SOCIEDAD

Giro en la causa por el crimen de la artesana de Villa Gesell

<strong>Por Juan Barreiro</strong> | Cynthia Filippone fue asesinada en mayo de 2014. Murió desangrada delante de sus hijos.

La mujer murió desangrada frente a sus hijos.
| Facebook.

El 5 de mayo de 2014, la artesana Cynthia Filippone fue asesinada en el patio de su casa de Villa Gesell mientras intentaba descolgar la ropa de un tendedero. Recibió dos cortes de arma blanca, uno de ellos en la zona de la tráquea, y murió desangrada pocos instantes después, ante la mirada de sus hijos de 6 y 9 años. El hecho conmovió a toda la población, que realizó varias marchas multitudinarias lideradas por Luis, el hermano de la víctima y principal impulsor del pedido de justicia. 

Mientras trataba de dilucidarse el móvil del crimen, tres hombres fueron detenidos por el caso, aunque luego todos recuperaron su libertad. Lla causa pareció naufragar en un mar de imprecisiones y un cambio de fiscal amenazó con torcer el rumbo de una investigación que hasta el momento no había arrojado resultados alentadores. La muerte de Cynthia parecía inscribirse en otro de los capítulos impunes que el delito en Villa Gesell viene acumulando desde los últimos tiempos. 

Sin embargo, poco más de un año después, el expediente vuelve a tener movimiento a partir de la imputación de dos personas que daban vueltas alrededor de las investigaciones originales. Se tratan de Simón Hernández y Carolina Shultz. Uno es el hijo de Daniel Hernández, última pareja de Cynthia Filippone, mientras que la segunda es una mujer a la que se la vincula con Sergio Muñoz, el primero de los detenidos que tuvo la investigación.

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Simón Hernández fue una de las primeras personas analizadas por los investigadores: los testimonios iniciales dieron cuenta de la mala relación que tenía con Cynthia. La víctima convivía junto a Daniel Hernández y los dos pequeños hijos de ella en una amplia casa sobre la esquina del Paseo 111 y la Avenida 6, mientras que Simón habitaba un pequeño garaje lindero, reconvertido en vivienda y separado de aquella por una hilera de ligustrinas. En el medio de ambas se encuentra justamente el lugar donde la mujer fue ultimada.

No obstante estas sospechas, un video “salvó” a Simón: captado por las cámaras externas de seguridad de un hotel, lo muestra a él y a su padre, Daniel, caminando a seis cuadras de la casa al momento que se produce el crimen. Fue uno de los hijos de la víctima quien se comunicó con Daniel Hernández para avisarle, aterrado, lo que sus ojos acababan de ver: cómo su madre, bañada en sangre, se desvanecía ante él. Las pericias indicaron que Filippone, luego de ser atacada en el patio, llegó a ingresar a la vivienda y pedirle a sus hijos que pidieran ayuda por teléfono mientras trataban todas las puertas y ventanas. 

A pesar de esta coartada en favor de Simón Hernández, hubo algunos interrogantes que nunca terminaron de saldarse. ¿Pudo haber tenido el joven de 22 años alguna vinculación con el agresor? Tal vez esa sea una de las preguntas que se haga la fiscal Verónica Zamboni, quien reemplazó en la instrucción al cuestionado Eduardo Elizaraga y ordenó la detención preventiva de Simón, aunque en vano, pues el muchacho gozaba de un pedido de eximición de prisión que lo mantiene en libertad.

Lo mismo sucedió con Carolina Shultz, mujer a la que se lo vincula con Sergio “El Perro” Muñoz. El hombre fue el primer detenido en la causa, exactamente tres días después del crimen. Según varias versiones, el imputado fue encontrado por la Policía mientras circulaba en un vehículo en compañía de Shultz. De acuerdo a las mismas fuentes, el “Perro” se resistió a la aprehensión y tenía dentro del rodado un objeto cortante que podría ser similar al que acabó con la vida de Filippone. 

Nunca quedó del todo claro la vinculación entre Shultz y Muñoz, y hasta se tejieron diversas hipótesis que aproximaban a la mujer hacia la escena del crimen. Es que ella vivía a escasas dos cuadras de la vivienda de Filippone, un dato que nunca fue desestimado. Luis Filippone, hermano de Cynthia, declaró en una entrevista concedida al Canal 2 de Villa Gesell que un testigo señaló a Muñoz como el autor material del hecho y que Shultz lo aguardaba en su vehículo, en la calle. Ese testigo también señaló que no eran los únicos: en el lugar estaba también Diego “Moneda” Enríquez, otro de los tres detenidos. Al igual que Simón Hernández y Carolina Shultz, Enriquez también fue beneficiado por el privilegio de la eximición de prisión.

Pero no son estas las únicas personas sobre las que posa su mirada Luis Filippone, quien pudo tener acceso a la causa recién muchos meses después de solicitarlo en su condición de “particular damnificado”. Para el hermano de Cynthia, la actitud de Daniel Hernández también alienta suspicacias: no lo notó involucrado en las marchas y pedidos públicos de justicia. La última pareja de la víctima tomó una posición distante respecto a la causa y se llamó a silencio. Días atrás, ambos se cruzaron por casualidad en Mar de las Pampas, al sur del Partido de Villa Gesell. Era la primera vez que los excuñados se veían en mucho tiempo. Filippone le recriminó en duros términos su llamativa pasividad.

Ahora que la causa parece recobrar su actividad, nuevos imputados se suman a la investigación. Lo que nunca parece cambiar es la pregunta de siempre: ¿cuál fue el móvil del crimen? La respuesta, por lo pronto, es la misma: un silencio desalentador. 

 

(*) Desde Villa Gesell, especial para Perfil.com