SOCIEDAD
PATRIMONIO PORTEÑO

Aún quedan unas 80 chimeneas antiguas y son patrimonio urbano

Algunas se ven a simple vista, como la de Zavaleta y Uspallata, en Parque Patricios, o la de Villa Crespo. En cambio para ver otras, hay que agudizar la mirada y descubrirlas entre los edificios que las taparon.

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Utilidad. Servían para la ventilación del sistema cloacal. En Barracas esta semana apareció una en una obra. | AYSA / cedoc

La demolición de una antigua planta industrial de la avenida Suárez al 1700, en Barracas, dejó al descubierto la existencia de una chimenea histórica perteneciente a la ventilación del primer sistema cloacal que la ex Obras Sanitarias de la Nación (OSN) instaló en la Ciudad a principios del siglo pasado. En realidad, se trata de ventiletas que se utilizaban para ventilar los gases que circulaban por el sistema de desagües porteño.

Según datos de AySA, aún existen unas ochenta chimeneas, que fueron diseñadas y construidas en serie y al mismo tiempo por una fábrica que OSN tenía en la zona de San Isidro. Aunque algunas están distribuidas en diferentes barrios de la Ciudad, también existen chimeneas o ventiletas en la zona sur y oeste del Gran Buenos Aires. Si bien su estructura es similar, base cúbica desde donde emerge la típica columna de ladrillos a la vista (rojos) rematadas con detalles de estilo y pararrayos. Existen tres tipos: de 35, 30 y 25 metros de altura.

En la Ciudad algunas se ven a simple vista, como la de Zavaleta y Uspallata, en Parque Patricios, o la de Humboldt y Camargo, en Villa Crespo. En cambio para ver otras, hay que agudizar la mirada y descubrirlas entre los edificios que las taparon. También hay en Parque Centenario, Barracas, Colegiales, Mataderos, Recoleta, Boedo, Flores y Floresta.

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Todas las chimeneas fueron instaladas en terrenos fiscales en los que ademas de la torre, se construía una vivienda para el personal a cargo de su control y cuidado. “Actualmente AySA desarrolla un Plan de Mantenimiento y Mejora, que contempla el relevamiento, diagnóstico y mantenimiento de todas las chimeneas de la concesión. El objetivo es asegurar su funcionamiento además de conservar el patrimonio arquitectónico que estas representan”, dijo Jorge Tartarini, director del Museo del Agua y de la Historia Sanitaria de la firma concesionaria.

Debido a que son todas construcciones de más de cincuenta años, las ventiletas no pueden modificarse ni destruirse sin el visto bueno de la Dirección de Patrimonio porteño. En el caso de la de la calle Suárez, desde la ONG Proteger Barracas adelantaron a PERFIL que “el proyecto contempla su preservación según la disposición 1.249 DGIUR/17. Seguimos la obra y pusimos en alerta a la comisión de Patrimonio de la Legislatura”, agregaron.