SOCIEDAD
ante la ola de robos de perros

Cada vez son más las mascotas que llevan instalado un microchip

El sistema es requerido para ingresar a otros países. Sin embargo, crece la cantidad de casos en que se los colocan por seguridad. Cuestan entre 300 y 600 pesos.

ConsulTa. El sistema genera curiosidad y los dueños buscan asesoramiento.
| Néstor Grassi

“Decidí chipear a mi mascota como una medida más de seguridad. Conozco el caso de una perra que fue buscada durante seis meses hasta que la reconocieron mientras la paseaba otra persona. Luego de reclamarla se la dieron, pero si hubiera tenido el chip, no hubiese habido dudas”, explica Moira Ríos Errecart, mientras Balu, su bulldog francés, descansa en el sillón.

El cachorro hace más de un año tiene implantado un chip donde están registrados sus datos y los del dueño responsable. Parece una idea futurista o irreal, pero con la creciente ola de robos y secuestros de mascotas cada vez son más los que optan por “chipear” a su amigo cuadrúpedo.

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El microchip es un sistema electrónico de identificación de animales que está formado por dos partes: el microchip y la cápsula por la que está cubierto, de un vidrio suave y biocompatible.

El proceso de implantación lo debe llevar a cabo un veterinario. El profesional introduce la cápsula en el cuerpo del animal, a la altura de la nuca, mediante un inyector. Cada chip almacena un código único, que al ser leído por un dispositivo puede accederse a los datos ingresados.

La información relativa al perro o al gato queda registrada en una base de datos: el nombre del dueño, su dirección y uno o dos teléfonos de contacto y registro de vacunas, entre otros.

“Es una manera de desmotivar el robo de mascotas. La identificación es inviolable y resulta una manera de hacerse responsable de los animales”, dice Celeste Verberkt, dueña de Stanley, con quien vive en Chile, donde la portación de chip es obligatoria. En contraste, en Argentina no existe un banco único de datos debido a que no hay legislación sobre el tema.

“Lo recomiendo. Es un pinchazo subcutáneo y el chip es del tamaño de un diente de arroz”, explica Moira. Como el de ella existen muchos casos más. Los especialistas cuentan que puede aplicarse a partir del segundo mes de vida del animal. En los criaderos de razas de valor se comercializan los animales con el chip incluido además de los registros de pedigree habituales.

En Madrid, España, se dispuso la obligatoriedad de identificar a mascotas con el microchip. De a poco, otras comunidades autónomas han adoptado medidas similares (ver recuadro).

“Cada vez más escucho casos de robos y conozco perritos con microchip. Me gustaría que se avance sobre la legislación de este proceso porque ayudaría tanto a la seguridad como al control sanitario”, opina Valeria Bernardi, quien se acercó junto a su perro Jean Paul al Consultorio Veterinario Del Pino, un centro veterinario ubicado en el barrio de Belgrano pionero en la técnica.

Hace cuatro años que realizan el procedimiento y según explican todo comenzó para brindar un servicio para los que deben viajar a países donde es obligatorio el registro de los animales mediante un chip. Si bien continúan siendo el principal grupo consumidor, reconocen que en los últimos tiempos creció la demanda del método por temas vinculados a la inseguridad.

“Algunas personas creen que es un sistema de geolocalización. Pero ésta es sólo una manera de identificarlos, no un GPS”, aclara Guido Cunha Ferré, veterinario encargado de aplicar los dispositivos.

Y sigue: “Los propietarios de todo tipo de perro o gato desean asegurarse efectividad ante la posibilidad de tener que reclamar a su mascota y por eso incorporan el chip”, sostiene.

Para los que desean sumar un localizador en su mascota existen collares y apliques externos, de fácil compra por internet, pero que ante el caso de robo son descartados o rotos por los propios delincuentes para evitar ser capturados. Por eso, queda la esperanza de que al encontrar al animal, el dueño pueda demostrar que le pertenece.

En la actualidad son más de veinticinco veterinarias registradas que ofrecen este servicio, y su valor varía entre los 350 y 600 pesos según la calidad del chip y las bases de datos donde será registrado.

 

El sistema en el mundo

Como explica el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), para viajar a países europeos el animal debe estar identificado mediante un transpondedor o microchip compatible con las Normas ISO 11784 y 11785.

Por ejemplo, en España la ley obliga a identificar a los animales de compañía. En algunas comunidades se identifica al animal mediante el tatuaje o el chip, pero cada vez son más las que obligan a implantar el sistema electrónico. También existe una red llamada Europetnet, conformada por un grupo de asociaciones de toda Europa que comparten los registros de identificación de todos los animales con microchip.

Los países que forman parte de Europetnet son: Alemania, Austria, Bélgica, Chipre, Eslovaquia, España, Estonia, Dinamarca, Holanda, Hungría, Irlanda, Lituania, Luxemburgo, Noruega, Polonia, Reino Unido, República Checa, Rusia, Suecia y Suiza. Allí existen penas y multas para quienes abandonan o pierden a sus mascotas.