La música electrónica llega al Colón con DJ Cattáneo y hay polémica

La realización del festival “Los Unicos” en el Teatro Colón, con la presentación del DJ argentino Hernán Cattáneo, reactivó la polémica sobre el alquiler para desarrollar espectáculos fuera de la grilla tradicional.  

De un lado están quienes consideran que la cesión para estos festivales y otros eventos desprestigia al lugar, al punto de convertirlo casi en un Salón de Usos Múltiples (SUM), otros consideran a estos espectáculos “como una manera de acercar el Colón a todos”.

Desde el próximo miércoles y hasta el viernes 2 de marzo se realizará, en el principal teatro lírico del país, un ciclo de recitales que incluyen la presencia de Joan Manuel Serrat, Jairo, Rick Wakeman (ex tecladista de Yes), Patricia Sosa, Lali Espósito, Tini Stoessel, Karina “La Princesita” y del DJ Hernán Cattáneo, entre otros artistas.

En el caso del musicalizador, será la primera vez que el sonido dance suene allí. Su presentación incluye un set en vivo donde se fusionarán la música electrónica con melodías sinfónicas. A Cattáneo lo acompañará una orquesta de cincuenta músicos dirigidos por Gerardo Gardelín.

El antecedente de esta polémica se remonta a noviembre de 2016, cuando se presentó Babasónicos en el Colón (ver aparte).

El festival “Los Unicos” es organizado por Avelino Tamargo (ex diputado porteño del PRO), quien convocó a diferentes productoras para montar el show. Entre ellas se destacan Ake Music, Wena, Taja y Lauría Management. Según pudo averiguar PERFIL, su realización demandó una inversión de casi 35 millones de pesos, en tanto que se espera una recaudación de casi diez millones de pesos, de acuerdo a lo informado por fuentes de la producción.  

Respecto a los valores de alquiler, la Sala Principal cuesta unos 800 mil pesos por día, y el precio incluye a los acomodadores y al servicio de limpieza. Todo lo demás se considera extra y se paga aparte como la escenotécnica, la microfonía, los iluminadores.

Tal como ocurrió en otras oportunidades, quienes se oponen a estos “festivales de música popular”, aseguran que “no se toman los recaudos necesarios para evitar daños en la Sala Principal”, además de “sacarle fechas a los shows propios del Colón”.

Otro punto que destacan es el deterioro que puede sufrir la acústica de la Sala por la utilización de micrófonos. “El Teatro tiene una acústica perfecta que no necesita amplificación, que no necesitan micrófonos”, aseguran los trabajadores del lugar. “Es una barbaridad que se utilice para espectáculos que no fueron pensados para este tipo de salas”, opina Carlos Vieu, director de orquesta lírica, para quien “el Colón se construyó pensando en la música clásica, el ballet y la ópera;  es una falta de respeto hacia lo que representa el Teatro en sí”.

En la misma línea, Pupi Sebastiani, presidente de la Fundación Beethoven, sostiene que “estos teatros están hechos para no usar micrófonos. Se está yendo hacia un camino peligroso en el que por momentos hay más música popular que música clásica en el Colón. Hay ámbitos más apropiados para este tipo de música”.

Desde el Colón, por su parte, aseguran que se tomaron todos los recaudos para el festival. No solo está establecido por ley que no se puede amplificar más de 90 decibeles, sino que personal del Teatro se encargará de controlar todo lo que ocurra dentro de la sala. “Un técnico del Teatro se instalará junto al sonidista y controlará los decibeles para que no sobrepase lo establecido”, afirman desde el primer coliseo. En cuanto a su alquiler, la misma fuente señala que es habitual que esto suceda. “La mayoría de los teatros líricos se alquilan para eventos de este tipo”, aseguran.

En el Metropolitan de Nueva York cantaron Elton John, Sting o U2, por ejemplo. Además, no se quitan fechas de grilla y todo lo que se recauda por su alquiler se utiliza para el mantenimiento del teatro, el Instituto de arte y diferentes producciones”.

Cuando tocó Babasónicos

La presentación de Babasónicos en el Teatro Colón en noviembre de 2016 fue una de los que más polémica generó entre las que se realizaron en el primer coliseo argentino.

Durante el mismo, Adrián Dárgelos, vocalista del grupo, llegó a colgarse de uno de los palcos, lo cual desató el enojo del entonces director artístico del teatro, Darío Lopérfido. Además, el líder de la banda, llegó a casi menospreciar el ámbito al asegurar que: “No estaba en nuestros planes tocar acá, pero como estamos en medio de una gira de teatros nos pareció que era un buen momento para aceptar la propuesta. Entre Cemento y el Colón hay apenas veinte cuadras de diferencia, no más”.

La respuesta de Lopérfido no se hizo esperar. “Fue un error programar a músicos que les da lo mismo tocar en el Colón, uno de los tres teatros más importantes del planeta”.