Si bien hay pocas mujeres trabajando en el mundo de la programación, la cantidad de estas jóvenes que incursionan en carreras relacionadas con el mundo de la informática aumenta maravillosamente año tras año. La programación es el arte de resolver problemas mediante una computadora, o sea encontrar el algoritmo adecuado de resolución y, aunque se cree que es una profesión de hombres, no podemos olvidarnos de que el primer programador fue mujer: Ada Augusta Byron King.
Muchas mujeres han desarrollado una mente de programador pero tienen miedo de enfrentar la carrera porque creen que serán consideradas poco femeninas. A estas jóvenes les diría: “No tengan miedo de iniciarse en esta profesión tan llena de desafíos, los que en su mayoría son mentales. Muchas veces superarán a sus compañeros y otras, a ustedes mismas. Es una profesión que todos los días es distinta, llena de problemas que parecen irresolubles pero que de repente se iluminan y pueden ser resueltos a través de un enfoque novedoso: no dejen de sorprenderse al descifrar sus propias mentes”.
Hace más de 38 años disfruto de mi profesión como licenciada en Sistemas, he liderado proyectos de diferentes envergaduras pero todos resultaron un desafío, una meta propuesta y un objetivo cumplido. He combinado mi profesión con ser mamá, esposa y sobre todo mujer. Jamás sentí que fuera una barrera en mi vida profesional sino que me permitía una mirada distinta a los problemas, una mayor sensibilidad de las alternativas. Desde hace unos años enseño a programar también a personas con discapacidad (hipoacúsicas y con visión disminuida). La cantidad de alumnas que he tenido ha sido relevante y sus logros muchas veces van más allá de sus expectativas y las de sus compañeros varones, pero su mayor dificultad es vencer sus propios prejuicios.
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