SOCIEDAD

Los mejores chimentos políticos y de sociedad

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Con la primavera, florecieron mujeres en reducto misógino. El primero que se animó a salir a las pistas fue Carlos Spadone: junto a su mujer, el empresario ganó el centro del salón apenas comenzó a sonar un bolero italiano. Muchos habitúes comentaban que la escena era impensable hace apenas unos años en Casa Castañón, el tradicional quincho de los hermanos Guerrieri en el Bajo Flores, un reducto que durante décadas tuvo asistencia exclusivamente masculina, con la sola excepción de los cumpleaños de Nelly Arrieta de Blaquier. Y si aquello era una sorpresa, es sencillo imaginar el impacto que generaba entre los visitantes frecuentes del lugar la presencia de la bella Pamela David, quien acompañaba a Daniel Vila en la cena organizada allí para celebrar la llegada de la primavera. Contento por la convocatoria, Ignacio Gutiérrez Zaldívar aseguraba que la noche era una excusa para celebrar también la amistad. En total, unas sesenta parejas llenaron el lugar, y paladearon con entusiasmo un notable asado que Roberto Guerrieri fiscalizaba con constantes visitas a la cocina. Daba fe de la calidad de las carnes el embajador uruguayo en Argentina, Guillermo Pomi Barriola, hombre de buen paladar y gran manejo de la parrilla. También recibió muchos elogios la caipiroska preparada durante la recepción. En cuanto al resto de los invitados, por lo que pudo verse, Enrique Olivera no sólo se quedó con el cargo de Bruno Quintana en el Jockey Club, sino que también ocupó su lugar en la mesa principal de Castañón. Aunque los anfitriones excusaban a Quintana, ausente al parecer por cuestiones de agenda. El ex jefe de Gobierno porteño radical, por su parte, comentaba que desde hacía tiempo no recibía tantos llamados telefónicos como los que recibió desde que dio el gran batacazo electoral del año en la tradicional institución hípica después de una campaña de las más reñidas.

Economía y política. La presencia del economista ultraliberal Miguel Angel Broda en la noche del Bajo Flores habilitaba críticas a la economía nacional, y hubo incluso quien –no sin cierta audacia– le preguntó al hombre de la City a cuánto estaría el dólar a fin de año. El ex titular de la Rural Luciano Miguens prefería hablar de las fluctuaciones del precio de la soja y de la hacienda, aunque en su mesa hubo también interesantes discusiones de corte historiográfico junto al embajador Archibaldo Lanús, acerca de si Juan Domingo Perón había salida del país inmediatamente después de la Revolución Libertadora de 1955 o si lo había hecho varios días después en la famosa cañonera paraguaya. El correntino José Antonio Romero Feris –que elogiaba el carré de cerdo con puré de manzana– conversaba animadamente con Carlos Grosso y Eduardo Menem, mientras que el bodeguero Carlos López compartía mesa con Mario y Betty Guerrieri. Estaban también Carlos María Pinasco, Fabián Falco y Martín Cabrales, otro de los que se animó a ganar la pista a la hora del baile junto a su mujer. El constructor Arturo Karagozlu, por su parte, expresaba su sorpresa por la admiración que despierta el bailarín argentino Julio Bocca en Uruguay, radicado desde hace algunos años en la otra orilla: el empresario conoce el tema de primera mano porque su bella esposa es la decoradora del departamento al que Bocca piensa mudarse antes de Navidad en Montevideo, y por lo que comentó, el hombre no deja detalle librado al azar.

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Las dos orillas. Otro que hablaba de Uruguay era, como corresponde, el propio Pomi. El embajador oriental en Argentina comentaba con su gracia característica el mal momento que vivió durante la última visita de Cristina Fernández de Kirchner a su país, para inaugurar junto a José “Pepe” Mujica el tren que une Concordia con Salto. Según contaba el diplomático, aquella inofensiva cuestión de agenda bilateral le produjo un doble dolor de cabeza. En primer término, porque por una entrevista imprevista que ofreció allí a un medio local se demoró más de la cuenta e hizo esperar de más a la comitiva argentina, que quería encarar el regreso por aire a Buenos Aires y tenía que esperarlo porque era uno de los pasajeros. Por lo que se supo, ese retraso enojó a Cristina. Además, ese mismo día el hombre había planificado una cena informal de las que suele organizar en su residencia de Palermo, y por estas demoras llegó a su hogar después que muchos de sus invitados. Los agasajados, entre los que se encontraba el ex ministro menemista José Luis Manzano, tuvieron de todos modos su pequeña revancha: permanecieron en la casona de la avenida Figueroa Alcorta compartiendo anécdotas hasta las 5.30 de la madrugada, y al dueño de casa la recuperación de semajante faena le llevó varios días.

Cena y recaudación. Los hombres le dieron uso al smoking y las mujeres a sus mejores vestidos largos. La Mansión del Four Seasons se vistió de gala para la cena anual a beneficio del Hospital de Clínicas. Como es habitual, la familia Sielecki no desentonó con la elegancia. Tampoco como principales donantes. Lily ofició de anfitriona y armó mesa junto a su hermana y una también elegante Karina Rabolini, que descolló con un vestido casi del mismo color de los langostinos que Bruno Quintana saboreaba con frugalidad. El embajador de Uruguay, Guillermo Pomi Barriola, con su joven y bella mujer y su par francés, Jean-Pierre Asvazadourian, compartían animado diálogo mientras el aroma de un exquisito lomo bien acompañado perfumaba el ambiente. Las mujeres debatían en diferentes mesas si mejor candidato (no electoral, claro) era el soltero Miguel Sauze o Javier Goñi. Llegó de pronto el baile y también el desenfreno de muchos, pues a más de uno los temas de Barry White hicieron recordar las viejas épocas de Mau Mau. Ignacio Gutiérrez Zaldívar y Teresa González Fernández descollaron junto a Juan Pablo Maglier en la pista. Otro que no se quedó atrás a la hora de menear caderas fue Rafael Oliveira Cézar, a quien alguien le dijo que parecía una mezcla de Dorian Grey y Fred Astaire.

Afortunados en los sorteos, Jorge Aufiero –ganó una campana de plata que ojalá pronto le encuentre utilidad– y Mariel Llorens de Quintana –dos días en un conocido resort en Tigre–. Otros, con más suerte aún, irán a París, Amsterdam y también a la famosa clínica suiza La Prairie.

Encuentro anual. Con buen clima y abundante champán, la Academia de Sur festejó sus veinte años, con una cena en la notable residencia del embajador de los Países Bajos, Hein de Vries, y su mujer, Chantal. El lugar y los anfitriones habilitaban conversaciones sobre la crisis europea, aunque la política vernácula también tuvo su espacio. La presidenta de esta institución creada en 1991 para promover los estudios literarios y filosóficos, María Pimentel de Lanusse, evaluó que “en estos veinte años hemos atravesado cambios políticos y gobiernos de distintos signos que no siempre atendieron a la cultura en la medida de nuestras expectativas”. El que también hablaba de cuestiones domésticas era el periodista Luis Beldi, entusiasmado por las ventas de su libro sobre los negocios de la familia Schoklender. Entre los presentes se la vio también a la fundadora de la Academia, Blanca Alvarez de Toledo; Sarita Smit Estrada y esposo, Alejandro Corres; Enrique Larreta; el artista plástico Carlos Regazzoni; Matías Garfunkel, Lily Sielecki, Juan José Sebrelli, Cristiano Rattazzi y Facundo Manes.

Refreshing. Francisco de Narváez dio una charla sobre seguridad y justicia en el Colegio de Abogados de San Martín. En sala repleta, la concurrencia leguleya aplaudió entusiasmada a la joven y bonita diputada Natalia Gambaro, nacida y criada en esos tribunales. En el panel escucharon atentos el intendente Gustavo Posse y el diputado Walter Caruso, quienes recorren infatigables la primera sección electoral con De Narváez. Caruso, hombre fundamental en el armado del possismo, leyó una adhesión del vicepresidente Julio Cobos. Mención especial tuvo De Narváez respecto de la candidata a diputada Graciela Ocaña, que sorprendió con nuevo e impactante look, que incluye permanente y lentes de contacto, por supuesto, respetando su color de ojos original... y quirófano.

Fiesta armenia. El vigésimo aniversario de la independencia de Armenia convocó a una multitud en Palermo. Uno de los salones del Centro Armenia se llenó con figuras vigentes y vencidas de la política nacional. La presencia de León Arslanian obligó a algunos, entre empanadas y brochettes de pollo, a abordar temas como la inseguridad, el traspaso de la Policía y el caso Candela. El embajador armenio, Vladimir Karmirshalyan, recibía colegas, mientras los santafesinos Carlos Reutemann y Rubén Giustiniani compartían espacio, pero todavía no habían cruzado ni siquiera una mirada. Eugenio Zaffaroni hizo una visita de médico, igual que Leandro Despouy, que pasó a integrar el grupo de radicales –numeroso, por cierto– cercanos al PRO. Lejos, en cambio, de los alfiles que responden a Mauricio Macri, pero cerca de la mesa con sándwiches se vio a Eduardo Macaluse, que de todos modos saludó respetuosamente a Silvia Majdalani, y también a Oscar Moscariello y al subsecretario Pablo Garzonio. Tanto escepticismo despertó el rostro cansado de Daniel Chaín tras el retiro espiritual con el gabinete macrista, como también el rumor de que Claudio Avruj podría convertirse en secretario de Derechos Humanos porteño. Completaron la lista de invitados funcionarios de la Cancillería, como Eduardo Villalba (presidente de la Junta de Calificaciones) y Norma Nascimbeni (subsecretaria de Política Exterior) y otros abonados a los guateques, como Aníbal Ibarra, María José Lubertino, Jorge Garayalde y Guillermo Yanco.

La mesa está vacía. La rotunda performance del kirchnerismo en las elecciones internas de agosto tuvo un fuerte impacto también en las tertulias opositoras. La primera en sucumbir fue la tradicional mesa que el Peronismo Federal organizó durante años en el restaurante Lola de Recoleta. Según se supo, el triunfo del oficialismo produjo un éxodo notable de comensales y ha hecho casi imposible conseguir invitados interesantes como expositores, por lo que algunos de sus históricos fundadores como Mariano Caucino o el anfitrión Walter Juan preferieron dar por cerrado un ciclo. Este abrupto final podría traer una disputa por los derechos de autor, ya que un reducido grupo de sobrevivientes quieren seguir utilizando el rótulo “La mesa de Lola” cuando consigan un nuevo espacio para realizar sus encuentros.

Economía de guerra. No faltó el pícaro que mató dos pájaros de un tiro y apareció con un ramo de flores en la mano. Es que en el día de la primavera, también cumplió 51 años la legisladora Silvina Pedreira y pese al espíritu ahorrativo de algunos, pudo hacerse un buen stock de carteras, relojes y perfumes. Con pizzas, sándwiches y tortas, desfiló por el tercer piso de la Legislatura un variopinto grupo de diputados y dirigentes de todos los pelajes, entre los que se pudo ver, por ejemplo, a Bruno Screnci, Raquel Herrero, Juan Cabandié, Adriana Montes, Mateo Romeo y Juan Manuel Olmos.

El agosto que no fue. “Se vinieron con La Cámpora a copar la carrera, con Máximo, Wado, Recalde y el Cuervo en persona y se comieron flor de p...”. El texto corresponde a un tweet de Luis Tonelli, y fue escrito el domingo a las 7.43 AM, al conseguir su reelección en la dirección de la carrera de Ciencia Política de la UBA, luego de una larga noche de escrutinio. A los pocos minutos fue borrado. Tanto desborde y emoción contenida obedece al gran despliegue y presión de las fuerzas K en la UBA, que en estas elecciones procuraron sin éxito repetir la performance de la Presidenta. El interés por imponerse en Ciencia Política fue particular y varios graduados y docentes alineados con el Gobierno esperaban desbancar al profesor Tonelli. Al tiempo del pase de facturas, los máximos referentes de la Cámpora no lo dudaron. Se percataron de que en 2009, Tonelli contaba con el apoyo de Juan Manuel Abal Medina, quien además de funcionario es uno de los principales docentes de la carrera. A esas horas de la madrugada, los camporistas seguían sacando cuentas, tal vez preguntándose adónde fueron a parar los votos del actual secretario de Comunicación de la Presidencia.

Al “Rojo” vivo. Aunque parezca lo contrario, no todo en el PRO pasa por las próximas elecciones en Boca. De hecho, algunos no son hinchas del club de la ribera ni responden al “Tano” Angelici ni les incumbe cuál será el candidato que suceda a Amor Ameal. Néstor Grindetti, Avelino Tamargo y Claudio Avruj, en cambio, sí se han mostrado interesados en la política dirigencial deportiva. De hecho, los tres, como fervientes hinchas de Independiente, buscan por estos días acomodarse en alguna de las listas que intentarán destronar a Julio Comparada en diciembre.

Generosidad judicial. Tras probarse varios pares de zapatos, el custodio escogió el que mejor lucía. Su jefe pagó sin chistar y por eso al salir del local de Patio Bullrich su generosidad tuvo premio. Norberto Oyarbide recibió efusivo abrazo y posterior beso de un muy agradecido colaborador.