Semana Santa se ha convertido en el momento ideal para hacer un viaje corto o disfrutar del dulce
no hacer nada en casa. Pero en el Barrio Rucci de Rosario eso no ocurre. Sus calles
se llenan de fieles que van y vienen.
El destino obligado es la parroquia
Natividad del Señor. El motivo: pedir o agradecerle al padre
Ignacio Peries. O simplemente, vivir este momento de recogimiento junto a él,
según lo cuenta el diario
La Capital.
El viernes,
participaron del Vía Crucis unas 150 mil personas. Minutos antes, en una
entrevista radial, el padre había adelantado que pensaba rezar “por los enfermos, para que
todos tengamos cuerpo y mente sana y también para que se solucionen los
conflictos del campo".
"Vamos a pedir por los campos, para que abunde la cosecha, porque
gracias a ellos comemos. Que sea justicia, que los políticos entiendan que con la
dignidad y el sudor se consigue que nunca nos falte un pedazo de pan, que se
produce con el trigo de los campos” , señaló.
Si bien durante semana santa la cantidad de gente que se acerca a él es mayor, todos los días
llegan a Rosario
miles de fieles para verlo. Este fenómeno llevó al padre y a sus colaboradores a
organizar la Parroquia como si se tratara de una empresa o una oficina pública.
Cada persona
sólo puede llevarse un bidón de agua bendita. Las mujeres tienen su
momento exclusivo el segundo miércoles de cada mes a las 19. Los hombres, el
primer martes y los más jóvenes, el último jueves. Así, todos tienen asegurada su presencia. Es que
conseguir un lugar privilegiado en la parroquia no es tarea sencilla.
Los fieles colman, en cada misa, el salón principal.
La parroquia
cuenta también con una prolija y moderna
página de internet. En ella se consignan los horarios de las misas, las
actividades y hasta puede consultarse un
mapa de la ciudad de Rosario en el que está marcada su ubicación.
Es muy corriente encontrar, en determinado momento de la celebración, a todos los presentes
con
las manos apuntando al cielo. Algunos muestran
fotografías de familiares que no pudieron acercarse,
estudios médicos, boletines de calificaciones o libretas universitarias o
simplemente,
sus celulares, para que alguien que no está presente pueda gozar también del
privilegio de
ser bendecido.
El poder de convocatoria del padre es tan grande que en las líneas de colectivos que en su
recorrido llegan hasta la parroquia lo explicitan con un cartel que dice "
Padre Ignacio
". Su fama de
sanador trascendió ya las fronteras y los vecinos del barrio aseguran que cada
semana se acercan cientos de personas de otros países que viajan sólo con la intención de verlo.