SOCIEDAD
polemica medida

Instalan troncos debajo de la autopista para expulsar a los sin techo

<p>Están en 9 de Julio y San Juan. Agrupaciones critican la decisión. Desde AUSA explican que se colocaron para evitar accidentes por &ldquo;el constante cruce de gente&rdquo;.</p>

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El Gobierno porteño colocó troncos en el bajoautopista de 9 de Julio y San Juan, un lugar que todos los inviernos se transforma en un refugio de familias sin techo, para evitar que se instale gente a dormir ahí.

La medida fue denunciada por el colectivo Destapiadas, una agrupación dedicada a la difusión de los problemas habitacionales. “Nos dimos cuenta de que habían puesto los troncos hace un mes. Es un lugar donde habitualmente duermen familias y hombres solos”, indica Pablo Ferreyra, uno de sus integrantes.

“Es un símbolo de la política de vivienda que tiene la Ciudad: quieren invisibilizar el problema, pero lo único que logran es que la gente que paraba ahí tenga que irse a otro lado”, agrega. Por ese lugar pasaría en el futuro uno de los túneles para que los colectivos del nuevo Metrobús puedan cruzar la avenida San Juan.

Desde la empresa estatal Autopistas Urbanas (AUSA), a cargo del lugar, defendieron la decisión y la consideraron un asunto de seguridad vial. “Los espacios verdes ubicados entre ambas manos de la autopista 9 de Julio Sur y las calles Bernardo de Irigoyen y Lima eran frecuentemente ocupados, lo que generaba un peligro vial debido al constante cruce de gente en la bajada y la subida de la autopista”, justifican.

“Para evitar esta situación, se instalaron tocones de madera que impiden los asentamientos en este sector, caracterizado por su alta peligrosidad por ser lindante con una vía rápida. El riesgo era doble: por un lado era un peligro para los automovilistas debido a que la gente que allí se asentaba cruzaba la autopista saltando el guardarrail. Por otro lado, es peligroso para la gente allí asentada debido a que puede ser atropellada”, agregan.

Patricia Ríos, vecina de Constitución, está de acuerdo con la medida, pero con reparos. “Esto empezó con el desalojo de los conventillos de la zona. Desde siempre hubo gente viviendo ahí, pero la novedad de los últimos años es que eran familias enteras con chicos. Para subsistir, juntaban cartones y basura, y además prendían fuego, con el peligro de que se incendiaran los colchones o el material inflamable que utilizan”, sostiene.

“En los últimos tiempos, la zona se volvió insegura y era la única forma de cruzar la 9 de Julio a esa altura. Las familias que ya nos conocían nos pedían cosas a los vecinos, pero también había otra gente que se aprovechaba y robaba. La medida está bien para quienes vivimos en el barrio y lo queremos limpio y cuidado, pero no puede haber gente durmiendo en la calle. Ademas de prohibir que la gente viva bajo la autopista, el Estado también debería ocuparse de la realidad social de esas familias que no tienen dónde vivir y ocupan espacios públicos”, agrega.

Juan Manuel, que cruza todos los días por el lugar para llegar a la estación de tren, opina: “Por supuesto que la gente no tiene que dormir abajo de la autopista, pero la solución es conseguirle otro lugar mejor. Ponerles obstáculos para que no puedan instalarse es violento”.

Cada vez hay más gente que vive en la calle en la Ciudad. La Fundación Sí calcula que hay cerca de 1.400 personas que duermen todos los días en la vía pública. Distintas ONG, parroquias y vecinos solos o en grupo salen todos los días a llevarles comida o abrigo.

Muchos de quienes se refugiaban en el bajo autopista 9 de Julio ahora lo hacen debajo de la 25 de Mayo, en los cruces de Tacuarí y Piedras.

 

Rejas en el edificio de la AFIP

Se trataba de uno de los lugares predilectos de quienes no tenían dónde pasar la noche. Frente a la Plaza de Mayo, la recova del edificio de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), en Hipólito Yrigoyen al 300, se convirtió con el paso de los años en el espacio ideal para que la gente de la calle pernocte.  Así, era posible ver llegar desde las últimas horas de la tarde a hombres, mujeres y chicos en busca de un lugar en las veredas detrás de las columnas del frente o en algún rincón de las entradas.

Sin embargo, ante el aumento en la cantidad de personas que allí pasaban la noche y los residuos que dejaban por la mañana, el Gobierno de la Nación decidió enrejar el frente del edificio desde hace tres años, impidiendo así que la gente pase la noche en la cuadra de Hipólito Yrigoyen entre Balcarce y Defensa. 

Desde entonces, fuertes barrotes de hierro forjado, que los días hábiles se abren a primera hora de la mañana y se cierran pasadas las 20, tapan la recova del edificio dejando un espacio que apenas alcanza el metro entre las rejas y la calle.