SOCIEDAD
activistas de greenpeace

Cómo viven los argentinos presos en Rusia

El papá de Camila Speziale la visitó esta semana. Ella está sola en una celda con televisor y mira películas en ruso. Hernán Perez Orsi hace ejercicios y lee novelas.

En Rusia. Néstor, el papá de Camila Speziale, en Murmansk, donde viajó para visitar a su hija.
| Gza. Greenpeace

Las casas bajas y la nieve cubren todo el paisaje de Murmansk, ciudad portuaria rusa, ubicada casi 1.500 km al norte de Moscú, y a 2.345 km del Polo Norte. En pleno invierno, el sol se esconde por completo, con temperaturas que pueden alcanzar los 20 grados bajo cero. En verano, en cambio, se da el fenómeno opuesto y hay luz natural 24 horas.
Allí se encuentran detenidos hace más de un mes los treinta activistas de Greenpeace –entre ellos, los argentinos Camila Speziale (21) y Hernán Pérez Orsi (40)– acusados de vandalismo (les dieron de baja el cargo de piratería) cuando intentaron abordar una plataforma petrolera rusa en plena campaña por denunciar la perforación del Artico. El centro de detención donde están es algo intermedio entre una cárcel y una dependencia policial, por lo que las condiciones son un poco mejores a las que podrían llegar a suponer caer preso en otro rincón ruso. Camila, que esta semana recibió la visita de su papá, está sola en una celda donde tiene calefacción y un televisor con varios canales en ruso, que ella usa para escuchar música. Hernán, comparte la suya con un ruso, que le enseña el idioma y tiene buena relación con él. Reciben la visita del cónsul argentino Jorge Zobenica y de sus abogados.
El jueves pasado Néstor Speziale pudo reencontrarse con su hija, hablarse y abrazarla por primera vez desde el 19 de septiembre cuando quedó detenida. El encuentro fue en un salón, donde pudieron hablar tranquilos, sin intermediarios. “Estaba muy emocionado porque la vio bien, sin rejas, ni vidrios de por medio”, cuenta a PERFIL Paula Boscaroli, la mamá de Camila. Ella tiene pensado viajar una vez que Néstor vuelva, a fines de la próxima semana, ya que podrá verla una vez más (los detenidos pueden recibir dos visitas por mes y llamar por teléfono una vez por semana). Néstor le llevó cartas de sus amigos, libros, dibujos de sus hermanos y ropa.
“Camila está entera, optimista y positiva. Néstor la vio más flaca y eso le impresionó, pero lo que más destacó cuando me llamó fue el buen trato de la gente, y eso fue un alivio muy grande para nosotros”, agrega Paula. El lunes ella pudo hablar por teléfono con Camila por segunda vez desde la detención: “Hablamos bastante, más tranquilas y relajadas que la primera vez. Mucho no me cuenta, me pregunta más de las cosas que pasan afuera. Quiere tener una bocanada de oxígeno y me pregunta por todos, qué hace cada uno”, dice.
El 24 de noviembre comienza la audiencia donde Camila, Hernán y los 28 activistas, sabrán los resultados de la investigación.