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Cada vez son más los hombres que deciden depilarse el cuerpo

Muchos no tienen problemas en comentarlo, pero otros aún sienten prurito a la hora de confesar que ayudan a la naturaleza para lucir limpios de pelos. Durante el último año, la demanda creció un 50 por ciento. Y son más constantes que las mujeres. Pecho, brazos y hombros, lo más pedido. Ni deportistas, gays o modelos: famosos y anónimos, y muy coquetos.

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IMPOSIBLE DECIRLE "OSITO". Fabin Gianola lo confes pero ahora lo niega. | Cedoc

¿Qué tienen en común Facundo Arana, Osvaldo Laport, Fabián Gianola, Marcelo De Bellis, Alan Faena, Gaby Alvarez, Santiago Almeyda, Emiliano Rela y Walter Queijeiro? Además de compartir el elíptico mundo de la farándula local, los une una característica más que peculiar: todos ellos se depilan. Sí, quitan de su cuerpo algunos pelos que consideran molestos untándose con cera caliente y soportando después un cruel tirón.

Sepa, lector, que esta práctica no tiene que ver con ninguna tendencia sexual y, tampoco, con ser nadador, fisicoculturista o ciclista: está comprobado que actores, empresarios, relacionistas públicos, egresados de Gran Hermano, conductores decontracté o periodistas deportivos, entre otros tantos y al igual que muchos anónimos coquetos, la llevan a cabo por simple y pura elección estética.

En un mundo en el que la “metrosexualidad” ya es moneda corriente, aún muchos dudan en hacerse cargo y aceptar que pasan por la depiladora cada tanto. Idolos de románticas novelas o tiras costumbristas, galanes por antonomasia como Arana y Laport suelen evitar el tema con elegante sutileza... No sea cosa que se caiga un mito de maravillosa genética agraciada. Pero en la otra punta de la pacatería y, valga la paradoja, Walter Quejeiro no tuvo pelos en la lengua a la hora de explicar, divertido, que estaba aburrido en Alemania cubriendo el Mundial y un día fue a un lugar para que lo depilaran completo. Otros ni lo evaden ni lo cuentan. Simplemente, disimulan lo incamuflable.

“No es mi caso, mi amor”, dijo el lampiño Gianola, cortante y por teléfono, cuando PERFIL le consultó sobre el tema. Y lo negó con desparpajo, aun después de haberlo comentado en Bien tarde, su programa de la medianoche. Marcelo de Bellis se lo confesó a Jorge Guinzburg en Mañanas informales el año pasado pero tampoco quiso hablar ahora porque, explicó, “la gente cree que depilarse es cosa de homosexuales y estoy cansado de que me molesten con eso”.

Nada más lejos de la realidad, ya que el hombre siempre jugó a cambiar su imagen experimentando con sus patillas, barba y bigotes. Ahora, simplemente extendieron su opción de pelo o no pelo hacia el cuerpo entero. Si bien es cierto que la cultura gay fue pionera en la depilación corporal, la popularización de los gimnasios y los deportes vinculados al culto del físico fueron poniendo también su granito de arena y, actualmente, cada vez son más los hombres que anhelan ese ideal que el vello parece ensuciar.

Fuera, pelos. Además del hábito más reconocido de emprolijarse a diario los pelitos sobrantes de las cejas, nariz y orejas, están los que quieren lucir sus pectorales y no dudan en sacarse el vello del pecho. Muchos, también, siguen hasta la espalda, axilas, cavado, glúteos, tira de cola y genitales. Una investigación realizada por el Departamento de Medios de la Universidad de Nottingham Trent, Gran Bretaña, asegura que “se ha incrementado notablemente el número de individuos que se depilan”. Esta tendencia hizo base en Argentina y actualmente en Buenos Aires hay varios lugares especializados en depilación masculina que ofrecen un trabajo específico.

“De un año a esta parte, se incrementó en un 50 por ciento el nivel de clientes y consultas. Los hombres son más constantes que las mujeres y vuelven religiosamente. Lo que más piden es pecho, hombros y brazos”, explica Silvia Rao, experta en estética masculina.

Así las cosas, atareadas depiladoras/dalilas van transformando a varios sansones que optan por salir a la conquista depilados porque ahora la fuerza, creen, se encuentra en un ideal estético lampiño y no en un anticuado hombre de pelo en pecho.

Por obligación profesional. Alto, bonito y rubio, José Meolans podría sacarle el puesto de galán a Facundo Arana con sus ojitos claros y ese cuerpo impoluto. Pero el nadador cordobés, a diferencia del actor, acepta y cuenta que se depila porque estar lampiño es, en su caso, una exigencia profesional. Y así va por el agua, limpito, sin pelos y veloz como un pez.

El vello puede llegar a tapar y desdibujar los recortes musculares, por eso fueron precisamente los culturistas quienes impulsaron esta tendencia depilatoria para lograr fines tanto estéticos como de comodidad e higiene, igual que los modelos. Otros que también necesitan estar libres de pelos, por una cuestión aerodinámica, son los ciclistas.

La depilación en el hombre es diferente a la de la mujer, ya que tiene condicionantes hormonales y genéticos. Sin embargo, el proceso es básicamente el mismo y el más recomendado suele ser el de la cera caliente o de baja fusión.