"La Brugeoise" se despidió de los subterráneos porteños
Una multitud acompañó el último viaje de los legendarios vagones de la línea A. Risas, nostalgia y hasta un recital en vivo. Fotos.
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Silvina Von Lapcevic
Cientos de usuarios, trabajadores y vecinos de la Línea A de Subterráneos acompañaron el último viaje de "La Brugeoise", los centenarios vagones belgas de madera que dejaron de funcionar, luego de 99 años y unos días de servicios. Por decisión del Gobierno porteño, la Línea A quedó cerrará desde hoy, por 56 días, para reemplazar esas formaciones por coches más modernos, adquiridos a China por el Estado nacional.
La multitud, la mayoría con filmadoras y cámaras de fotos, realizó el último recorrido desde Plaza de Mayo a Primera Junta, tal como fue diseñada originariamente la Línea A, antes de su extensión.
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La escena se repitió en cada una de las 18 estaciones de la línea A. Desde Plaza de Mayo hasta Carabobo, ida y vuelta. Grandes y chicos, empleados, turistas locales y extranjeros, además de usuarios habituales, algunos de ellos sin ocultar su emoción, aguardaban en las estaciones del subterráneo más antiguo de América latina para retratarse junto a las “brujas” en su último día.
En la cabecera de Plaza de Mayo, los pasajeros no querían perderse ningún detalle de las formaciones que arribaban a esa terminal. Así, fue posible verlos correr de un lado al otro del andén cada vez que llegaba un tren para confirmar si era o no “el de madera”.
Todos querían fotografiarse con los trenes, y todo valía. Junto a los guardas y conductores o asomándose por las ventanillas de gruesos marcos de madera. “Es un día histórico para la Ciudad. Si bien el transporte público debe modernizarse, el retiro de estos subtes me da cierta nostalgia. Mis padres me traían de paseo cuando era chica”, cuenta Sofía Navia, joven empleada administrativa de la zona de Plaza de Mayo.
Más adelante, junto a una de las columnas de hierro tan características de las estaciones de la A, turistas brasileños miraban con asombro la cantidad de personas que esperaban para fotografiar los viejos coches.
“Llegamos de San Pablo y nos enteramos de que van a retirar estos trenes tan característicos de Buenos Aires. No queríamos dejar de conocerlos”, revelaron Rodrigo y Fernanda Silva al diario PERFIL.
