SOCIEDAD
cuando la pasion separa

Familias divididas por la ‘grieta River-Boca’ esperan la gran final

Buscaron estrategias para poder compartir hoy el partido: firmaron ‘pactos de no agresión’, hicieron reglamentos sobre cargadas y hasta armaron tribunas mixtas.

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Locos por el fútbol. Desde la abuela hasta los nietos, los Borda conviven mitad y mitad. | Borda

Sin público visitante en el Monumental, no habrá grieta entre los hinchas de River y Boca esta tarde. Pero sí la hay en varias familias, divididas –y enemistadas– por los colores xeneixes y millonarios, que armaron tribunas mixtas en sus casas y hasta firmaron “pactos de no agresión” para vivir el encuentro juntos y cerrar así al menos la grieta futbolística.  

María Eugenia Capelo (40) es fanática de Boca y se casó dos veces con hinchas de River. Cuando quedó embarazada de Salvador (11), su hijo mayor, arregló con el papá que el niño usaría la camiseta blanca y roja. Y con su actual marido, volvió a ceder para que Lisandro (7) sea del mismo cuadro que su padre. “Con el primer hijo todos quieren depositar su club de fútbol, por eso entregué dos ‘gallinas’ al mundo. Pero aclaré que si venía otro, su sangre tenía que ser azul y oro”, dice Capelo sobre el “rescate” de su hija menor, Isabel (5), que para su cumpleaños pidió una torta de Boca.

En el departamento de los Capelo, en Palermo, cada partido de fútbol se vive como “el gran evento familiar.

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Los dos varones son muy fanáticos y van a la cancha con el papá del mayor y otras veces han ido los cuatro juntos, con mi marido”, detalla Capelo. Pero esta final “se vive con muchos nervios y se suspendieron los dibujitos porque estamos viendo todo el día canales deportivos. En la cena se arman debates sobre qué va a pasar”, y dice que armó un “reglamento para que la pasión no genere peleas” mientras ven el partido juntos.

“Cada uno puede gritar los goles de su club, pero no se lo puede hacer en la cara al otro; no se pueden hacer críticas al equipo contrario y cuando termine el partido nos tenemos que dar la mano”, enumera. “Estoy orgulloso por ver el partido con mi familia”, cuenta Lisandro, a quien no le gustan las discusiones. “Me encantaría que este partido les deje la enseñanza del respeto”, sostiene Capelo, que se divierte con las cargadas de sus hijos.

Los hermanos sean unidos. “Soy hincha de Boca desde una cuna rodeada de gallinas”, cuenta Mariano Borda (41), quien rompió con la tradición de su padre y no quiso seguir a sus dos hermanos mayores, Matías (43) y Maximiliano (44), los tres fanáticos de River. “Era muy chico y mi tía me había regalado todo el equipo de Boca. Cuando me vio mi papá, tiró todo el conjunto por la ventana”, recuerda Mariano.

Tiempo después, el padre lo llevó a la cancha de Boca cuando el equipo xeneixe salió campeón en 1992 del torneo que se disputaba con River. “Mi viejo se fue con el peor dolor de cabeza de su vida, pero contento de mi felicidad”, dice Mariano.

Maximiliano, el mayor de cinco hermanos, dice que “cuando juega River o Boca nos mensajeamos y chicaneamos”. “Nos hemos peleado, pero nunca por el fútbol. Hay un pacto de no agresión tácito, porque primero está mi hermano y después el fútbol, que es lo más importante de las cosas menos importantes”, dice, y afirma que cuando pierde Boca “sufre” por su hermano.

Los hermanos se casaron con mujeres que son hinchas del equipo contrario. A Matías, el más fanático de River, su hija le canta canciones de Boca que le enseña la madre. Y aunque vieron el primer partido juntos, hoy Maximiliano se encerrará solo en su cuarto y Matías irá a la cancha.

Grieta matrimonial. Yamila Genaisir (28) y Xavier Lambruschini (27) están casados hace cuatro años y cuentan que “desde que son novios siempre está la amenaza de la separación”, porque ella es de Boca y él de River. “Hace unos años, después de una discusión muy fuerte, decidimos no pelearnos más por fútbol e hicimos un pacto de no cargarnos más”, cuenta Genaisir sobre “su mayor grieta”. Sin embargo, Lambruschini admite que “a veces se rompe un poco el pacto porque éste es un partido especial”. El partido de hoy volverán a verlo juntos y Genaisir dice que “si logramos superar esta final, no nos vamos a separar nunca”.

La euforia por la final ha hecho que crezcan las consultas para ir al Mundial de Clubes, en Emiratos Arabes.

El equipo que finalmente gane hoy la Copa Libertadores, el torneo más importante del continente americano, conseguirá además un pase para el Mundial de Clubes que se disputará en diciembre, en los Emiratos Arabes. Allí jugarían una final contra el Real Madrid. Es por eso que el último mes “se dispararon las búsquedas de argentinos por vuelos y alojamiento” al emirato.

Según el portal de viajes Kayac, las consultas de argentinos a ese destino pasaron del puesto 27, en octubre, al número 8, en noviembre. “La final de la Libertadores ha colocado a ese destino entre los más buscados, superando a los más populares como Italia, Francia o Cuba”, sostiene el manager de ese portal de viajes, Gabriel Weiz.

Para presenciar el campeonato mundial de los clubes, que se jugará entre el 12 y 22 del próximo mes, los hinchas argentinos deben pagar, al menos, $ 56 mil de vuelo con una escala que tarda más de 20 horas, mientras que el viaje directo cuesta más de $ 79 mil. En cuanto al alojamiento, los hoteles de 3 estrellas salen desde los $ 2 mil cada noche hasta más del doble.

Los hinchas, según la BBC

La pasión por el River-Boca se hace eco en varios países del mundo, donde incluso elaboraron un estudio antropológico sobre el origen social de las hinchadas de los clubes más populares del país. El corresponsal local de la BBC de Londres se metió con el mito de que los hinchas de Boca pertenecen a las clases populares y los de River, a las más altas.

El informe sostiene que ambos clubes “son los más ricos, privilegiados y ganadores”. Menciona que La Boca es el “Distrito de las Artes” porteño, y que cuando Mauricio Macri fue presidente del club, “se sintió orgulloso de que Nike sea su auspiciante para revertir la leyenda que La Boca ‘huele feo’”, dicen. Además, mencionan el mito que River estuvo más ligado a la elegancia, pero que varios de sus ídolos son “jugadores vigorosos que matizan la dicotomía entre belleza y corazón, como Matías Almeyda, Javier Mascherano y Reinaldo Merlo”. “River y Boca están más juntos de lo que parece”, sintetizan.