Santiago –
El desempleo, la informalidad y la inequidad acechan el futuro laboral de 106 millones de
jóvenes latinoamericanos y limitan el potencial de crecimiento de la región, advirtió hoy
la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), quien además sostuvo el sector sufre tres
veces más el desempleo que los adultos.
El informe, titulado
Trabajo Decente y Juventud en América latina
, fue presentado hoy en la ciudad de Santiago de Chile por la OIT, donde indica que
del total de personas de entre 15 y 24 años en la región, 48 millones trabajan, 10 millones
están desocupados y 22 millones no estudian ni tampoco trabajan.
Inclusive, el estudio sostiene que
unos 30 millones de jóvenes están empleados en la economía informal, en la que predominan
las malas condiciones laborales. Además, la precariedad en los mercados laborales de la
región afecta a uno de cada dos trabajadores y entre los jóvenes, a dos de cada tres, precisa el
estudio.
El documento añade que “en América latina y el Caribe nunca ha habido tantas personas
entre 15 y 24 años de edad y es probable que
en el futuro esta cifra no siga creciendo pues las proyecciones indican, a partir de 2015,
una menor tasa de crecimiento poblacional”.
De los 48 millones de jóvenes que trabajan, 13 millones trabajan y estudian, y el resto
sólo trabaja. De los ocupados, 38 por ciento son mujeres y 62 por ciento tiene entre 20 y 24
años. Aunque las mujeres que trabajan lo hacen mayoritariamente en empresas, 16 por ciento
de ellas se desempeña en tareas domésticas, la ocupación más común entre las mujeres jóvenes de la
región.
Respecto de los 22 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan, 79 por ciento reside en
zonas urbanas, “lo cual es explicable porque en el campo las tasas de actividad siempre son
más altas aún cuando las condiciones de trabajo no sean mejores”, según la OIT.
De ellos, 72 son mujeres, lo que se explica por el abandono escolar, por las mayores
dificultades que ellas tienen para ingresar al mundo del trabajo y porque el trabajo en el hogar
sigue siendo bien visto por la sociedad.
Entre las propuestas para mejorar la inserción de los jóvenes en el mundo laboral, el informe
destaca
“mejorar y ampliar la infraestructura educativa en la mayoría de los países de la
región y, al mismo tiempo, la calidad de la docencia”.
Además, plantea “descentralizar la toma de decisiones, renovar la malla curricular y
facilitar una educación flexible, que permita a los estudiantes seguir aprendiendo al empezar a
trabajar”. El documento advierte que
“la actual calidad de la educación de los jóvenes es inadecuada para un contexto que
demanda mejores calificaciones. Si ella no mejora, la tasa de incremento anual de la productividad
de la economía difícilmente se acelerará”, alerta el reporte.
El estudio de la OIT considera jóvenes a las personas de entre 15 y 24 años. “¿Cuándo
nacieron estos chicos?”, se preguntó por su parte
Virgilio Levaggi, director regional adjunto para América Latina y el Caribe de la
entidad, quien reafirmó la opinión de que se trata de la generación más educada que haya
tenido la región.
“Nacieron paradójicamente en los 80, que es la ‘década perdida’ de América
Latina. Vivieron situaciones complicadas, pero también crecieron en medio de grandes
transformaciones”, como el retorno a la democracia, la globalización, la intensificación de
las migraciones y la irrupción de las nuevas tecnologías formó esta nueva generación.
En su informe, la OIT define el trabajo decente como la ocupación productiva remunerada que
se ejerce en libertad y seguridad, con protección social y acceso a los sistemas de salud. Para el
organismo, la meta es reducir a la mitad, en un plazo de 10 años, la cantidad de jóvenes que no
estudia ni trabaja.
Fuente:
Télam y
AFP