“Hace 22 años la situación política en Argentina estaba muy enrarecida y ahí, según lo que se puedo confirmar en la reconstrucción de la investigación periodística y judicial, Alfredo Yabrán le pidió a su ‘mayordomo de custodia’, Gregorio Ríos, y al policía Gustavo Daniel Prellezo que ese verano no quería que lo molestaran en su casa de Pinamar”, contó Edi Zunino en una conversación telefónica con radio Continental.
Al ser consultado sobre ese tipo de coberturas veraniegas en los '90, admitió que "nadie pensaba que iba a ser así", por el tono político que el tema escaló en relación al empresario Alfredo Yabrán, y luego el salvaje asesinato de José Luis Cabezas.
En un nuevo aniversario del asesinato del fotógrafo de la revista Noticias, Zunino, actual director de Contenidos Digitales de la Editorial Perfil, recordó lo qué pasó en aquel verano de 1997: “Gustavo Daniel Prellezo le estaba ofreciendo un negocio a Alfredo Yabrán. Quería instalar una empresa de alarmas para las casas de mayor nivel de Pinamar. Llega a reunirse con Yabrán y ahí es donde le dice que lo va a pensar, pero que lo primero que quiere es que no lo molesten ese verano”, detalló.
“Da la curiosidad que Prellezo llevaba durante los veranos a delincuentes comunes, los instalaba en la zona, y esa gente salía a robar casas”, explicó Zunino. Y remarcó: “Prellezo - subcomisario de la comisaría de Pinamar - quería armar un negocio de alarmas para las casas que él mismo mandaba a robar”.
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“Yo no sé si lo que se ordenó fue un asesinato por una foto, pero lo que sí está constatado es que Yabrán le había dicho que no quería que lo molesten. ¿Se les fue de las manos? ¿Lo fueron a matar? Todos los que dieron su testimonio dijeron que no. Esto no baja la gravedad del asunto".
"Acá policías contrataron delincuentes para seguir, secuestrar, ‘asustar’ con armas, a un periodista para que no hiciera su trabajo”, expresó con contundencia, quien fue el encargado de llevar adelante la investigación periodística en la revista Noticias en ese momento.
Esta situación llevó a la conversación a una reflexión sobre el rol del periodismo en la sociedad y ahondar en cómo el ejercicio está atravesando un momento vinculado a las redes sociales. Sobre este tema, Zunino empezó: “Estamos más en el juicio público. Eso nos puede gustar o no nos puede gustar, pero es inevitable”.
“Entre el imperio de las redes sociales y la extrema polarización política, la grieta, digamos, nos pone en un aprieto difícil de resolver. Nos pone ante cierta presión de ser demagógicos con una audiencia que quiere que le digan lo que quiere escuchar y luego haber caído en la trampa de la grieta”, profundizó.
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“A nadie le gusta verse retratado y contado por otros, porque siempre el relato va a ser cuestionado, porque nunca va a ser preciso. Si encima en ese relato uno tiene algo que ocultar y el otro lo está revelando, no le va a gustar”, dijo. “Si a parte uno tiene poder, va a actuar”, agregó, en medio de una conversación que tiene como protagonista a una persona que se trabajó retratando a las personas con una cámara de fotos. Y que eso le pudo haber costado la vida.
“El trabajo del periodismo es estar sometido todo el tiempo a ese tipo de presiones”, concluyó.
DR / H.B.
