SOCIEDAD

Austeridad y renovación, las claves del primer año de Francisco

El Sumo Pontífice sentó las bases de un cambio que promete reformar la Iglesia. Diez puntos para resumir el fenómeno.

El sello de Francisco se esparce en el Vaticano y -pese al ala más ortodoxa- apunta a llegar al resto del mundo.
| AFP.

Un cambio de formas. En pocas palabras, ese es el cambio inicial que protagoniza hoy la Iglesia Católica con el primer año de Francisco en el trono de San Pedro.

Para los que habían olvidado su peso en los cónclaves en los que se disputaba la sucesión de Juan Pablo II, la llegada del jesuita argentino Jorge Bergoglio sorprendió por su inesperada proclamación. Para quienes seguían la interna eclesiástica -que no se desató con la renuncia de Benedicto XVI, sino bastante tiempo antes- el arribo del argentino era una de las posibilidades más certeras y también la más discreta de todas las estrategias. Contó con la “aprobación” del ahora Papa emérito y llevó, indefectiblemente, el estilo Bergoglio.

Ahora, ese sello se esparce en el Vaticano y -pese al ala más ortodoxa- apunta a llegar al resto del mundo.

No es otra Iglesia. Es otra forma de construirla. Aquí, algunos hitos del hombre que puede cambiar el curso de la institución más duradera de la historia.

1.- ¿Inclusión o tolerancia? Tal vez el cambio más urgente en la Iglesia haya sido el de las formas y la constante ruptura del protocolo, que ya es una marca registrada del argentino. Los gestos y abrazos a chicos, mendigos, personas con capacidades diferentes, enfermos y desvalidos recorren el mundo. Pero hay temas pendientes en la agenda de la Iglesia, y es posible que queden así, “pendientes”: aborto, comunión de los divorciados e inclusión de los gays.

Lejos quedó el arzobispo que llamaba a defender “el plan de Dios” contra aquellos que pretendían destruirlo con el matrimonio igualitario. De reconocer la existencia del “lobby gay”, Francisco llamó a no juzgar a los feligreses por su orientación sexual. 

Pese a las dudas de buena parte de la comunidad homosexual, hay quienes confían: el Santo Padre fue elegido como personalidad del año por la revista The Advocate

Su debate con el divorcio es algo más moderado. Hacia fines de 2013, la Iglesia encomendó un sondeo transmitido por la Conferencia Nacional de los obispos acompañado por un pedido por parte del coordinador de la Santa Sede, monseñor Lorenzo Badisseri, para “compartir cuanto antes y de la manera más amplia posible el documento”.

El objetivo es el de tener claras las diferentes respuestas brindadas por los católicos del mundo -alrededor de 1.200 millones de personas- antes del sínodo de los obispos extraordinario sobre la familia que tendrá lugar entre el 5 y el 19 de octubre de 2014.

2.- Pedofilia, esa íntima vergüenza. La cruzada contra curas ligados a escándalos de pedofilia y abuso sexual dejó sus primeros heridos.

“Son la vergüenza de la Iglesia”, clamó Francisco. "¿Nos avergonzamos? Tantos escándalos que yo no quiero mencionar singularmente, pero que todos sabemos cuáles... Escándalos, en los que algunos han tenido que pagar caro: ¡Y eso está bien! Se debe hacer así... ¡La vergüenza de la Iglesia!", exclamó el Papa durante una homilía.

“Tenían un posición en la Iglesia, una posición de poder, y también de comodidad, pero no la palabra de Dios", repudió.

Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI pidieron perdón público a las víctimas de abusos y decidieron ordenar la llamada "tolerancia cero" de cara a toda denuncia. Sin embargo, la Santa Sede se negó en diciembre a responder al cuestionario de la ONU enviado en julio en el que se le pedía explicaciones sobre los casos que examina la Congregación para la Doctrina de la Fe.

En 2005, Benedicto XVI prometió apartar a todos los encubridores de abusos sexuales dentro de la Iglesia, pero no lo logró.

En 1995, la Iglesia estableció que toda denuncia de abusos a menores por parte de curas debe ser notificada a la Congregación para la Doctrina de la Fe. En 2011, sacudida por la magnitud del fenómeno, el Vaticano ordenó a todos los obispos del mundo que denuncien a la justicia ordinaria del propio país a los miembros del clero acusados de pedofilia.

Con la llegada de Francisco, la Iglesia retomó esa iniciativa, expulsando con urgencia a cardenales del mismo Vaticano. El pontífice creó a inicios de diciembre una comisión para ayudar a las víctimas de curas pedófilos y evitar nuevos casos.

3.- Basta de lujos. “Las reformas organizativas y estructurales son secundarias, vienen después. La primera reforma debe ser la de las actitudes. Los ministros del Evangelio deben ser personas capaces de caldear el corazón de las personas, de caminar con ellas en la noche, de saber dialogar e incluso descender a su noche y su oscuridad sin perderse”, explicó en agosto a La Civiltà Cattolica. Uno de los cambios organizacionales llegó enseguida: en octubre desplazó al entonces secretario de Estado Tarcisio Bertone, el “monje negro” de Benedicto XVI. 

“El pueblo de Dios necesita pastores y no funcionarios ‘clérigos de despacho’”, resumió a La Civiltà. Ese mismo mensaje le llegó a obispos, sacerdotes y diáconos, a quienes exhortó a buscar a los que tengan “sed de Dios”. “Es en las favelas, en los cantegriles, en las villas miseria donde hay que ir a buscar y servir a Cristo”, indicó Francisco, que se niega a usar algunos atavios de la tradición papal, como las sandalias de Pescador, cruces y anillos de oro.

Él mismo los llevó de la mano, cuando visitó una cárcel de menores en las afueras de Roma previo a Pascuas. Si bien el lavado de pies en una cárcel resultó inédito para la Santa Sede, el gesto es casi una tradición en la historia del Pontífice y sus homilías en Buenos Aires. Poco antes, había pedido a los religiosos que sean "pastores con olor a oveja". 

Tal vez, el mejor ejemplo de la doctrina papal sea el arzobispo polaco Konrad Krajewski. El “limosnero del Papa” recorre Italia repartiendo euros y enseres a quienes lo necesitan.

4.- Ego te absolvo. Es Francisco quien se pone al frente de la comunidad y se reconoce como uno más de ellos. El Obispo de Roma es un cordero de tantos que piden perdón por sus faltas (aunque defiende con pasión su locura tanguera y sanlorencista). “Soy un pecador en quien el Señor ha puesto los ojos. Y esto es lo que dije cuando me preguntaron si aceptaba la elección de Pontífice”, así se definió en la primera entrevista que diera a un medio periodístico tras su consagración. 

Sobre sus años como provincial de la Compañía de Jesús, recuerda: “Mi forma autoritaria y rápida de tomar decisiones me ha llevado a tener problemas serios y a ser acusado de ultraconservador”.

5.- De un Nuevo Mundo. Tras el largo papado de Juan Pablo II y la ortodoxia de los nueve años de Benedicto XVI, la Iglesia pasó por un reacomodamiento que expuso no sólo los claroscuros de la Iglesia, sino también la incapacidad de la conducción para renovar sus bases.

Ratzinger, eminente representante del ala conservadora, sorprendió a propios y ajenos con su histórica renuncia. En silencio, permanece como Papa emérito, en una situación impensada para la propia Curia romana.

El primer año de Francisco está marcado por la impronta del cardenal alemán: la Jornada Mundial de la Juventud, visitas oficiales, y una creciente presencia en redes sociales que, aunque existía desde 2012, estalló con la llegada del argentino al trono de San Pedro.

6.- Cash vaticano. La imagen del flamante Papa dio lugar a todo tipo de merchandising. De tours porteños que pasan por el poco turístico barrio de Flores -donde el pontífice pasó su juventud- hubo estampitas, póster y hasta un álbum de figuritas.. Ahora se sumarán dos películas

Sin embargo, la imagen que tanto refresca la añeja concepción en torno a la Iglesia Católica parece no ser del todo cómoda. 

“Pintar al Papa como si fuese una especie de Superman, una especie de estrella, me resulta ofensivo”, confesó, en una entrevista con el diario italiano Corriere della Sera. “El Papa es un hombre que ríe, llora, duerme tranquilo y tiene amigos como todos. Es una persona normal”, remarcó.

7.- Relativa distancia. Francisco no tiene forma de escapar a la romería de dirigentes de todo el mundo que buscan una foto con él. La milagrosa transformación del supuesto colaboracionista en la última dictadura mutó en un líder cuya imagen positiva puede “bendecir” a quien se acerca, ideologías al margen. No es casual que haya decidido viajar a Argentina recién después del 2015. Su fluido contacto con familiares y víctimas de diversas tragedias da muestra de una sigilosa atención hacia la actualidad nacional e internacional.

Desde su lugar, ha expresado preocupación por la guerra en Siria a la vez que pidió por el cese de la violencia en Venezuela y Ucrania, y condenó la trata de personas y la indiferencia ante la inmigración ilegal en Lampedusa. "Hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraternal", lamentó.

8.- Contener a todos. En su aparente conservadurismo, es consciente de las falencias de la institución. “La Iglesia necesita con mayor urgencia hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía, proximidad. Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla”, define.

“Sueño con una Iglesia madre y pastora. Los ministros de la Iglesia tienen que ser misericordiosos, hacerse cargo de las personas, acompañándolas como el buen samaritano que lava, limpia y consuela a su prójimo. Dios es más grande que el pecado”, apunta. Varios temblaron con la “maternidad” eclesiástica al imaginar la posibilidad de que el Papa diera mayor relevancia al rol de la mujer en la Iglesia. Pueden estar tranquilos: eso está lejos de los planes.

9.- Apertura. El Papa todavía lleva consigo una intención que lo distinguió en su carrera eclesiástica, la del diálogo interreligioso. 

En nombre de una “amistad universal”, Francisco propuso a otros jefes religiosos “promover el respeto mutuo, compartir la alegría, sin hacer referencia al contenido de las convicciones religiosas”.

El próximo paso será viajar a Israel, país al que iría acompañado por su amigo, el rabino Abraham Skorka.

Por otro lado, en su primera exhortación apostólica, "Evangelii Gaudium" (La alegría del Evangelio), propuso una reforma a todos los niveles de la Iglesia católica.

En el primer documento de su pontificado enteramente escrito por él, de 142 páginas en su versión en español, el Papa advirtió además contra la violencia generada por la pobreza e imploró libertad religiosa para los cristianos en Oriente Medio. 

"No tengamos miedo a revisar algunas costumbres y normas de la Iglesia", dijo en el documento en uno de los puntos más fuertes de la exhortación. "No hay que hacer pesada la vida a los fieles", dijo al citar a Santo Tomás de Aquino. Y escribió: "En su constante discernimiento, la Iglesia también puede llegar a reconocer costumbres propias no directamente ligadas al núcleo del Evangelio (...) Pueden ser bellas, pero ahora no prestan el mismo servicio en orden a la transmisión del Evangelio. No tengamos miedo de revisarlas. Del mismo modo, hay normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de vida".

Días atrás, dejó el Vaticano para participar junto al cuerpo de cardenales de un retiro espiritual previo a Pascuas.

10.- Renovación. Hoy, la apuesta de Francisco para relanzar la Iglesia apunta a los jóvenes. Hacia ellos se dirigió en su sorprendente gira por Brasil. En la basílica paulista de Aparecida, el Papa dio tres ejes para vivir en la fe. "Tres sencillas actitudes, tres simples posturas: conservar la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir con alegría".

Si alguno no lo había entendido, lo tradujo a términos futboleros en Copacabana: “Sean protagonistas de la historia, pateen para adelante, construyan un mundo mejor, jueguen adelante siempre. No balconeen la vida, métanse en ella, como hizo Jesús”.

Hagan lío, salgan afuera”, insistió. “No se dejen excluir" porque "si la Iglesia no sale, se convierte en una ONG y la Iglesia no puede ser una ONG". Claro.

 

(*) Editora de Perfil.com