SOCIEDAD
SOSPECHAN QUE ENCARGO UN CRIMEN

Detenida y procesada como la jefa narco de la Villa 31 bis

Tiene 28 años. Sería mano derecha de un histórico capo peruano. Tenía tres sicarios a su disposición. En su casa hallaron droga y un arsenal.

De paseo. Cynthia Huamani Zambrano, con sus hijos en una visita al zoo de Luján. Está presa desde octubre, cuando cayó junto a un cómplice: José Saravia (der.).
| Cedoc Perfil

El negocio de la droga en la Villa 31 Bis de Retiro está en manos de narcos peruanos que responden a un mítico capo: Alionzo Rutillo Ramos Mariños, más conocido como Ruti, un ex miembro de Sendero Luminoso que llegó a disputarle el poder a Marcos Estrada González en la Villa 1.11.14 del Bajo Flores, y que en 2008 fue condenado a 18 años de prisión por la masacre en la procesión de la Virgen de los Milagros, ocurrida el 29 de octubre de 2005.

Para los investigadores, Ruti sería el jefe narco en las sombras del asentamiento del barrio porteño de Retiro. Un hombre que no vive en la villa y que “frecuentaría la zona esporádicamente, ingresando por corto tiempo a fin de dar directivas generales para la comisión de las maniobras y eventualmente retirar parte del dinero recaudado”. Pero lo curioso no es su liderazgo sino quién sería su mano derecha en la 31 Bis porque se trata, ni más ni menos, que de una joven mujer de 28 años, también de nacionalidad peruana. 

Se llama Cynthia Helen Huamani Zambrano, y actualmente está procesada como coautora de los delitos de “tráfico ilícito de sustancias estupefacientes en la modalidad comercio, agravado por la intervención de tres o más personas organizadas para cometerlo, y acopio de armas de fuego, sus piezas y municiones, ambos en concurso real entre sí”.

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Huamani Zambrano fue detenida el 24 de octubre pasado en su casa del partido bonaerense de San Martín. Su perfil nada tiene que ver con el rostro angelical que exhibe en las fotos que publica en las redes sociales.
Para los investigadores del caso esta mujer sería la encargada de brindar “las directrices en la villa, así como también de la distribución de la droga y el control cotidiano de los puntos de venta al menudeo”, una tarea que habría heredado de otra capo narco que fue detenida en octubre de 2012: Luz Marina Miranda Bendezú, alias Doña Luz.

Huamani Zambrano estaba a cargo de un ejército de dealers, en un sector de la villa conocido como “el pasillo de los transas”, pero además tenía tres sicarios que supuestamente respondían a sus órdenes y que habrían ejecutado a un hombre que presuntamente amenazaba el negocio: Willington Gallegos Guzmán. “En el marco de la causa que se tramita en el Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción n° 15 se atribuyó a Huamani Zambrano haber dado la orden de matar a Willington Gallegos Guzmán, y a Chicho o Lápiz, Coco y el Tucumano, el haber tomado parte de la ejecución del homicidio, mediante un reparto de tareas, conforme a un plan común previo”, se indica en el autos de procesamiento dictado por el juez federal Sergio Torres, al que tuvo acceso PERFIL.  

Droga y armas.  Huamani Zambrano manejaba el negocio en una casilla del interior de la villa, pero vivía en San Martín. Su casa fue allanada el mes pasado, donde secuestraron más de 5 kilos de cocaína y un verdadero arsenal compuesto por cinco armas de fuego –dos de ellas pistolas ametralladoras–, 71 cartuchos de distintos calibres y hasta una granada de origen francés.  

En la repisa de su habitación, por ejemplo, hallaron una bolsa con 16 cartuchos calibre 22. En un cajón encontraron un cartucho de bala calibre 38 y otro 325, y en su bolso de mano, ocho cartuchos calibre 32, tres de 9 milímetros, dos de 380 y una munición calibre 38.

Además, en el interior de un placard secuestraron una bolsa de nylon con 43 bolsas de nylon con marihuana y una pistola marca Bersa calibre 22 con su cargador vacío. En el patio hallaron un bolso del Banco Río con una pistola calibre 9 mm con ocho municiones y otra de color plateada calibre 45 mm. Por si fuera poco, secuestraron dos pistolas ametralladoras, una de ellas con tres cargadores –cada uno de veinte cartuchos 9 mm–, 60 municiones y hasta una granada F1 francesa.