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Doña Amalia: recuerdos de un amor imposible de los 12 años

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“Si no me caso con vos, me hago cura”. Con esa frase, Amalia recordó a lo largo de toda la semana su amor infantil con el Papa Francisco, “Jorgito” como lo llamaba ella en su juventud, cuando ambos vivían en el barrio de Flores y eran dos simples vecinos que se gustaban. El amor no prosperó. El papá de ella encontró una carta que el actual Papa le había mandado y la retó tanto que ella le pidió no volver a verse. El dramatismo de la historia se esfuma cuando Amalia aclara, risueña, que tenían sólo 12 años. “Me dio una cartita con una casita blanca, con un techo rojo y arriba decía: esta casita es la que te voy a comprar cuando nos casemos”, rememoró Amalia ante los periodistas de distintos países que, desde que se supo la noticia, no pararon de acercarse hasta su casa, a metros de donde Bergoglio pasó su infancia. Todos quieren conocer a la mujer que se “robó” el corazón del actual Sumo Pontífice, aunque haya sido hace muchos años.

Divertida por su historia, Amalia contó que cuando sus papás le encontraron la carta, la retaron mucho. “Jorge no te acerques más, si aparecés y se entera, ¡mi papá me mata!”, recuerda que le dijo en su momento. Uno de los hijos de la mujer –que se casó y formó una familia– asegura, amablemente, que no hay fotos de la “pareja”. “Eran dos chicos”, cuenta el hombre, mientras su madre descansa. Su relación con el ex arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires la convirtió por estos días en un personaje famoso. El miércoles, desde la misma casa de Flores, Amalia vio por televisión como su amigo del barrio se convertía en el primer papa jesuita y latinoamericano.

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