El siniestro que redujo a cenizas a
"Ciudad Cotillón" promete nuevos capítulos. Las llamas se apagarán,
pero el gobierno porteño ya puso en la mira a decenas de locales en la zona de Once que
acumulan enormes cantidades de mercadería, en muchas ocasiones sin contar con la
correspondiente autorización para oficiar como
"depósitos" de materiales a veces peligrosos.
"¿Qué tenían ahí adentro? ¿Cómo es posible que los bomberos hayan tenido que trabajar casi
10 horas para apagar lo que había en esos pisos?", se preguntaba anoche un vecino del
edificio de "Ciudad Cotillón". La magnitud del siniestro obliga al gobierno de Mauricio Macri a
hacer (o al menos decir) algo, y anoche voceros del PRO adelantaron que realizarán un prolijo
relevamiento, básicamente en Once, para ver que encuentran en materia de
habilitaciones.
"Muchos locales están habilitados para la atención al público, pero guardan pisos enteros de
mercaderías y eso debe aclararse y ver si está todo en regla", deslizaban los
funcionarios, agradeciendo a la providencia que el incendio de anoche no haya costado víctimas
fatales. En el PRO están seguros que la investigación hallará
"nuevas sorpresas" heredadas de gestiones anteriores.
Respecto a "Ciudad Cotillón", trascendió que el propietario del comercio es
Washington Chemes, un empresario de larga radicación en el Once. Es más, un
hermano suyo, Antonio Chemes, tiene un comercio del mismo rubro muy cerca de allí, en Uriburu al
400. Se trata del
"Cotillón Hong Kong", donde no hace mucho hubo susto y un principio de incendio
abortado a tiempo.
"Ciudad Cotillón" no tuvo la misma suerte.