“No tiene idea dónde está parada”. Ricardo Fulles, el padre de la joven asesinada, disparó contra la fiscal Graciela López Pereyra tras el hallazgo del cuerpo de su hija. No fue el único: en el ámbito de la Policía Bonaerense, incluso, algunos de sus colegas apuntaron contra la instructora por no haber detenido cuando tuvo la oportunidad al principal sospechoso del crimen: Darío Badaracco.
Critican que la fiscal no intervino su celular desde el inicio, que no ordenó su detención pese a que se contradijo en las declaraciones, a sus antecedentes y a que admitió haber tenido relaciones sexuales con Araceli. En su camión, además, hallaron cabellos y sangre.
López Pereyra comenzó su carrera muy joven, entre los 18 y 20 años, como empleada judicial. Más tarde, se recibió de abogada, indicaron desde su entorno. Al igual que su marido, Héctor Scebba, comenzó en el peldaño más bajo hasta convertirse en fiscal. Quienes la conocen definen a López Pereyra como una funcionaria “de escritorio” y “burócrata”. “No va a los allanamientos, confía mucho en lo que le dice la policía”, indicaron a PERFIL las fuentes. De hecho, no estuvo presente en el allanamiento del 17 de abril, en el que participó la División Canes de Lomas de Zamora, sin resultados. “Si el fiscal no está en el lugar, es como un invitado”, definen autoridades el accionar de la encargada de la investigación, en la que no se descarta el encubrimiento de efectivos policiales, pero en la que no hay elementos para afirmar la participación de la Bonaerense en el crimen.
Fuentes de la causa señalaron que la principal hipótesis es que el cuerpo ya estaba enterrado, pero que los perros no lograron detectarlo porque, en ese momento, aún no se había dilatado. El sepulcro de cal aún era hermético pero no estaba bien construido, por esa razón, se quebró con el paso del tiempo y fue hallada por uno de los canes del cuerpo K-9, que esperaban entrar en acción hace unos 15 días en el cuartel de San Martín.López Pereyra sí asistió a la escena el jueves por la noche, acompañada por Scebba, tras el hallazgo de Araceli.
El fiscal ahora colabora con la investigación del homicidio de Araceli y supervisó la autopsia debido a sus conocimientos de anatomía patológica. Por otro lado, fuentes judiciales defienden la postura de la fiscal. Creen que el caso está esclarecido y que era audaz pedir detenciones sin la certeza del homicidio, de acuerdo con los plazos procesales. Hasta este lunes, se tomó declaración a varias personas que afirmaban que la joven continuaba con vida.
