SOCIEDAD

La desesperación de los inundados: “El agua nos quita todo”

Los vecinos se quedan en sus viviendas a pesar de estar anegadas para no ser víctimas de la inseguridad.

La impotencia de los afectados aumenta con el correr de los días.
| Telam

El agua nos quita todo” es una afirmación que se repite desde hace una semana en boca de todos los afectados por las inundaciones causadas por el fuerte temporal que se registró desde el miércoles pasado en varias provincias del país. 

Los efectos devastadores de las lluvias y las demoras en la asistencia provocan una fuerte impotencia a las personas que se han visto obligadas a ser evacuadas. Muchos de los vecinos de las localidades más afectadas se negaron a abandonar sus casas por temor a saqueos, por lo que los bomberos deben asistirlos con raciones de agua caliente, comidas, ropas y medicamentos hasta donde se puede llegar en botes o kayaks. 

En Luján varios son los barrios completamente cubiertos por el agua. Una vecina del barrio San Fermín explicó en declaraciones al portal Civismo Digital las pésimas condiciones que se viven desde hace ya una semana: "No teníamos agua, alimento, ropa, calzado, nada. Esa es la realidad. Te invito a que vayas a la casa de cualquiera a que tomes el agua y veas a los bichos que salen del agua".

Los vecinos del barrio La Loma cortaron reiteradamente la ruta 7 para exigir viandas: “Reclamamos alimento, agua, ropa, pañales, zapatillas pero sobre todo queremos alguien que traiga comida calentita, ¿qué vamos a cocinar con un paquete de arroz y fideos si no tenemos cocina?”, se quejó una mujer luego de haber protagonizado un corte de tránisto en la arteria. “Somos gente realmente pobre, porque ahora como está el agua no puede ir ni tan siquiera a trabajar mi marido”, se lamentó otra.

Los vecinos de Arrecifes, que desde el pasado 7 de agosto permanecen en sus domicilios a la espera de que la situación mejore y se puedan empezar a realizar tareas de reconstrucción, muestran su desesperación: “Acomodamos los muebles en habitaciones adonde no llega el agua y nos instalaremos ahí, pero no nos vamos a ir”, manifestaron al portal Arrecifes Noticias.

En Salto, donde se registran 600 evacuados y otros 500 autoevacuados, el 10 por ciento de la población tiene su casa inundada. Es la situación que viven desde hace casi dos días Mónica Alonso y su hija, Sara. La mujer, a quien el agua dentro de su vivienda ya le llega hasta el tobillo, no quiere irse de su propiedad por miedo a que le roben las pocas cosas de valor que le quedan: algunos muebles y la televisión. 

No nos queremos ir para cuidar lo poco que queda”, explicó en declaraciones a Telefé la familia Díaz, oriunda del lugar. Los nueve familiares permanecen en su hogar, mientras el décimo integrante tuvo que ser evacuado al tratarse de un menor en situación de riesgo. El agua les llega casi hasta la rodilla y se mantienen a la espera que lleguen las ayudas para poder alimentarse.

La situación se repite en Olivera: “Hay muchos vecinos que no quieren dejar sus casa por temor a que les roben las cosas y no se los considera evacuados ni se los asiste, pero mientras tanto tenemos el agua hasta la cintura adentro de nuestras casas y pérdidas enormes”, relataron un grupo de vecinos que creó un grupo de Whatsapp para advertirse mutuamente cuando el agua empieza a llegar a sus viviendas.