SOCIEDAD

La emocionante historia de Lucas, el chico que vivía en un auto y terminó la primaria

Un niño de Villa Urquiza logró obtener su diploma pese a no contar con sus necesidades básicas satisfechas.

Lucas vivía en la calle y terminó la primaria a los 12 años.
| Clarín

Vivió en una plaza, en una carpa, en un auto. Tenía hambre, sed y sueño. Mendigaba, en una panadería conocida y en las casas aledañas, un poco de comida. No importaba qué dificultad se cruzaba en la vida de Lucas Cesio, él nunca dejó de estudiar: “Buscaba focos de luz en las veredas para hacer la tarea”.

Así se lo contó el niño al diario Clarín, que cubrió ayer la ceremonia de graduación, donde Lucas, de 12 años, recibió su medalla por haber terminado la primaria. Su historia es realmente conmovedora: cuando tenía cinco años, él, su mamá y sus dos hermanos quedaron en la calle por un problema económico.

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A partir de ahí todo fue de mal en peor: su mamá Marisa, de 34 años, no tenía trabajo y no podía darle la alimentación básica a sus hijos. “A la noche iba a una panadería a pedir si había sobrado algo, al mediodía sí se hacía muy difícil conseguir algo para comer”, recordó el niño.

Los primeros años dormían en Plaza Éxodo Jujeño, en el barrio porteño de Villa Urquiza, a pocas cuadras de la escuela Número 5 “Enrique de Vedia”, donde estudiaba, consignó el matutino. Su lugar de estudio era la estación de servicio, que también oficiaba de baño. 

 “Con mi familia no pedíamos plata, lo único que queríamos era lo que les sobrara para poder comer. Si nos querían dar dinero les decíamos que no, que preferíamos una empanada”, aclaró el chico.

Las dificultades que afrontaba Lucas para continuar con el colegio eran demasiadas: “Muchas veces llegaba a clases sin nada en el estómago pero con la tarea terminada, no tenía otra posibilidad”.

Un día una tormenta feroz azotó a la Ciudad de Buenos Aires y un vecino le dio a la familia un Peugeot 504 para que pudieran resguardarse ahí. “Empezamos a dormir ahí, era mejor que estar en la Plaza porque uno nunca sabe qué puede pasar, si te pueden raptar, pero a veces salía a estirar las piernas a la madrugada porque se me dormían y me dolían”, contó.

Recién este año, después de seis de cursar la primaria, Marisa consiguió una casilla para vivir en Florencio Varela. Pero Lucas quería terminar la primaria en Villa Urquiza, con los compañeros de siempre. Por eso el joven viajó durante todo este ciclo lectivo en un tren y dos colectivos para llegar a clases.

Ahora empieza una nueva etapa en su vida, que seguro tendrá tantas dificultades como la anterior. “Me gusta estudiar, lo disfruto y aprendo. Es importante para poder ser alguien en la vida. A los chicos que no estudian les diría que sí lo hagan porque es una de las cosas más importantes que tenemos y con la que podemos cumplir nuestros sueños”, concluyó.