.


“Los clientes varones ya no se resisten a que los asesoremos”

“Al hombre le costó mucho poder adaptarse a que lo atienda una mujer, al principio yo los dejaba con mi esposo, pero con el paso del tiempo ya no se resisten y hay algunos que prefieren que los asesore yo”, cuenta Beatriz Cabrera (63), quien maneja una ferretería desde hace 45 años y nota que no sólo crece cada vez más la clientela femenina, sino que la mujer está empezando a destacarse en el rubro ferretero.

“La diferencia sigue existiendo, porque sigue habiendo más hombres que mujeres en el sector, pero de a poco se van sumando más, e incluso vemos que las clientas se sienten más cómodas cuando las atiende alguien del sexo femenino”, explica.

Este cambio de costumbre y las modificaciones de los locales empiezan a atraer también a las descendientes más jóvenes de las familias ferreteras tradicionales. Ayelén (23) y Francisca Angiulli (22) son dos hermanas rosarinas que aprendieron el oficio desde pequeñas, mientras le hacían compañía a Sergio, su papá, cuando trabajaba en su ferretería. “Lo que más me gusta es ayudar a otros a resolver problemas”, cuenta motivada Ayelén. Y explica que el sector de máquinas es el preferido de las dos. “Nos gustan los aparatos de todo tipo, ya sean grandes o chicos, desde un taladro hasta una amoladora. Y como la tecnología avanza, siempre estamos actualizadas y hacemos cursos para poder formarnos y asesorar mejor a los clientes”, cuenta la joven, que está dedicada a la atención al público, y Francisca a la parte administrativa. Sergio no sólo se siente orgulloso por todo lo que les enseñó, sino que asegura que ya “superaron al maestro”.


Cambios de hábito

Las mujeres están conquistando cada vez más terrenos en cuestiones de género. De a poco, los calendarios eróticos empezaron a desaparecer de las gomerías y talleres mecánicos: Pirelli, la empresa líder en el sector automotor, dejó de lado a las modelos hot y mostró a estrellas de Hollywood, como Nicole Kidman, Uma Thurman y Helen Mirren, al natural y sin photoshop.

Lo mismo sucedió con la industria ferretera, que inaugurará su 14ª exposición el próximo 30 de agosto. “El sector cambió: con tantas mujeres en cargos altos de las empresas ferreteras y de maquinaria, logramos que la imagen de la expo sea más moderna y más enfocada en los productos”, cuenta la gerenta de Cafara.

En otras actividades, como el automovilismo, las carreras todavía parecen más asociadas a un mundo eminentemente masculino.