SOCIEDAD

Cómo funcionan las bandas narco que controlan las villas

Al menos diez organizaciones se dedican al narcomenudeo pero generan grandes ingresos. Sociedades y protección armada.

Bandas de origen peruano y paraguayo, enfrentadas.
| Cedoc

Predominio territorial. Esa es la premisa principal que mueve a los grupos narcos que manejan el negocio de la droga en las villas de la ciudad de Buenos Aires. Para lograrlo sólo hay dos caminos: la intimidación y el uso de la fuerza. Esa regla explica la violencia que se respira en los pasillos de los barrios controlados por narcotraficantes. Disparos al aire, burlas a gendarmes y amenazas a vecinos no son simples impulsos, sino una parte importante de un negocio que se edifica sobre el miedo y la demostración de impunidad.

Fuentes judiciales estiman que en CABA funcionan al menos diez organizaciones que, si bien poseen características similares, son autárquicas. Las más fuertes, asentadas en la Villa 31 y la 1.11.14, tienden lazos para trasladar y acopiar la droga antes del ingreso a la Ciudad, pero las ventas las realizan de forma separada y no tendrían dominio sobre los grupos más pequeños de otros asentamientos.

Si bien se dedican sólo al narcomenudeo, las ganancias son enormes. “No es posible calcular cuánto ganan, pero sin duda es mucho dinero. Se evidencia en la cantidad de personas que forman parte de las organizaciones y la complicidad de algunos miembros de las fuerzas de seguridad”, indicó un investigador que sigue de cerca la evolución del narcotráfico en las villas.

“Son verdaderas estructuras organizacionales en cadena, que se apropian del espacio, imponen y mantienen el control social para maximizar ganancias en menor tiempo. Esto les permite mayor flexibilidad en la institucionalización de una actividad económica criminal que requiere involucrar a la comunidad como fuerza laboral”, explicó una fuente calificada a PERFIL.

En una causa que investigó a una de las cuatro organizaciones de la 1.11.14, liderada por Sergio Ramón Britez, quedó demostrado que en un fin de semana largo se vendieron 40 kilos de marihuana sólo en Tres Bocas, el principal punto de venta del lado paraguayo del barrio de Bajo Flores. A mil dólares el kilo, lograron 40 mil dólares en tres días.

Los puntos de venta son otra clave del narcomenudeo: “En ese lugar trascurre el momento crítico de éxito para la organización, porque allí concurren el ideal de la planeación estratégica y las acciones previas para asegurar la monetización de los productos”, detalló una fuente policial.

Para ello, los narcos estudian el entorno, la referencia espacial, la accesibilidad, la forma de ingreso, el tiempo de transacción y recorrido. El stock es otra variable que se relaciona con los mecanismos de ocultamiento y la distribución entre los vendedores. La Avenida Riestra delimita el territorio entre peruanos, un pequeño grupo de argentinos conocidos por su devoción al Gauchito Gil y dos bandas de paraguayos que confluyen en Tres Bocas, un punto neurálgico que resolvieron utilizar por turnos. El pasaje está ubicado a menos de 100 metros de la cancha de San Lorenzo. Una tercera organización les brinda protección.

El brazo armado de las bandas es otra demostración de poder. “No se puede hablar de ejércitos, pero hay grupos fuertemente armados que se dedican a la protección de vendedores y depósitos”. El mayor obstáculo que enfrentan no son los allanamientos, sino las “mexicaneadas entre bandas”.

La Procunar, dirigida por el fiscal Diego Iglesias, investiga crímenes que podrían estar relacionados con la guerra narco entre bandas de la Villa 31.

En Barracas existen cinco organizaciones que se disputan la venta pero que se unen para traer grandes cargamentos de Paraguay. Otros lugares de “alta complejidad” son la Villa 20, La Carbonilla, Villa Fraga y Ciudad Oculta, donde no hay referentes identificados pero en los que se repite el mismo esquema.

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