La mayoría de los compradores de cupones de descuentos son mujeres profesionales de entre 25 y 45 años. Por qué se ven tentadas a consumir.
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Josefina Romano vive en Caballito, tiene 27 años y es Ingeniera Industrial. Utilizó Groupon dos veces para comprar sesiones de ultracavitación. “El lugar se saturó y fue muy difícil arreglar los turnos”, cuenta.
Además, compró una sesión de maquillaje por Agrupate que finalmente no pudo usar porque sólo eran válidas de lunes a viernes en el horario en que ella trabajaba. “La próxima vez que compre voy a leer la letra chica”, advierte un poco decepcionada.
Andrea Capelli, de Villa Sarmiento, es dueña de un instituto de idiomas en Ramos Mejía. “Mi experiencia cupónica es muy amplia”, cuenta.
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“Empecé tentándome con seis sesiones de ultracavitación. Pagué 200 pesos por algo que vale 1200".
Andrea también adquirió cupones por una experiencia en kayak en el Tigre y dos clases de golf. Además, se hizo el alisado definitivo, una limpieza de cutis y pasó un día en un spa.
“Con las clases de golf me fue bárbaro pero con la limpieza de cutis no: la cosmetóloga era un desastre”, dice.
¿Y los hombres qué compran? Nicolás Grossman, psicólogo de 33 años, compró tres cupones de descuento por canchas de tennis y dos entradas para un recital de INXS.
Según el manager de Groupon Argentina, Federico Malek, los artículos más comprados son los relacionados al turismo, la estética y la gastronomía. La mayoría de los consumidores son mujeres (representan un 77% del total) profesionales de entre 25 y 45 años.
Los encargados del sitio Pez Urbanoagregan que los consumidores tienen un alto poder adquisitivo y son usuarios frecuentes de redes sociales.
“La posibilidad de comprar con cupones está más instalada en otros países y acá recién se está empezando a adoptar”, explica la investigadora Mariela Mociulsky, de la consultora Trendsity.
“Estas tácticas son una opción para ser un consumidor más inteligente porque la posibilidad de ahorrar en algunos consumos implica darse ciertos lujos y acceder a otros”.
Para Mociulsky, hay una tendencia entre las mujeres a ser mejores administradoras del presupuesto familiar y por eso representan un porcentaje tan alto de los consumidores.
Sin embargo, aclara: “Muchas veces les gana la tentación y se compran cosas que no estaban planificadas ni consideradas necesarias”.
