Hace una semana, la periodista Marisa Brel, panelista del programa de Canal 9
Los Profesionales de siempre, dijo al aire que Diego
Maradona está esperando otro hijo. Sería con su novia Verónica Ojeda, una chica de Villa Fiorito.
Pero el ídolo salió al otro día en América a desmentir todo, diciendo que eran inventos.
La noticia se había convertido, en pocas horas, en un elemento más en la llamada guerra de la
TV. Fue aprovechada para que Jorge Rial –enemistado con Viviana Canosa, la conductora de
Los Profesionales de siempre- se olvide de que Maradona lo
llamó “huevo duro” hace pocos meses por su incapacidad para tener hijos. Justamente.
Pero Rial se olvidó y se mofó de Canosa. Brel, por su parte, insistía diciendo que la información y
sus fuentes eran reales y confiables. Veremos en ocho meses. O tal vez nunca.
Los que saben del tema dicen que este sería su séptimo hijo –sumarían cinco los no
reconocidos-. Pero el ídolo siempre dijo claramente: “Mis únicas hijas son Dalma y
Gianina” y cortó de cuajo el asunto. De hecho, el hijo no reconocido más famoso, Diego Jr, el
italiano que tuvo con Cristina Sinagra a fines de 1986, tuvo que esperar varios años desde su
nacimiento para poder conocer a su padre y cruzar un par de palabras. Fue en 2003, en uno de los
tantos viajes de Diego a Italia.
Pero en aquel momento –el pico de popularidad de Maradona- casi ningún medio publicó la
verdad del caso y la mayoría de los periodistas optó por callar, aún los que tenían una relación
estrecha con el jugador y conocían su fugaz y apasionado romance con Sinagra.
Sin embargo, en sus crónicas habituales tomaron una clara posición: defender a Maradona y
criticar las actitudes de la entonces joven muchacha napolitana. La trataron de loca. Los premios
por semejante alcahuetería iban desde reportajes exclusivos (siempre es bueno quedar bien con tu
editor) en
El Gráfico o en
Gente hasta una camiseta autografiada. Pero pocos años
después, cuando el ídolo tropezaría con algunas de sus tantas desgracias, esas mismas revistas
usarían el derroche de espermas maradoniano para fustigarlo por no ser un buen ejemplo para
nuestros hijos. Pero fue en la tapa de
Gente donde el hoy vicepresidente Daniel Scioli, en 1993,
salió abrazado a su “nueva” hija, Lorena, a la que reconoció después de quince años.
“Ahora soy feliz”, dijo el ex motonauta soñando con la política grande. Y nadie dijo
nada. La villa y Barrio Norte suelen estar, en este tipo de cuestiones, en ambos extremos de la
balanza.
Hace muchos años que el morbo se televisa y nada importa más que un puntito de rating. En
mayo de 2004, el periodista Mauro Viale conversó telefónicamente al aire con Diego Jr. y su madre
Cristina para el programa
El diario de la tarde. Edición extra.
-Tu papá está internado, ¿sabías?, tu papá está en una clínica psiquiátrica por el problema
que tiene de su adicción a las drogas, ¿sabías esto? –le preguntó Viale.
-Sí, sí, las noticias que llegan aquí son las mismas que me estás contando vos
–respondió Jr.
-¿Y vos qué pensás, querés decirle algo? Porque es muy probable que tu papá ahora te esté
escuchando desde la clínica.
-Bueno, en este momento quiero decirle a mi papá que yo estoy cerca suyo, que lo quiero y que
espero verlo lo más pronto posible; yo sé que va a superar esto como ya superó otras cosas en su
vida –respondió el joven de 17 años.
También es cierto que, si Maradona sigue buscando el varoncito –su heredero-, competirá
cabeza a cabeza con Justo José de Urquiza, que según dicen por Entre Ríos, tuvo más de ochenta
críos. Entonces llegará el día en que, la Iglesia y varios buscadores profesionales de la
hipocresía y la doble moral, más que cortarle las piernas, preferirían cortarle otra cosa. Y lo
harán en directo, por TV.